32, la cita falsa

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Si unos meses atrás le hubiesen dicho a Jungwoo que tenía que vestirse de mujer para ir a una cita con el chico al que había odiado durante tanto tiempo, se hubiese reído.

Pero nada se estaba riendo cuando se miró al espejo antes de salir de su casa, viéndose ridículo en el vestido ajustado que apenas le abrochaba de la espalda, que Haechan le había comprado en la sección de mujeres de una tienda cara de unos grandes almacenes.

Volvió a cambiarse, poniéndose una sudadera gris con unos pantalones y una bufanda, ya que hacía frío fuera. No le importaba que Taeyong le viera tan informal, al fin y al cabo era una cita falsa, y no iba a ponerse el vestido por nada del mundo.

Pasó a recogerle en su coche deportivo rojo, para nada llamativo, pensó él, aunque esa era su intención.

<< Vamos allá>>, se dijo dándose confianza.

Cuando subió, Taeyong le ofreció una gorra de deporte para cubrir su rostro y que así fuera más real, intentando ir de incógnito.

Jungwoo se la puso durante todo el camino al restaurante.

No había hablado con él sobre a donde iban, y durante el trayecto solo habían intercambiado pocas palabras sobre temas sin importancia, nada especial.

A Jungwoo se le hacía extraño estar dentro de un coche conducido por el otro.

Al llegar al restaurante, aparcó cerca de la puerta y ambos bajaron a la calle. Un hombre joven con uniforme cogió las llaves que Taeyong le dio para aparcar el coche en el parking privado.

Entonces Jungwoo se dio cuenta de lo formal que iba el otro en comparación a él, con un traje entallado y unas gafas de sol que se quitó para dejarlas dentro del bolsillo de su chaqueta.

Justo ahí, una luz potente les reflejó en el rostro sin previo aviso, lo cual indicaba que el primer paparazzi andaba cerca.

— Míralos, creyéndose ninjas.— Dijo Jungwoo al ver a dos de ellos escondidos detrás de unos coches.— Se les ve a kilómetros.

Taeyong le quitó la gorra del pelo, atrayendo su atención, y luego le arregló el flequillo revuelto con los dedos.

— Quítate esto, tienen que vernos la cara.

Jungwoo se quedó sin palabras al verle tan cerca, acariciando su pelo al arreglarlo y dejándole sin respiración sin darse cuenta. Se quedó mirando sus ojos rasgados,  

— Como si eso hiciera falta. Sacarán material incluso si...

Taeyong dejó de tocarle la cabeza para coger su mano sin previo aviso y envolviéndola con la suya.

— Aun así, tiene que ser creíble. Entremos.

Tiró de él sin esperar una respuesta.

— ¿Haces esto con todas tus novias?

— ¿Estás interesada en mis exs?

— Deja de sacar cosas de contexto...

Los paparazzis de las revistas de moda se agruparon en la puerta como si se tratase de la alfombra roja de una gala de premios. Todos querían y matarían por una exclusiva como esa. Se corrió la voz y ahora todos los sacaban fotos.

Jungwoo intentó hacer como si ocultara su rostro con su mano libre, que pensó que haría Jungi en esa situación.

Cuando por fin lograron entrar, la calma invadió el lugar, y se sintió como si cesara la marea.

Dejaron los abrigos en la entrada y el metre del restaurante, completamente vacío, les indicó su mesa, al lado de una gran ventana que daba a la calle.

Taeyong se adelantó antes de que Jungwoo se sentara y le retiró la silla hacia atrás como un caballero. Jungwoo puso los ojos en blanco y fingió vomitar, dándole la espalda al escaparate.

Encima de la mesa, se fijó que la comida ya estaba servida, como una especie de set de rodaje. Estaba todo planeado. Tampoco había ningún camarero a la vista y el metre se había marchado.

— Wow, eres un experto en esto de las citas falsas.

— Sé el ángulo perfecto.

Jungwoo vio como aun habian algunos fotografos camuflados a través de la ventana. Luego se rio para sí mismo y fue a cortar la carne de su plato, pero Taeyong le interrumpió.

— No comas.

— Pero si todavía ni le he dado un bocado.

— Hemos venido a actuar, no ha comer.

— ¡Habla por ti!— Dijo tratando de cortarla con el cuchillo.

Taeyong soltó un largo suspiro porque Jungwoo no le hacía caso e iba a meterse un trozo de carne dura en la boca con el tenedor.

— Tú sígueme.

Se acercó hacia adelante y le puso el pelo detrás de la oreja, colocando su mano en su mandíbula y su cuello para atraerlo hacia él. Luego le susurró.

— La comida está plastificada. Pero cómete el decorado, si quieres.

Él se quedó quieto, sonrojándose. Soltó el tenedor de su mano y, pese a la tontería que el otro acababa de decirle, sintió mariposas en el estómago, que se apretó con las manos para que callara, pero no se calmó hasta que Taeyong se apartó y volvió a sentarse en su sitio.

— Si no fuera porque sabes actuar, diría que te has puesto roja porque te he dicho algo sucio.

Eso sí le hizo volver a sus sentidos.

— Si eso ocurriera en una cita formal, te hubiese cruzado la cara.

— Lo dudo.

No Longer 「Jungwoo • Taeyong • Jaehyun」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora