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-Pequeño Koushi ¿Acaso no te llevaste repelente para moscos al campamento?- preguntó la señora Kei mientras señalaba una marca rojiza en el cuello de su nieto.

El peligris se sonrojó hasta las orejas llevándose una mano al cuello cubriendo la marca y recordó que minutos antes Oikawa lo había besado en esa zona, eso no era producto de un mosquito, eso era obra de su novio

-Eh... Y...yo- Koushi trataba de responder al cuestionamiento de su abuela

-No es su culpa- intervinó el castaño -Suga-chan me prestó su repelente, pero se me cayó por accidente en la noche y ya no lo pude encontrar- Oikawa terminó de explicar como si fuera lo más normal del mundo y se encogió de hombros -Estoy en verdad apenado- agachó la cabeza mientras Koushi lo miraba impávido

Eso era talento para improvisar

El peligris sonrió y asintió en respuesta

-Sí, fue culpa de Oikawa y su torpeza- le jaló ligeramente una de sus orejas

-Aah- se quejó el castaño- ya dije que lo sentía- Tooru hizo un puchero y todos en la mesa soltaron una carcajada ante las expresiones de ambos. Realmente eran iguales a unos niños

El resto de la comida se la pasaron charlando sobre el campamento del día anterior y del espectáculo natural del que habían sido testigos. Todo fue de manera amena y agradable, no hubo contratiempos ni nada de que preocuparse.

Por debajo de la mesa Oikawa y Suga compartían leves roces y de vez cuando se tomaban de las manos brevemente mientras se dedicaban sonrisas cómplices y discretas, pero que no pasaron desapercibidas para la abuela del cuervo de Karasuno

La tarde culminó y con ello llegó el momento de despedirse.

La señora Kei llamó a Oikawa y a su nieto a la sala y ambos la siguieron sin preguntar, los padres de Koushi se habían quedado en la cocina lavando los trastes así que parecía un buen momento para entablar otro tipo de conversación

-¿Así que tú eres el señor mosquito?- la abuela Sugawara señaló en tono juguetón al castaño

-¿Qué?- Oikawa estaba contrariado a causa de la situación y pregunta

¿A qué se refería? ¿Tenía cara de mosco? ¿Parecía un mosco? Tal vez debió elegir otras prendas de vestir

-Me refiero a eso, querido- sonrió y señaló la marca rojiza del cuello de Suga

-Nonono- negó rápidamente mientras sus mejillas se tornaban de un rojo carmesí a causa de su bochorno -n...no sé a qué se refiere- contestó con nerviosismo

-Abuela- llamó Koushi -Esto me lo hizo un insecto- trató de intervenir al ver cómo el castaño estaba entrando en un bloqueo

-Soy vieja, pero no ciega- la señora Kei soltó una carcajada -Sólo basta con ver cómo se miraban durante la comida, como se sonreían y esos roces "accidentales"- señaló entre comillas - También fui joven, la excusa del mosquito la inventamos nosotros- sonrió con confianza y un leve rubor- tu padre llegó muchas veces con esas marcas que ya sé cómo diferenciarlas- volvió a reír sonoramente

-abuela- Koushi chilló avergonzado -eso es mucha información- murmuró con las orejas calientes

-Tambien creo que tus padres lo sospechan- inquirio

-Y...yo aún no encuentro el momento para decirlo- confesó mientras entrelazaban sus dedos

-Ellos te aman Koushi y sé que lo aceptarán- la señora de cabellos platinados pasó un brazo alrededor de los hombros de Tooru y lo acercó a ella -Ademas este muchacho es bastante agradable-

-Gracias señora Sugawara- agradeció el capitán de Seijoh

-Vamos niño, puedes decirme abuela- sonrió y depositó un beso en su mejilla dejando una leve marca de labial rosa sobre la piel blanca del Setter -De ahora en adelante, para mí eres un nieto más -

-Realmente eso me alegra mucho abuela- Tooru le regresó la sonrisa

La familia de Sugawara era muy cálida y amorosa, se podía sentir el apoyo en todo momento y eso hacía sentir cómodo al castaño, quien desde el primer momento pudo adaptarse y desenvolverse de forma natural

-Dime muchacho ¿Qué hay de ti?-

-¿A qué se refiere?- volvió a preguntar Tooru mientras alzaba una ceja

-¿Tus padres ya lo saben?- aclaró la pregunta y Oikawa pareció meditar la respuesta

-Mi madre conoce la situación- contestó -No hay nada de que preocuparse, ella está feliz con mi elección- se encogió de hombros

-¿Y tu padre?- volvió a preguntar y está vez Oikawa hizo una ligera mueca

-Él no es un problema- respondió escuetamente -Creo que nunca lo ha sido-

La señora Kei pareció entender la situación y volvió a depositar otro beso en la mejilla del capitán de Aoba en forma de consuelo

-Koushi, acompaña a nuestro invitado a su casa.- ordenó -Yo me quedaré otro rato con tus padres-

El peligris asintió con la cabeza y ambos tomaron sus abrigos para salir.

Afuera el clima era bastante frío y el aire abrazaba a los dos de una forma gentil, Sugawara se acercó y tomó con timidez la mano de Tooru.

Él no sabía que la familia del castaño era un tema delicado de tocar y se sintió mal por eso.

Oikawa no había dicho palabra alguna, parecía sumido y perdido en sus pensamientos y eso preocupó al platinado

-Lo siento- se disculpó

-¿Eh?- Oikawa pareció reaccionar ante esas palabras -No tienes que hacerlo, no lo sabías- explicó con sencillez

-Kiwi- Koushi se detuvo y se colocó enfrente del Setter de Aoba -No sé lo que haya pasado en tu familia, pero...- el platinado no había terminado de decir su frase cuando sintió unos cálidos labios posarse sobre los suyos en un beso tierno, pero con melancolía

Oikawa dejó de besarlo y lo abrazó fuertemente como si temiera a qué se fuera

-Por favor no te vayas también- casi suplicó

-No lo haré- Suga respondió y correspondió a ese abrazo que parecía ser necesario para calmar un joven corazón

Sonríe Mr. RefreshingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora