30, no hay vuelta atrás

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Haechan le llevó hasta el edificio donde se encontraba el piso de Taeyong, en un complejo de apartamentos bastante caro, donde tuvieron que pasar un control de seguridad y una valla.

Jungwoo estaba impresionado por la cantidad de protección de la casa del chico, pero era algo muy normal entre los artistas o los famosos de su calibre, vivir en complejos como aquellos.

Aunque él se conformaba con su humilde casa, nada en comparación con la suya, sentía un poco de celos de los enormes edificios de aquella zona y el nivel de vida. Pero era normal que Taeyong fuera rico a esas alturas, habiendo trabajado en el mundo del entretenimiento mucho antes que él. Incluso aquello le hacía encoger en su asiento, intimidado.

Bajó del coche, despidiéndose del conductor con la mano, después de que este le hubiese dejado claro que si quería que le recogiera que no dudase en llamarle.

— Sino, pensaré que te quedas a dormir.— Le guiñó un ojo.

Antes de que pudiera protestar, Haechan arrancó para dar media vuelta, de camino a la empresa para volver al trabajo.

Jungwoo entró en el edificio que Taeyong le había indicado por mensaje, después de llamar a su timbre.

Se subió al ascensor y pulsó un botón, para quedarse de brazos cruzados mientras esperaba a subir al piso. De pronto comenzó a escuchar la típica música de ascensor, pero con el tono de una de las canciones de Taeyong, lo cual le hizo soltar una carcajada, sin poder creerse lo vanidoso que era el chico para imponer su propia canción en un edificio donde tendría, seguramente, vecinos importantes. Se imaginó a políticos, famosos y actores bajando por su mismo ascensor y escuchando la canción de Taeyong.

Considerando lo arrogante que solía ser, no le sorprendió ni lo mínimo que él mismo lo hubiese pedido adrede para escucharse cada vez que lo usaba.

Al llegar, bajó del ascensor y salió a un largo y estrecho pasillo blanco. Llamó a la puerta que había visto en su móvil y la puerta se abrió automáticamente.

Jungwoo, con algo de timidez, entró al piso y recorrió otro pasillo para ver un comedor de muebles modernos, mezclados con el estilo coreano.

Le impresionó ver la cantidad de cuadros y arte moderno que tenía la casa. Y se encontró con Taeyong, vestido con ropa casual, saliendo de su terraza.

— Jungi.

— Hola, ¿cómo te encuentras?

— No estamos aquí para hablar de mí, sino de negocios. Siéntate.

Jungwoo, cohibido por la manera directa de hablar del otro, se sentó en el sofá gris de manera un poco incómoda.

— ¿De negocios?

— He intentado evitarlo, pero me están presionando.

Jungwoo vio cómo Taeyong se frotó los ojos con las muñecas, agobiado. Luego fue a cerrar la persiana de su salón, tapando el gran cartel de ella.

Le daba vergüenza que viera que su rostro estaba en grande justo delante de su piso y no quería que pensase que él se había comprado el piso en esa ubicación por el cartel, y pensara que fuera raro.

— ¿De quién hablas?

— Recuerdas eso que dijiste que nos metió en problemas, ¿de que en las citas hago cambiar de sitio a la chica si lo deseo? Eso nos metió en esta situación para hacer la serie.

— Sí... bueno, tú también tuviste parte de la culpa.

— Estoy seguro de que rememoras nuestro primer fan meeting cada noche antes de ir a dormir.— Puso él los ojos en blanco.— Yo sí lo hago.

— ¡La culpa fue de tu fan!, que propagó los rumores absurdos entre nosotros.

— La cosa es que por culpa de mi supuesta "fan",— hizo Taeyong comillas con sus dedos— ahora tenemos que salir juntos para dar propaganda a la serie.

Jungwoo se quedó parado, tieso como una piedra. Esperaba de todo menos que llegara a esa conclusión. En la empresa no le habían dicho nada sobre eso de que tenía que vérselas en la situación de tener que fingir una relación con él por publicidad.

— ¿Ha sido mi jefe?

— No, claro que no. Es el gilipollas del mío. No tienes por qué hacerlo, ya has hecho demasiadas cosas... Entendería si a partir de ahora dejáramos de hablar o vernos.

Así que ese iba a ser el punto y final de su corta relación, para eso le había llamado. De la noche a la mañana, de odiarle a tener algo de sentimientos por él, Taeyong había decidido darle la opción a Jungwoo de no volver a verse. Aquello entristeció tanto a Jungwoo que tuvo que coger uno de los cojines a su lado y tenerlo entre sus brazos para abrazarlo.

Dejar de verle no era lo que él quería.

Si hubiese sabido lo que se le venía, no hubiese ido a su piso.

— Pero... ¿qué pasaría contigo? Tu jefe te ha puesto contra la espalda y la pared.

— Sí, y eso que normalmente es al revés.

— ¿Y por qué no esta vez?

Jungwoo le miró directamente a los ojos, intentando descifrar lo que estos querían decían decir, pero Taeyong no se lo ponía nada fácil de nuevo, frío como el hielo.

— No me hagas decirlo, Jungi.

— Dilo. Necesito saberlo.

— No puedes simplemente–

— ¡Taeyong!

Jungwoo se puso de pie, soltando el cojín de sus brazos, que cayó al suelo. Taeyong también se puso de pie al verle, sorprendido de su reacción, puesta al límite.

En ese momento iba a decidirse todo. Absolutamente todo.

Si iba a volver a estar como siempre, si no iban a volver a dirigirse la palabra... Todo dependía de lo que Taeyong dijera, que le miró con dolor en su mirada, después de un largo silencio.

—  Es... es porque estás tú metida. Joder, estás en medio. Ya te he causado demasiados problemas y te he tratado como un gilipollas. No quiero que salgas herida. No quiero engañarte o hacerte pensar que estoy interesado en ti, cuando es mi jefe quien me fuerza.

— ¿Y no lo estás?

Esa pregunta sacó de sí mismo a Taeyong, que bordeó la mesa entre ambos y se acercó a Jungwoo,

— ¿Cambiaría eso algo?

— Esa no es una respuesta.

Taeyong miró al suelo, sin decir una palabra más.

— A tu empresa no le gustará que expongan nuestra relación, será dañina para tu carrera, Jungi. Piénsalo.

— Por eso lo hago. Bien, fingiremos.

— Una vez nos hagan fotos juntos ya no hay vuelta atrás.

Jungwoo asintió con seguridad. Nunca había estado más seguro de algo en su vida.

No Longer 「Jungwoo • Taeyong • Jaehyun」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora