23 | el Bosque Prohibido

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XXIII. THE FORBIDDEN FOREST

Un castigo con Hagrid no era tan duro cuando lo comparabas con la maldición Cruciatus, o al menos eso trataba de recordarse Allison mientras acudían al encuentro con el guardabosques la noche del viernes

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Un castigo con Hagrid no era tan duro cuando lo comparabas con la maldición Cruciatus, o al menos eso trataba de recordarse Allison mientras acudían al encuentro con el guardabosques la noche del viernes.

Ginny caminaba con el ceño fruncido y los brazos cruzados, en un silencio sepulcral. Neville irradiaba seguridad porque sabía que, si lo habían castigado, era porque algo estaba haciendo bien. Desde luego, había progresado mucho desde el asustado chiquillo de once años que había sido, recorriendo el mismo camino para un castigo idéntico. Por su parte, Luna tarareaba en susurros una pegadiza canción, mientras observaba los cuadros de las paredes, que cuchicheaban entre ellos al verlos pasar.

Durante el mes que llevaban ahí, los cuatro se habían encargado de ganarse una reputación, y con el intento de robo de la espada de Gryffindor —acto que todavía corría de boca en boca— no habían hecho más que afirmarla. Dentro de la escuela, eran la base de la resistencia hacia Voldemort, y estaban tratando de resucitar el Ejército de Dumbledore. Por eso, los retratos más cotillas comentaban que se marchaban hacia el Bosque Prohibido como castigo por desafiar a Snape y sus medidas.

—Estoy orgulloso de vosotros, chicos —los felicitó Hagrid, cuando se reunieron con él en la puerta de su cabaña—. Sé que debería reprenderos por esto, pero necesitamos gente que plante cara.

Asintió varias veces, reafirmando sus palabras. Allison le dedicó una pequeña sonrisa. A ella seguía pareciéndole que había sido algo descabellado —ni siquiera habían tenido en cuenta qué iban a hacer con la espada si la conseguían—, pero al menos había servido para que la gente se animara algo. 

—Bueno, ¿y qué vamos a hacer en el castigo? —preguntó Neville.

—Oh, pensaba dejar que me acompañarais a cuidar de Grawp, últimamente se siente más solo. Pero anoche castigaron a otro alumno y, como también me lo han mandado, vamos a cambiar de planes.

—¿A quién han castigado? —quiso saber Allison.

Su pregunta se vio respondida por la propia persona, que acababa de aparecer a unos metros de distancia, bajando por la rampa de los terrenos. Le costó un poco ver de quién se trataba en medio de la oscuridad, pero rápidamente cayó en la cuenta de que era Cameron Nott quien se dirigía hacia ellos.

—Hola —saludó, sin mirarles.

Allison frunció el ceño, preguntándose qué podría haber hecho él para que lo castigaran. Era de los alumnos favoritos de Snape y los Carrow, y estaba claro que se había posicionado en el bando de los mortífagos.

Los demás debían estar pensando en lo mismo, por las caras de sorpresa que se les habían quedado. Pero ninguno hizo un solo comentario al respecto.

—Bien, ahora que estamos todos, os cuento el plan —dijo Hagrid—. Vamos a dividirnos en dos grupos: yo iré con Ginny y Luna, mientras que Neville, Allison y Cameron saldrán con Fang. ¿Alguien aquí no ve a los thestrals?

[4] ILLICIT AFFAIRS, wizarding worldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora