26, estamos solos

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Tras escuchar a Taeyong detrás de él, Jungwoo se giró lentamente para encontrarle de rodillas encima de la cama arrastrándose hacia donde él estaba. Taeyong llegó a la esquina de la cama y se paró en seco, sonriéndole con picardía. Jungwoo se cruzó de brazos.

— Estamos solos, Jungi.— Le levantó una ceja.

Jungwoo soltó un suspiro exasperado, apoyándose en la pared al lado de donde estaba en la cama.

— ¿Por qué siempre me buscas cuando estás borracho?

— Why'd you only call me when you're high...

Taeyong comenzó a cantar en voz baja mientras reía, intentando salir de la cama y estabilizarse para ir hacia Jungwoo, que se movió rápidamente aprovechando su destreza sobria antes de que el otro pudiera echarle las manos encima.

A esto le continuó una persecución por la habitación de un cazador y su presa. Jungwoo huía despavoridamente de sus garras y Taeyong quería apresarlo en sus brazos, corriendo detrás de él.

— ¡¿Qué crees que estás haciendo?!

Jungwoo, cogiendo aire que había perdido de tanto esquivar y correr alrededor de la cama, en un momento, paró para descansar al notar que Taeyong había perdido el interés en él.

Pero no parecía que era eso lo que detuvo al chico, que se quedo muy quieto de pie, con los brazos sobre su abdomen y la cara pálida.

Jungwoo se asustó al verle así, pensando que le había dado algo, se acercó unos pasos para preguntarle si se encontraba bien.

Sin embargo y para su mala suerte, no llegó a tiempo.

Taeyong vomitó por todo el suelo y sobre su propia ropa.

Al hacerlo, su cuerpo se dobló por la mitad, cayendo al suelo de rodillas. Terminó en unos segundos, asqueándose de su propia acción y volviendo a encontrar el color sonrojado en sus propias mejillas. Jungwoo no tardó demasiado en reaccionar y acudió a su lado con cuidado de no chafar la mancha en el suelo, agachándose a su lado y poniéndole una mano sobre la espalda.

— ¡Taeyong!

Al comprobar que el chico reaccionaba bien a su nombre y parecía encontrarse mucho mejor después de haber vomitado, corrió a la cocina a por papel y toallitas húmedas.

Después se arrodilló a la altura de Taeyong y le sujetó la cara en alto con una mano para ver dónde se había ensuciado y limpiarle con su mano libre. Le restregó la toallita húmeda por la nariz, la barbilla y los labios, dejándole como nuevo, fresco y limpio. Aunque quizá se pasó un poco con los labios, aplicando más fuerza porque quería no dejar nada de rastro de bilis, se los dejó hinchados y rojizos.

Le extrañó bastante que Taeyong se dejara hacer todo aquello sin decir nada, ya que la última vez que le había visto borracho estaba en un mood totalmente diferente al que se encontraba en ese momento, más arisco. Supuso que era dependiendo de su humor o su estado de ánimo.

Luego limpió el suelo con las toallas que quedaban en el paquete y tiró las suacias a la basura, dando la faena por hecha.

Al volver a la habitación, Taeyong ya estaba de pie como si nada hubiese pasado y se quería meter dentro de la cama.

Jungwoo, al ver su ropa todavía sucia, se interpuso en el medio como si su vida dependiera de ello, parando la bala. No pensaba dejarle ensuciar sus sábanas sin que se cambiase.

— Mira el desastre que has hecho. No pienso dejar que te metas dentro sin cambiarte de ropa.

Al ver que solo le miraba con ojos entrecerrados, sin entender mucho qué era lo que quería y por qué no le dejaba acostarse, Jungwoo se acercó para desabrocharle los botones de la camisa, echada a perder. Antes de que pudiera siquiera rozar su mano con el botón del cuello, Taeyong se lo impidió cogiéndole de la muñeca.

— Oye, si vas a desnudarme, empieza por quitarme los pantalones. Ahí está lo bueno.

— Para ya, estás borracho.

Jungwoo le desabrochó los botones con cuidado desde el del pecho hasta la parte inferior del abdomen ante la atenta mirada de Taeyong, que no le quitaba los ojos de encima. Después le tuvo que deslizar la camisa por los hombros y los brazos, hasta tirarla al suelo.

— Y ahora tú.— Le dijo con una sonrisa de medio lado.

Jungwoo le cogió del brazo, sorprendiéndole y le llevó a rastras hasta el baño continuo a la habitación. Por suerte para él, según pensó, Taeyong estaba tan borracho que ni se inmutó en que todo lo que había en los estantes estaba lleno de productos de cuidado para hombres.

Acto seguido y sin perder tiempo, Jungwoo encendió el grifo de la bañera y cerró el tapón para dejarla llenar. Después se giró de cara a la pared con los ojos cerrados y se cruzó de brazos para darle su intimidad.

— Puedes meterte.

— ¿Y los pantalones? Los sigo llevando puestos, Jungi. Haz el favor de quitármelos, yo no estoy en condiciones.

Jungwoo apretó los dientes, rehusándose a hacerlo, y suspiró profundamente abriendo los ojos.

Taeyong intentó ocultar una sonrisa cuando le vio darse la vuelta y se hizo el inválido, sentándose en la taza del váter sin moverse, con sus largas piernas estiradas, probándole. Jungwoo tuvo que mirar a otro lado porque algo en su interior se movió, pero quiso no caer en la tentación que le probaba el otro chico. Mordiéndose la lengua por la ridícula situación que estaba viviendo, que por algún motivo se le olvidaba al ver directamente a los ojos al otro, le desabrochó los vaqueros con mucho cuidado de no tocar nada indebido.

Taeyong parecía disfrutar su sufrimiento, sobretodo cuando estiró de la cintura de los pantalones para bajarlos, pero parecían pegados a su propia piel.

— Más cuidado, mi ropa interior cuesta 500 dolares.

— ¿Quien se gasta tanto dinero en algo que nadie va a ver?

— Tú lo estas viendo.

— El Taeyong sobrio es inaguantable, pero el borracho es aún peor.

De un tirón con toda su fuerza, Jungwoo se llevó los vaqueros en sus manos, que acabaron pasando por sus piernas y sus pies y terminaron tirados en el suelo. Con un gesto, le pidió que se metiera en la bañera.

Taeyong se tomó su tiempo para levantarse, desesperando a Jungwoo y, cuando lo hizo, se puso muy cerca de él con una actitud chulita.

— ¿Te gusta lo que ves, Jungi? Estás roja.

— No eres el único que tiene abdominales.

— Eso es verdad, pero no tan marcados como los míos. Mira lo perfectos que son.

— Métete ya en la bañera.

— Retrásalo más tiempo, pero tarde o temprano vamos a besarnos, Jungi.

Mientras Taeyong pasaba delante de él para por fin meterse dentro de la bañera llena de agua y Jungwoo cerraba el grifo, se quedó pensativo con lo que había dicho. Era cierto que iban a tener que besarse para una escena de la serie, que había averiguado ensayando con Jaehyun, pero eso no era lo que le preocupaba. Y eso mismo le preocupaba.

Se arrodilló al lado de Taeyong, que tenía los dos brazos apoyados en los extremos de la bañera, sintiéndose realmente cómodo. Jungwoo le indicó donde estaba el gel y el champú y se intentó poner de pie para marcharse, pero Taeyong se lo impidió, volviéndole a coger del ante brazo con más fuerza.

— ¿A dónde vas? Ven aquí.

No Longer 「Jungwoo • Taeyong • Jaehyun」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora