Capítulo 10

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Dayami

Me encuentro viendo el techo de mi habitación desde hace horas, no he podido dormir, me siento tan miserable, mis ojos arden, me siento vacía, cansada, pero mi mente se niega a descansar, repaso lo que paso el día de hoy, desde la llegada de mi padre hasta que volví a mi dormitorio. 

Las palabras de mi papá diciendo lo tonta que soy lastiman demasiado, ni siquiera sus golpes duelen tanto como sus palabras y me pregunto, dónde esta el padre cariñoso que me cantaba canciones de cuna, que me contaba cuentos, que jugaba conmigo a la hora del té. Sé que la muerte de mamá lo afecto, pero ¿Cómo alguien puede cambiar tanto? 

Me siento en la cama y veo hacia la ventana, no, papá no cambio cuando mamá murió, fue desde antes, recuerdo que un año antes de su muerte ellos peleaban demasiado, incluso recuerdo que una vez la abofeteo como lo hizo hoy conmigo, sólo que no recuerdo por qué le pego. Lágrimas vuelven a salir de mis ojos, subo mis piernas a la cama y las abrazo, odio sentirme así, lo odio demasiado. Limpió mis lágrimas, me levanto y voy hacia la cocina por agua, al entrar a la cocina choco con la espalda de alguien, cuando se enciende la luz veo que es Julien, se ha volteado hacia mi y tiene el ceño fruncido, me mira como si fuera una gran molestia, quizás lo soy, mas al verlo noto algunos detalles que no note antes, tiene dos pequeños lunares en su mandíbula de lado izquierdo, sus pestañas son largas y sus cejas son algo gruesas, lleva una playera blanca y el pantalón de su pijama es negra. Las chicas tienen razón es sexy... muerdo mi lengua para enfocar mis pensamientos en otra cosa.

Bajo la cabeza y paso de largo, voy hacia el gabinete de los vasos, tomo uno, pero lo devuelvo, voy mejor hacia la alacena y busco una de las tisanas que me recomendó Yun, encuentro la que me dijo que es relajante. Al voltear veo que Julien sigue en la cocina, me observa, estoy a punto de decirle algo desagradable pero no lo hago, así que me enfoco en mi tarea de hacerme la infusión, saco una taza y una tetera, pongo el agua y espero hasta que este caliente, aunque sigo pensando en los eventos del día y como voy a afrontarlo, cuando suena la tetera, pongo el infusor en mi taza, vierto el agua, por el rabillo del ojo veo que Julien esta cerca de mí, dejo la tetera y tomo la taza para salir de ahí pero al hacerlo el agua cae en mi mano, me quema, mi cuerpo reacciona y dejo caer mi taza cayendo cerca de mis pies, brinco para que no quemarme, mas siento que me apartan y el agua apenas me salpica, me pongo rígida, sé que es Julien, su brazo rodea mi cintura.

-¿Estás bien?-su tono es de enojo, me aparta de él.

-Sí- digo, aunque no es así, me arde la mano, y al verla esta muy roja, él toma mi mano y no puedo evitar hacer una cara de dolor.

-¿Si te duele tanto, por qué dices que estás bien? 

-Porque estoy bien- él suspira y suelta mi mano, va hacia el cuarto donde guardan los objetos de limpieza, yo me apresuro y recojo los pedazos rotos, voy hacia el contenedor de basura y tiro lo que era mi taza, al voltearme, Julien está limpiando lo que era mi tisana. 

-¿Me estás ayudando?- él no voltea a verme, cuando contesta.

-No, estoy ayudando a Lyah y a Josh, es muy tarde para que estén aquí limpiando tu desastre.

-Yo puedo limpiar mi desastre- él me mira.

-Claro con esa mano seguro puedes limpiar- frunzo el ceño, tiene un punto, me arde mi mano demasiado. 

-No es necesario que lo hagas.

-Lo es, no quiero que los despiertes y les robes su preciado sueño.

-No haría eso-mascullo

-Lo hagas o no, esto ya está limpio, deberías tener más cuidado y pensar en los demás- volteo los ojos y pongo mala cara, me doy media vuelta para salir de la cocina pero él sujeta mi brazo.

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