02 | la trastienda

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II. THE BACK ROOM

Pasaron un par de días hasta que, el sábado, quedaron con los Weasley para ir a comprar al Callejón Diagon

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Pasaron un par de días hasta que, el sábado, quedaron con los Weasley para ir a comprar al Callejón Diagon. A Allison, Harry, Hermione y Eliza solo pudo acompañarles Sirius, pues Maddy tenía que trabajar y Remus se quedaría cuidando de Jake.

El Ministerio les suministró un coche que pasó a buscarles para llevarlos hasta Londres.

—Esto de tener privilegios por ser la hermana del Elegido no está del todo mal —comentó Allison, estirándose cómodamente en el asiento trasero. 

Sin duda, el coche tenía algún encantamiento para que fuera más grande de lo que parecía por fuera, porque los cuatro cabían sin problemas atrás. Sirius se había sentado en el espaciado asiento del copiloto, y a ninguno se les pasó desapercibidas las miradas de recelo que el conductor le lanzaba.

Era de esperar que, después de catorce años pensando que Sirius Black era un asesino, a la gente todavía le quedaran dudas, a pesar de haber quedado absuelto en el juicio. Pero él no pareció molestarse, ni se quedó corto en acomodarse bien.

—Harry necesita la máxima protección posible —dijo Sirius, asomándose—. Y si viene con algo de lujo, pues mejor —añadió con una sonrisa de picardía. 

Allison y Eliza soltaron unas carcajada, pero Hermione hizo un gesto de inconformidad. 

El viaje pasó muy rápido porque los coches estaban equipados con magia, o sino no habrían llegado en horas desde Escocia.

—Ya hemos llegado —anunció el chofer, deteniendo el coche frente al Caldero Chorreante—. Me han ordenado que los espere aquí. ¿Tienen idea de cuánto tardarán?

—Un par de horas, digo yo —contestó Sirius, encogiéndose de hombros—. Gracias por el viaje, compañero —agradeció, dándole unas palmadas en el brazo. 

El chófer frunció los labios, pero no comentó nada. Se entendía que no le había agradado que le tocara.

—¡Anda, Hagrid y los Weasley ya están ahí! Estupendo, vámonos ya —apremió Sirius, abriendo la puerta del vehículo. 

Como bien había dicho, Hagrid les esperaba en la puerta de la taberna junto a los señores Weasley, Ron y Ginny. Hagrid les dio un gran abrazo y le agradeció a Sirius el haber dejado que Buckbeak se quedara con él en Hogwarts, bajo el pseudónimo de Witherwings. Allison no comprendía el revuelo que se había montado en tercer curso si, para salvar al hipogrifo, solo hacía falta cambiarle el nombre.

La visión del Callejón Diagon había variado mucho desde los años anteriores. Con escaparates cubiertos de los folletos sobre la seguridad del Ministerio de Magia, carteles con fotografías de mortífagos —entre ellos Bellatrix Lestrange—, tiendas abandonas y con las puertas y ventanas tapiadas... Por las calles se encontraban con vendedores ambulantes de artículos de protección. El señor Weasley deseó estar de servicio, porque estaba seguro de que podría haber incautado la mayoría de esos sospechosos productos.

[4] ILLICIT AFFAIRS, wizarding worldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora