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Los dos días siguientes pasaron sin incidentes, por lo que ambos hombres estuvieron agradecidos, y la mañana del viernes amaneció brillante y soleada. Kyungsoo estaba lamentando su decisión de salir con Sunny esa noche a bailar, y ella lo sacó de su mente cuando lo llamó alegremente. —Te veo esta noche a las siete, Kyungsoo —dijo antes de salir por la puerta delantera. Suspiró y continuó limpiando el pollo en la cocina antes de pasar a la mesa del comedor.

Los hombres ya se habían ido, y tenía todo el día libre delante de él hasta las siete. Todavía tenía que limpiar arriba. En realidad, ni siquiera había subido todavía al piso de arriba. Así que, sintiéndose culpable y curioso a la vez, fue subiendo vacilantemente. La barandilla era blanca y se dirigía en línea recta hasta el primer piso. Era una barandilla perfecta para deslizarse hacia abajo, y casi podía imaginar a Jongin y a Sunny discutiendo sobre quién lo haría en primer lugar. Sus labios se curvaron en una sonrisa cuando imaginó a Jongin con su pelo rubio y ojos cafés lanzándose por la barandilla de madera, dejando escapar un grito de guerra a su paso. Y, por supuesto, a Sunny, discutiendo sobre el hecho de que ella también podía hacerlo, mientras lo seguía por la barandilla. Imaginar su insistencia en ser tratada como una igual, le hizo reír.

En el transcurso de los últimos días, había visto cómo Jongin trataba a Sunny como si fuera de cristal y se fuera a romper en cualquier momento. La frustración de la chica no tenía fin, e incluso se sentó con Kyungsoo una noche que no podía dormir y le contó que no quería dejar el rancho, pero Jongin la había obligado a ir a la universidad. Se preguntaba si Jongin siquiera sabía cuánto quería estar Sunny aquí, en el rancho con él, en vez de estar preocupada por tener que alejarse. Kyungsoo se detuvo a lo largo de las escaleras para estudiar los cuadros que colgaban de las paredes. Había una foto de un hombre de buen aspecto y una mujer vestida de novia. Debían ser los padres de Jongin y Sunny. No tenía el valor de preguntarlos dónde estaban. Estudió la imagen, y vio que Jongin tenía las características de su padre y Sunny las de su madre, salvo que apostaba con toda certeza que la chica había sacado la terquedad de su padre, porque el mentón era el mismo, fuerte y robusto.

Las siguientes fotografías que había a lo largo del pasillo eran fotos de Jongin y Sunny en distintas etapas de sus vidas. Una mostraba a Jongin en la escuela secundaria con una gran sonrisa, sosteniendo un balón de fútbol. Había otra que era del baile del instituto. En ella, había una chica con brillantes rizos rojos apoyada a su lado, con una amplia sonrisa que marcaba sus rasgos. Se veía muy guapo con el esmoquin, alto y apuesto. Pero Kyungsoo observó a la chica de la foto y suspiró con resignación. El hombre nunca estaría interesado en alguien como él, con problemas mentales, y sin poder hacer nada físicamente. Así que continuó subiendo las escaleras hasta llegar al rellano del segundo piso. Sólo había cuatro dormitorios en la planta alta, junto con un cuarto de baño. El primero debía ser el cuarto de invitados, estaba intacto, por lo que continuó hacia la habitación de al lado.

Esa habitación era sin lugar a dudas la de Sunny. Había banderines de Harvard en las paredes, una gran cama con dosel en el centro de la habitación contra la pared, un juego de dormitorio blanco, un tocador lleno de maquillaje y perfumes, y un asiento en la ventana que era perfecto para ver el rancho, mientras se leía un libro. Las paredes eran de un color morado claro con un borde de margaritas amarillas en la parte superior de la pared. Hizo una breve pausa y sonrió. A pesar de que trataba duramente de ser considerada como otro vaquero, en realidad en su corazón era una mujer femenina. No parecía que el espacio necesitara ser limpiado y Kyungsoo se retiró de la habitación, cerrando la puerta detrás de él.

Tragó con dificultad, sus ojos fijos en la puerta blanca en el extremo del pasillo, mientras caminaba lentamente hacia ella. Vaciló una fracción de segundo mientras descansaba su mano en el picaporte dorado antes de girarlo y abrir cuidadosamente la puerta. La habitación apestaba en su interior a masculinidad, no había otra palabra para describirlo. Una enorme cama kingsize de madera de roble se apoyaba en el centro de una pared, un aparador de roble dominaba el otro, y había una mecedora en la sala. Wow, a esta familia realmente le gustaban las mecedoras. Las paredes eran de un color café claro y la alfombra era gris ahumado. Daba la impresión de que Jongin había decorado la habitación él mismo. Pero lo que más le llamó la atención, era que la cama estaba deshecha, la ropa cubría el suelo, y al echar un vistazo al cuarto de baño, tembló.

Tocame SuavementeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora