Una vez que sus nervios se hubieron calmado, y sus manos dejado de temblar, fue capaz de bloquear con éxito sus recuerdos. Entonces salió del armario y se sentó en el borde de la cama, el libro abierto junto a él. Era casi la hora de levantarse para preparar el desayuno, así que no molestó en acostarse y dormir. En su lugar, se dirigió a su bolsa de lona y la revolvió hasta encontrar sus cigarrillos y el encendedor. No fumaba mucho, pero ahora sintió el impulso. Con cuidado, abrió la puerta de su habitación y escuchó para ver si alguien estaba despierto, pero no había ruido. De puntillas y descalzo se fue por el pasillo hacia la puerta principal. Se mordió el labio inferior, haciendo una mueca cuando al desbloquear la puerta se oyó un clic que resonó en el silencio ensordecedor. Lo más silenciosamente que pudo, abrió la puerta apenas lo suficiente como para deslizarse a través de ella, sujetándola antes de que pudiera golpear contra el marco.
Se sentó tranquilamente en la mecedora del porche, comenzó a mecerse suavemente con ayuda de un pie y encendió el cigarrillo, inhalando profundamente. Casi dio un suspiro de placer al sentir el humo invadir sus pulmones, la primera picadura era agradable después de estar sin fumar tanto tiempo. Podía oír a los grillos —algunos todavía estaban despiertos a esas horas de la madrugada— y el sutil sonido que hacían en el suelo los cascos de Mantacor. El caballo lo intrigaba. Cada día desde que Jongin le había hablado del caballo, terminaba de limpiar los platos del desayuno y se iba con él, observándolo moverse por el recinto. Siempre le llevaba algo, una zanahoria, una manzana, o daditos de azúcar, y el animal había comenzado a darse cuenta de eso. Cada día confiaba en él un poco más, y justo esa mañana, Mantacor había corrido hacia la cerca cuando lo vio acercarse.
Una vez que el caballo se comía lo que le traía, se alejaba, pero Kyungsoo se quedaba allí y lo observaba. Creía que con el tiempo el caballo se acercaría a él como el primer día, y dejaría que le acariciara el hocico y el cuello. Se sentía un poco culpable por no habérselo dicho a Jongin, pero si se lo decía, este podría enojarse por desobedecer sus palabras de aquella noche. No quería que el hombre se preocupara por él. No era como si fuera a montar con el caballo por el prado, sólo le gustaba verlo. Eso le consolaba, era como leer un poema u oír una canción hermosa viendo el movimiento del fuerte y elegante cuello, los avances de sus largas patas, la cola elevándose en el aire cuando el caballo hacía cabriolas, o su melena danzando cuando elegía correr. La belleza del caballo desafiaba la fealdad de su cicatriz.
Un ruido a su izquierda lo hizo levantar la cabeza, y vio a Jongin en la puerta, la mosquitera desprendía sombras sobre él. —¿No podías dormir? —preguntó el hombre con voz ronca.
Kyungsoo negó tímidamente y le mostró el cigarrillo. Jongin abrió la puerta mosquitera y salió al porche, moviéndose para colocarse al lado de Kyungsoo en toda su altura. —Eso es malo para ti, lo sabes.
—Lo sé. Y no fumo muy a menudo. Sólo... —Se interrumpió y miró hacia otro lado.
—Solía fumar, pero lo dejé hace unos tres años. Un amigo cercano de la familia terminó con cáncer de pulmón por fumar durante veinte años. Vimos como se marchitaba poco a poco hasta que murió. Fue una cosa terrible de ver y me hizo darme cuenta que quería estar cerca de mi familia y amigos. No quiero hacerles eso a ellos —dijo Jongin significativamente, mirando hacia la negra oscuridad que rodeaba la casa.
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Tocame Suavemente
FanfictionSinopsis Siempre escondiendo su pasado atormentado y su cuerpo lleno de cicatrices, a Do Kyungsoo le resulta difícil mantener un trabajo. Hasta que finalmente la suerte llama a su puerta en forma de un trabajo como cocinero en un rancho en Jeju, d...