Capítulo 3 "Cayendo a Pedazos"

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Pueden leer la nota al final, gracias.

Vivo entre fantasía tanto así que me imaginé cómo sería nuestro encuentro si nos pudiéramos ver cara a cara

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Vivo entre fantasía tanto así que me imaginé cómo sería nuestro encuentro si nos pudiéramos ver cara a cara. Me gusta escribir y me tomé el tiempo de plasmar la historia para que puedas leerla, mientras bebes un chocolate, un té o la bebida de tu preferencia. Es un regalo para ti, espero te guste.

Caminaba de un lado al otro con desesperación en la suite del hotel, me sentía ahogado con la corbata y mi cabeza no dejaba de punzar. El insomnio se había apoderado de mí las últimas noches y las consecuencias eran esas.

No he sido fan del alcohol, pero a veces es la única forma en la que puedo escapar de este mundo de mierda, sentir como mi garganta arde a medida que el líquido dorado como ambrosía pasa por ella. El pensar tanto mató mi felicidad. Mis inseguridades destrozaron mi autoestima. Las mentiras destruyeron mi confianza. Nada era igual a como lo recordaba y el futuro que muchas veces imaginé se rompió como un frágil cáliz.

Me miré en el espejo, dando mi mayor sonrisa, la sonrisa picaresca que tanto me caracterizaba. Una persona que posiblemente muchos creen perfecta, pero que realmente está muy jodida. Soy aquel que tiene gran potencial para liderar. El que ha sabido salir adelante por sí mismo. Tenía que mantener mis lazos con las personas a sabiendas de que me iban a dejar o todo se iba a desmoronar por unas simples palabras. En esa realidad no se podía tener todo.

Perdí el control, descargue la rabia que tenía acumulada contra los muebles y los adornos de la habitación, tirándose al suelo y de paso lastimando mis nudillos hasta el punto de ver sangre brotar de mis manos, no sentía dolor todo estaba en mi mente. Sentía una mirada por lo que levanté mis ojos hasta el espejo para ver unos ojos observando en silencio y con lástima. Desde que esa persona llegó no había dicho nada, lo agradezco, ya que no soportaría más esto y terminaría descargando todo lo que sentía y de paso lloraría ante una persona cosa que nunca he hecho.

— Me voy — dije firmemente con una voz que reflejaba lo roto y vacío que me sentía.

— No puedes hacer esto — me respondió la persona levantándose deprisa bloqueando mi única salida — Huir de los problemas es para los cobardes, no basta con darles la espalda... seguirán ahí. —

— Créeme lo sé, los problemas no se solucionan solos, si así fuera no estaría como estoy — salí de la habitación sin importar los gritos que me dirigía.

Tuve lágrimas corriendo por mi rostro por alguien que no valía la pena. En algún momento tenemos que hacernos la idea de que las cosas nunca van a ser iguales. Hoy me di cuenta de eso de la forma más cruel.

Paseaba por las solitarias calles parisinas dirigiéndome a La Défense, mientras cruzaba el puente no pude más y me desplomé preso del dolor que sentía física y mentalmente.

Cuando creí que todo iba a acabar te vi, caminabas por el puente como si nada te pudiera parar, sin ninguna preocupación visible mientras yo estaba al borde del desespero. Tu presencia se hizo notar de inmediato, con la cabeza en alto sin demostrar temor alguno, pisadas fuertes dignas de un líder como tú. Me imaginaba cómo serían tus ojos y tu voz, tan hermosos como su dueña.

Cuando pensé que ibas a seguir derecho ignorando por completo mi presencia, te detuviste a unos cuantos metros de mí.

— Disculpe... ¿Está usted bien? — tu voz tan delicada como la seda me abrazaba y me hacía sentir completo.

Por fin, vi tu mirada tan profunda, esos ojos que me miraban curiosos y llenos de preocupación genuina. Toda tú me llamaba a desahogarme y vaya que lo hice. Sentí una conexión especial contigo, como si te conociera de toda la vida y supiera que mi amor por ti no es en vano. Tengo miedo de ser el único que caiga en el amor, mientras que el otro pretende haber caído, pero sé que nunca harías eso.

— ¿Necesitas ayuda? ¿Quieres hablar? — me dijiste cuando te miré con mis ojos vidriosos llenos de tristeza.

Con una sonrisa viniste a mi lado sin ningún miedo y hablamos durante horas sin importar el paso del tiempo. Lloré enfrente tuyo, realmente estoy jodido. Detesto llorar enfrente de las personas. Me siento débil y vulnerable, como si estuviera rogando por simpatía y ese no soy yo. Tú no hiciste sentirme así, encontré mi lugar seguro así como tú. Me contaste tus lamentos y me dijiste que a pesar de verte como una persona sin problemas y preocupaciones, tú eras todo lo contrario. Los dos estábamos cayendo de a pedazos. Nos volvimos el abrigo del otro.

Vimos las estrellas juntos y te dije que siempre pintaría estrellas para ti, un bello sonrojo apareció en tus pómulos y no pude pensar en alguien más perfecto que tú. Me dijiste que sería nuestra forma de comunicarnos.

Llegó el atardecer y por fin puedo decir que luego de tanto tiempo siento motivación por seguir adelante. Me di cuenta que extrañar a alguien no significa que vayas a necesitarlo de vuelta en tu vida. Extrañar es solo parte de seguir adelante y tengo la oportunidad de que tú me hayas enseñado el camino.

— Lastimosamente ya es el momento de decirnos adiós — dijimos al tiempo.

— Podríamos vernos nuevamente, si quieres claro está — dijiste aquello que yo no tuve el valor de decir.

— Sería un honor volver a verte, sin duda quiero volver a hablar y poder conocer a esta pequeña caja de pandora. — dije mirándote directo a los ojos. Terminamos arreglando cuando nos volveríamos a ver. — espero con ansias el momento. —

Mientras te veía alejarte no pude resistirlo y dije — La despedida no es lo que duele sino los recuerdos que me persiguen. Pintado entre páginas está escrito nuestro comienzo, cuando me extrañes yo siempre estaré ahí, dispuesto a empezar de nuevo, de ti me enamoraría una y otra vez. — Tus ojos brillaron como nunca antes y me respondiste — Eso espero Mon Cher.

Rumbo a la habitación del hotel me persigue tu imagen. Mientras espero nuestro reencuentro ya sea que esté despierto o soñando, tu imagen me persigue. Tu sola llenas mi alma. Aquí, cuando cierro los párpados, aquí, al frente, donde se concentra mi visión, queda plasmada tu mirada tan profunda. Si cierro los ojos, todavía está ahí; está allí como un mar, como un campo verde, como un abismo; descansan delante de mí, en mí; llenando mis sentidos y mi alma.

No soy el mejor escribiendo, pero quise intentarlo. Espero te haya gustado mi regalo.

Nos vemos en la próxima página, ma chérie.


Nos vemos en la próxima página, ma chérie

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La Défense = zona moderna de Paris

Mon Cher = Mi querido

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