Han JiSung es un joven adulto que ha vivido veintidós años de su vida privado por completo de uno de sus sentidos: La vista. El nació siendo ciego, por lo que cree que no es feliz, debido a las contantes burlas a su alrededor e incluso por algunos c...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Los latidos de mi corazón acelerado era lo único que podia escuchar en estos momentos junto con mis incontables inhalaciones tratando de calmarme. Estaba nervioso y me estaba arrepintiendo de ir con los militares, sin embargo, en cuanto me entregaron un arma y cuatro cargadores, sabía que ya no había vuelta atrás y ahora debía afrontar lo que yo mismo había pedido.
Christopher y JeongIn estaban delante de mí, preparándose y hablando con los militares de algo que no podía escuchar, pues parecía que mis oídos no estaban funcionando ahora. Lo único que se oía dentro de ellos era un extraño pitido, que poco a poco me estaba desesperando y que me estaba orillando a arrancarme las malditas orejas.
— ¡Lee MinHo, hazme caso! —Un grito cerca de mi oído me hizo reaccionar, volteando rápidamente hacia la voz de Christopher. Su cara estaba a unos centímetros de mi, mirándome confundido por lo perdido que me encontraba—. Es la tercera vez que te hablo, ¿Qué te pasa? Te noto extraño.
JeongIn volteó hacia mí en cuanto Chris dejó de hablar, viéndome de la misma forma y por ende, intentando saber qué me sucedía.
— Yo... estaba pensando, solamente —Dije lo primero que se me ocurrió—. Discúlpame por no haberte hecho caso cuando me hablaste, pero mi cabeza es un lío ahora mismo.
— ¿Peleaste con JiSung? —Preguntó JeongIn ladeando su cabeza curioso.
Nuestros labios fueron los únicos que se pelearon hace unas horas.
— No, para nada. solo es que... me siento un poco nervioso de ir. Sé que venimos de lugares llenos de infectados, pero no creo acostumbrarme a ver a tantos de ellos frente a mi jamás y eso me pone así, aún les tengo miedo.
— No te preocupes, los militares estarán cuidándonos y entre nosotros también podemos hacerlo. Además, no creo que sea tan difícil, los militares llevan armas grandes y con mucha capacidad de balas. Si nos encontramos en peligro ellos nos salvarán —Chris sonrió guardando su pistola en el bolsillo trasero de su pantalón, para después mirar por encima de la cabeza de JeongIn—. Creo que ya nos están llamando, vámonos.
El grupo conformado por veinte personas comenzó a caminar hacia los militares, por lo que los seguimos para no quedarnos atrás. Y pensé que nos llevarían caminando, pero cuando me puse de puntillas para ver mejor, me di cuenta de que tres autobuses ya nos estaban esperando a unos cuantos metros. Rápidamente comenzaron a meternos en ellos, creando tres filas donde fueron anotando los nombres de las personas y separándonos para poder acomodarnos con facilidad.
— Creo que no nos tocará en el mismo autobús —Dijo JeongIn con una mueca. Y tenía razón, cuando llegó nuestro turno, a cada uno lo mandaron a un autobus diferente.
Cuando pidieron mi nombre y lo anotaron en su bitácora, un militar, literalmente me empujó hacia dentro, haciéndome buscar un lugar donde sentarme y no estorbar en la entrada. Si nos estuviéramos en esta situación, posiblemente ya le estaría gritando lo idiota que era por tratarme asi, pero sabía que mi vida estaba en juego y prácticamente ellos eran los que mandaban aquí.
