Capítulo 5 Recuerdos perdidos

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Todo está cubierto por una capa blanquecina mientras el cielo estrellado que da una ligera luz genera la atmósfera perfecta

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Todo está cubierto por una capa blanquecina mientras el cielo estrellado que da una ligera luz genera la atmósfera perfecta. Salgo de tomar un baño caliente, uno de mis grandes placeres cuando todo el exterior está helado.

De forma espontánea abro la ventana empañada que cubre mi rostro y una leve corriente de aire frío pasa por la sala de baño, respiro hondamente y me dejo llevar por mis pensamientos. Todo eso hasta que mi perro Auro me hace volver a la realidad, mi fiel compañero es un dóberman de pelaje negro y marrón.

El invierno, mi estación favorita del año donde puedo bañarme con agua caliente sin terminar con un calor infernal.

Te ha pasado que en las noches, el frío y la lluvia vuelven la atmósfera más densa y te pones un tanto sensible, nostálgico y poético, para mí esta estación es así, una poesía que te hace experimentar una infinidad de sentimientos.

Te voy a contar un poco sobre mi niñez en estas épocas.

Solo en esos momentos del año podía ver a mi padre, viajaba horas en avión solo para verlo y disfrutar de su compañía, mis sonrisas junto a él eran genuinas. Todo el año esperaba que llegara ese momento. Pasar las vísperas junto a él era magnífico.

Tengo un momento que sigue fresco en mi memoria, me habían dicho que no podría viajar para verlo y de mis grandes ojos cristalinos empezaron a caer lágrimas muestra de mi tristeza. Me encerré en mi cuarto llorando hasta caer dormido, hasta que alguien decide acariciar mis mejillas y moverme un poco para despertarme. No estaba del todo lúcido y pensaba que era una ilusión, ¡mi padre estaba ahí, conmigo! Cuando caí en cuenta todo lo malo se desvaneció, volví a tener una sonrisa.

Ese mismo día mi padre y yo emprendimos viaje, me dijo que quería darme una sorpresa y por eso pidió que me dijeran que no podría ir con él. Al llegar a la pequeña villa, veía la nieve cayendo de forma violenta llenando así todos los jardines con una capa de la misma mientras que el lago estaba completamente congelado. Al llegar al frente, mi padre y yo nos bajamos, con mis mejillas y nariz rojas del frío miré a mi padre, los dos estábamos pensando lo mismo... corrimos y corrimos entre la nieve disfrutando el momento sin ninguna preocupación, empezamos a lanzarnos nieve, bailar, cantar haciendo del recuerdo algo único.

A la mañana siguiente, creo que era un sábado, me desperté y busqué a mi padre por toda la casa, no lo encontraba. Decidí ir a la sala y vi a mi padre terminando de encender la chimenea, al frente de ella estaba una pequeña mesa con nuestro desayuno que a leguas se veía que fue hecho por él, su comida es la mejor. Nos quedamos hablando, mientras disfrutamos la comida con la chimenea enfrente y celebramos lo bella que es esta época y el privilegio de poder estar juntos.

Ese recuerdo se quedó plasmado en mis memorias de por vida.

Mi padre es amante de las festividades que suceden en invierno, como por ejemplo año nuevo y navidad, las ama igual o más que yo.

Ese mismo día fuimos a la villa donde la familia de mi padre se iba a reunir. Ellos tienen un juego llamado "Intercambia el regalo", donde cada uno tiene que llevar como mínimo un regalo, el cual no debe de ser para alguien en específico. Ponemos todos los regalos bajo el árbol y cada uno de nosotros tiene que ir y escoger un regalo al azar sin saber que hay adentro. Después las personas tendrán que decir en voz alta lo que ellos compraron para así tener una idea de lo que puede ser el nuestro debido a su forma. Ahora lo interesante, cada integrante tiene tres oportunidades de intercambio, yo podía decirle a alguien que me dé el suyo y me lo tenía que dar sin queja. Al final cuando todos habíamos robado el regalo del otro, los abríamos y más de uno se llevaba una decepción.

Mi padre sabía que era lo que yo quería, entonces entre los dos tratábamos de conseguir el regalo de mi preferencia y a veces el de él, casi siempre lo logramos. Amaba la confidencia que teníamos los dos.

Ese día fue maravilloso y es la navidad que más he amado.

Hablando ya del presente, tengo la foto que nos tomamos ese día en un cuadro a la esquina de mi escritorio, me da alegría recordar esos momentos. Cuando escribo para ti veo constantemente esa foto, me gustaría que tú también la pudieras ver.

Es un recuerdo muy bonito y lo atesoro con todo el cariño. Espero no haberte aburrido con él y espero que haya podido transmitir al menos una parte de lo que yo sentí ese día hace tantos años.

Hasta la próxima página, Ma Chérie.

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Los quiero ❤️🥀


AMOR ENTRE LÍNEASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora