25, hacer cosas sucias

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Jaehyun, pensándoselo mejor después de haber escuchado el ruido de la puerta, se apartó de Jungwoo y le quitó la mano de los ojos. Este le miró confuso, preguntándose qué era lo que había pretendido hacer y quién estaba al otro lado de la puerta gritando y dando golpes si no esperaba visita.

Se excusó con Jaehyun para ir a ver de quién se trataba antes de abrir, que lo entendió perfectamente y se quedó esperando sentado en el sofá.

Jungwoo pegó una mirada atrás para verle agachar la cabeza, con la mirada perdida, y soltar un suspiro.

Después se asustó al girarse y por poco darse con la misma puerta, de la que se oían ruidos al otro lado.

Miró por el telefonillo antes de abrir, ya que lo más probable era que se tratara de algún vecino cabreado por a saber qué. Era imposible que algún fan loco saltase las medidas de seguridad de la casa y llegara hasta la misma puerta.

— ¡Abre!— Le ordenaron.

— Voy.

Jungwoo le hizo caso, temiéndose que llegaran a llamar a la policía por los altercados, poniéndose en una situación muy extrema. No quería que Jaehyun pensara que Jungi trataba mal a sus vecinos o hacía mucho ruido y que todo terminara en un malentendido que le dejase mal delante de él.

Antes de poner la mano en el pomo de la puerta, se puso la capucha de la sudadera y se la ajustó a la cabeza con los cordones del cuello, quedando con forma redonda que ocultaba su pelo corto, excepto su flequillo, y su cuello. De esta manera solo podrían ver el rostro desmaquillado y sin cuidar de una Jungi con facciones algo masculinas.

Abrió la puerta.

— ¡Jungi! ¡Tú!

Al otro lado de esta, un joven de aspecto masacrado, con la frente sudada, el cabello desordenado y los ojos entrecerrados que a penas se sostenía en pie.

Jungwoo se quedó de piedra al verle, demasiado en shock hasta para cerrarle la puerta en las narices o invitarle a entrar.

— ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cómo sabes dónde vivo?

— He venido hasta aquí para decirte que pares de verme a través de mi ventana. ¡No creas que no veo cómo me espías!

— ¡Fuera de mi casa, Taeyong!

Al escuchar el nombre del idol y los gestos ajetreados de Jungwoo, el instinto protector de Jaehyun le hizo ponerse de pie. Sin embargo, no dio ni dos pasos cuando se lo pensó dos veces y se quedó parado.

No estaba en la posición para cuidar de Jungwoo sin que él se lo hubiera pedido y parecía que ambos chicos se conocían al hablar tan informalmente el uno con el otro, por lo que decidió no actuar y solo escuchar cómo se desarrollaba su conversación.

— Dame tu kit para la resaca como la otra vez.

— Eso fue una vez. Y ni una más.

— Ah, jugar con mi mente para hacerme hacer cosas malas bien, pero después admitir la culpa no.

— ¿Qué?

— Es mejor que acabemos con esto de una vez y sigamos adelante con nuestras vidas, ¿vale? Venir aquí es lo último que haría, ¿cómo he caído tan bajo?

— Como no te larges...

Taeyong se coló entre la puerta y Jungwoo, que le cogió de donde pudo para llevarlo otra vez hacia el exterior, pero no pudo. Entonces se dio cuenta de que debajo de la camisa medio abierta no llevaba nada de ropa y se apartó, quitando sus manos de su torso.

Al parecer el contacto sobre su ropa la gustó tanto que le soltó una sonrisa pícara y se desabrochó la camisa al completo a medida que entraba en la casa.

Jungwoo corría detrás de él pero fue tarde cuando Taeyong y Jaehyun se encontraron en la misma habitación, en el comedor. Los dos se miraron con un rostro serio, como si entre ellos hubiera una energía negativa, una cuerda que los tensara a punto de romperse y Jungwoo no supo dónde meterse.

— ¿Quién es este? ¿Tu mayordomo? Que se pire, señor, ¡vamos a hacer cosas sucias!

Jaehyun apretó la mandíbula pero trató de actuar relajadamente aunque era obvio que su comentario le había molestado.

— ¿Mayordomo?

Taeyong resopló, sin darle más importancia, y se encogió de hombros para irse a otro lado explorando por la casa.

Jungwoo se quedó en medio de ambos, no supo hacia dónde tirar hasta que Jaehyun también fue detrás de Taeyong para controlar qué era lo que iba a hacer, así que se decidió por ir al final de los dos.

El chico ebrio entró en una de las habitación y sonrió de oreja a oreja cuando dio con la cama como si le hubiese tocado la lotería. Se quitó la camisa para tirarla al suelo y, sin encender siquiera la luz, se tiró sobre la cama.

— ¡Oye! ¡Será idiota!

Al escuchar la voz del chico cerca de la habitación donde estaba, Taeyong cerró los ojos haciéndose el dormido.

Jungwoo entró de un portazo y, al encontrarse la situación, se llevó una mano a la cabeza tratando de no volverse loco.

— ¡Despierta!

Jaehyun miraba el panorama desde el marco de la puerta de brazos cruzados, dispuesto a lanzarse a la acción si las cosas se torcían.

— ¡Despierta o te mato Lee Taeyong!

Jungwoo se acercó a él y le tiró del brazo para que se levantara, pero, utilizara la fuerza que utilizara, Taeyong era más pesado que él y tenía más fuerza para resistirse.

Jaehyun, desde la puerta, se ofreció él mismo a llevárselo a su casa, pero solo si Jungwoo accedía.

Jungwoo, al escuchar su petición, abrió los labios para dar su respuesta inmediata. No quería verlo más en su propia casa, ya bastante tenía con soportarlo en su trabajo.

Pero de pronto, escuchó a Taeyong moverse un poco debajo de sus manos, que seguían sujetando su brazo con menos fuerza que anteriormente, y le vio de una forma diferente. Aun con esas pintas, era increíblemente guapo, y eso era algo que no se podía negar. Su belleza iba más allá que la borrachera humana y el sudor extrañamente resaltaba su lisa piel y sus mejillas coloradas.

Soltó su brazo, mirando cómo su torso desnudo subía y bajaba irregularmente, de una forma demasiado irregular su corazón palpitaba por el alcohol.

Jungwoo siempre había tenido el corazón blandito por los hombres en un estado de ebriedad en los que se sentía obligado a atenderles de forma cuidadosa, por mucho que le costara admitir. Ya le había pasado antes con Taeyong cuando irrumpió en un estudio de su empresa y también ahora.

— No importa, déjalo aquí, mi hermana no volverá hasta el lunes.

— ¿Y tú? ¿Estarás bien con él aquí?

— Sí. Puedo manejarlo.

Jaehyun, incapaz de despedirse de una forma adecuada, dio media vuelta para volver al comedor y coger su abrigo y marcharse. Pero, al hacerlo, vio el móvil de Jungwoo encima de la mesa y se interrumpió a sí mismo, dándole vueltas a la cabeza. Sabía que tenía el móvil de Jungi, que a la vez era el suyo propio, pero seguía habiendo algo que no le encajaba de todo en su historia.

— Si no se va mañana temprano, llámame.— Le dijo desde allí en voz alta, para que pudiera escucharle.

Y, antes de que Jungwoo pudiera contestarle, dándole las gracias, escuchó la puerta principal cerrarse. Entonces cerró la boca y frunció el ceño, pensando que Jaehyun todavía se había quedado con algo sin decirle, cuando le había cerrado los ojos con su mano. Y que no se lo iba a contar porque se había ido sin más.

— ¿Has tenido la audacia de decir que puedes manejarme?— Dijo una voz ronca detrás de él, alzándose más y más como una sombra.

No Longer 「Jungwoo • Taeyong • Jaehyun」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora