Ya casi, solo un poco más se dijo, solo un poquito más. Y apuro el paso, jadeando llego hasta el inicio y corrió un poco más para luego dejarse caer en el trigo respirando con agitación, estuvo ahí hasta que más o menos pudo respirar y luego se sentó. Comenzó a sacar algunos manojos de trigo, tendría que ponerlos a secar hasta que pudiera hacerlos polvo. Luego, se ocultó bajo un árbol y se tapo con las cobijas que había llevado, Puso su alarma y se dispuso a dormir.
La alarma sonó y rápidamente la apago, se sentó un poco desorientado, mirando el trigal frente suyo y el día comenzar a clarear, se levanto y fue a revisar que hubiera rocío, sonrió y miro de un lado a otro, no había nadie.
Con un poco de pena comenzó a desnudarse y una vez que estuvo totalmente desnudo, se dejo caer en el piso, cubriendo sus genitales para que no se fuera a lastimar y rodo tan lejos como el pudor le dejo, y luego rodo de regreso, sintiendo la humedad del rocío cubrir su cuerpo. En cuanto sintió su ropa se detuvo y sin levantarse comenzó a vestirse. Luego corrió hasta sus cosas y con paciencia comenzó a llenar la diminuta botella con todo el rocío que pudo, ignorando su teléfono.
Durante el trayecto de regreso a casa volvió a escuchar su teléfono, esta vez lo contesto – ¡¿Dónde estas?! ¡Y no digas que con la abuela porque te he venido a buscar!
Maldijo mentalmente y se mordió el labio – Quería dar un paseo...
Su madre bufó – Felix, tienes diecisiete años, no puedes seguir así, si te permití estudiar en casa de nuevo fue porque lo pasabas mal, no para que siguieras comportándote como un niño
– ¡Mamá, solo salí a dar un paseo!
Su mamá gruño – Bueno, si no lo entiendes a mi manera será a la tuya – le dijo con furia – ¿Dónde estabas? ¡Y no mientas porque cualquier hechizo que hagas se te revertirá si mientes!
Felix se detuvo, recordando todos los que había hecho jurando honestidad, verdad, sinceridad... cerro los ojos y suspiro derrotado – En un campo de trigo
– ¡¿En un campo de trigo?! ¡El más cerca está a...! – su mama guardó un pequeño silencio y luego la escucho chasquear la lengua – hablaremos en casa de esto, ten cuidado
Gruño, acomodando mejor las cosas entre sus brazos y continuo su camino. Ya comenzaba a temer llegar a casa.
Cuando llego su madre ya estaba ahí, la podía escuchar. Un sonido de vidrio rompiéndose lo alerto, dejo caer sus mantas y almohadas y corrió hasta su cuarto. El corazón se le detuvo, abrió la boca, pero el grito no salió. Todas sus cosas, todos sus tesoros y amuletos más preciados estaban siendo destrozados frente a sus ojos. Su frasco lleno de jazmines estaba desparramado y roto en el centro de su cuarto y su madre no se detenía de lanzar y rebuscar. Sujeto la concha y con horror Felix vio como la dejaba caer se lanzo y puso su mano para evitar que la mujer la destrozara de un pisotón. Le dolió aun cuando ella había intentado frenar el impacto.
La tomo con dolor y se levanto para salir corriendo, No quiso escuchar los gritos, no se detuvo hasta que llego a casa de su abuela. La mujer le recibió con los brazos abiertos luego de que el comenzara a gritar por ella desde metros antes de llegar a la verja. Le mostro su mano y con llanto le conto todo lo que su madre había hecho.
La mujer le consoló y ambos ignoraron los golpes y gritos de su madre – Ten cariño, ponlo antes de que se siga hinchando, te llevare al médico más tarde
Y luego salió a enfrentar a su furiosa hija. Felix intento ignorar los gritos que esas dos se dedicaban, pero no podía.
Publicada: 07/02/2021 06:12
ESTÁS LEYENDO
Hojas de menta || Chanlix
RomanceFelix es un chico alegre y fantasioso, su abuela siempre le narra historias de magia, además de ser una mujer bastante supersticiosa y un poco excéntrica. Es con esas historias y hechizos que Felix decide hacer un hechizo de cómo desea que sea su fu...