𝙈𝙞𝙧𝙖𝙙𝙖𝙨 𝘾𝙤𝙣𝙚𝙘𝙩𝙖𝙙𝙖𝙨 [𝘾𝙖𝙧𝙡 𝙂𝙧𝙞𝙢𝙚𝙨]

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Capítulo 2
Barras de manzana.

Al terminar las preguntas, nos juntamos de nuevo con los demás.

—¿Eso fue todo?.—Pregunta Harry viéndolos salir entre los arbustos.

—Si, ahora son parte de nuestro grupo.—Menciona Glenn sonriendo. El ya me cae bien, su actitud me gusta mucho.

—Pensé que eran más cosas.—Maya ríe un poco mientras se levanta del suelo.

—Bueno, ahora recojan sus cosas para irnos, debemos reunirnos con los demás.—Dice Rick.

—¿Que tan lejos están el resto de su grupo.?—Pregunté al acercarme a ellos .

—No es tanto la verdad, están como a dos horas de camino en carretera.—Glenn toca mi hombro.

—Llegaremos antes que se oculte el sol si nos vamos ahora.—Daryl menciona yéndose.

Guardo mis cosas en mi mochila para no perderlas, y me cuelgo mi arco a la espalda.

—Y que esperamos, hay que irnos.—Comentó Alex emocionado.

Salimos del bosque y empezamos a caminar al medio de la carretera.

En menos de unos minutos ya me estaba muriendo de calor con la ropa que tengo, así que bajo mis cosas y me amarro mi cabello, también hago un nudo a mi camisa.

No me gusta tanto mostrar piel, porque no quiero quemarme tanto, pero el calor gana por mucho.

El orden que vamos es así: Rick y Daryl adelante, Glenn con Carl y Alex, Maya, Harry atrás de ellos, al final después estoy yo, sola.

Veo que el mini sheriff se acerca a los chicos, hablando con ellos y poco después Maya me hace una seña de que vaya.

—¿Qué pasa?.—Le digo, estando a unos pasos a lado de ella.

—Socializa más mujer, sino vas a morir sola.—Ella ríe mientras coloca su brazo al rededor de mi cuello.

—Siempre te alejas de nosotros, sabes que no nos gusta que hagas eso.—Harry reprocha.

Así me acostumbro mi mamá, ella siempre me ponía delante de ella para que me viera cada segundo. Lo mismo hago con ellos.

Unas de las pocas cosas que hago de ella.

—Está bien, procuraré ya no hacerlo tan seguido.—Murmuré pasando un mechón de cabello por mi oreja.

—¿Eres Amelia no?.—Carl preguntó mencionando mi nombre. Asentí varias veces.

—Si, la misma.—Le respondo.

—Mi nombre es...—Lo interrumpí.

—Carl, ya me habían dicho.