Han JiSung es un joven adulto que ha vivido veintidós años de su vida privado por completo de uno de sus sentidos: La vista. El nació siendo ciego, por lo que cree que no es feliz, debido a las contantes burlas a su alrededor e incluso por algunos c...
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Después de un rato corriendo nos detuvimos en una calle completamente vacía, o eso era lo que parecía, pues estaba totalmente silencioso y por alguna razón me hacia sentir unos nervios horribles.
— Está demasiado silencio, ¿No? —Dijo JeongIn en voz baja—. Pero hay luces encendidas, eso significa que hay gente dentro, ¿No?
— Tal vez si haya gente, ¿Pero por qué no se han ido? —Dijo MinHo confundido—. Amenos que no sepan del virus, pero eso seria muy ilógico... ¿Verdad?
Por un momento sentí que de tanto estrés que estaba recibiendo pronto me desmayaría, y sólo llevábamos casi un día en esto, ¿Qué sucedería para dentro de una semana? Sólo esperaba que esto no durara mucho y que los científicos pudieran encontrar una cura a esto. Quería regresar a mi vida normal, con mi familia sana y mis amigos conmigo.
Pero Minho seguiría siendo el mismo hijo de puta de antes conmigo.
MinHo seguía tomando mi mano con la misma fuerza desde que salimos del caos en la entrada de Gimpo y a pesar de que me traté de soltar dos veces él no me dejó ir por mi propia cuenta. Sabia que trataba de protegerme, pero me sentía sofocado y quería un poco de espacio.
— ¿Y a dónde iremos? —Preguntó JeongIn.
— A la casa de un buen amigo, sólo espero que siga ahí...
— Seguimos caminando por un largo rato más hasta que MinHo se detuvo—. Ahí es, ¡Sigue la luz prendida!
MinHo comenzó a correr y por lo tanto yo también lo hice. Comenzaba a odiar el hecho de correr. Si seguía asi preferiría cortarme las piernas para ya no hacerlo.
— ¡Felix! —Gritó MinHo después de tocar la puerta infinidades de veces. Después de unos minutos esperando la puerta se abrió y un fuerte olor a cigarro impactó en mi nariz, por lo que me alejé un poco para dejar de respirar ese horrible humo.
— Mierda MinHo, pensé que estabas muerto. No me contestabas el maldito celular, ¿Para qué quieres uno si lo tienes en silencio? —MinHo me soltó de la mano, seguramente para abrazar a Felix o no lo sé. Pero incluso pareció que me aventó la mano, ¿Qué demonios le pasaba?
— No sabes la porquería que he pasado. Mi celular seguramente está muerto, no lo cargué y casi salí corriendo de mi estudio sin percatarme de que ya no tenia tanta bateria.
— ¿Y ellos quiénes son? —Comencé a jugar con mis manos nervioso, sabía que todos me estaba viendo y me incomodaba que lo hicieran, seguramente estaría preguntándome lo mismo que llevo escuchando toda mi vida "¿Eres ciego?, ¿No te molesta depender de alguien para ir a cualquier lado?"—. MinHo, ¿El está..?
Lo sabía.
— Si, soy ciego —Contesté neutro a pesar de que ya me había fastidiado por completo la paciencia aunque sólo había dicho dos palabras para preguntar sobre mi condición.
