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El pelinegro había llegado bastante temprano a la casa de su pareja, habían quedado de prepararse juntos para después  pasar por Oikawa e irse a la fiesta de graduación y disfrutar del fruto de todo su esfuerzo durante tres años. Issei se estaba abrochando el último botón de su camisa blanca y Makki iba saliendo del cuarto de baño con una toalla envuelta en su cadera provocando que los ojos del pelinegro inevitablemente cayeran sobre la estilizada figura del pelirosa admirando cada detalle que su novio le regalaba.

Definitivamente era una excelente vista.

Se acercó mientras envolvía sus brazos alrededor de su cintura y depositó unos cuantos besos en su hombro desnudo

-Llegaremos tarde- Takahiro soltó una risita traviesa captando las intenciones del más alto

-Oikawa puede esperar- siguió repartiendo pequeños besos subiendo por su cuello -Sera rápido, lo prometo- susurró cerca de su oído mientras sus manos deshacían el nudo de la toalla y esta caía al suelo dejando a Hanamaki a total merced de Issei

-Eres imposible- se volteó y estampó sus labios con los contrarios y se besaban con pasión desmedida

Mattsun llevo a Makki a la cama y lo coloco en cuatro, en una posición tan provocadora que encendía los instintos más bajos en su persona, el cuerpo le quemaba y ardía en un claro deseo llevándolo a cumplir y a demostrar su amor de la forma más pecaminosa.

La lujuria los invadió como el tiempo se los permitía y sin más preámbulos o espera alguna Mattsun se enterró tan profundo que el pelirosa tuvo que cubrir su boca para no soltar una maldición de lo espontáneo que aquella acción había sido, se aferró a las sábanas mientras recibía con impetu a su inquieto novio quien se empujaba sin piedad y atendía todas las necesidades de Makki de forma ruda y cariñosa, su rostro estaba finamente adornado por un bello sonrojo y el cuarto inundado por los más lascivos sonidos que daban prueba del amor que existían entre los dos  y que les gustaba profesar de mil maneras y sin temor alguno

-Te amo... Makki-

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-¿No vas a bajar?- preguntó Matsukawa bajando del auto y en respuesta recibió un sonoro resoplido

-¿Ni vis i bijir?- imito el pelirosa -Vete al diablo- soltó con el ceño fruncido

-Yo también te amo- el pelinegro soltó varias risitas tras ser testigo del comportamiento de su pareja, pero que estaba totalmente justificado, debía admitirlo, se lo había ganado y es que hizo con el cuerpo contrario todo lo que quiso y a decir verdad no sé arrepentía de sus acciones.

El timbre sonó emocionando a una madre quien se había entretenido sacándole mil fotos a su hijo pequeño castaño, abrió la puerta y recibió efusivamente a Issei depositando algunos besos en sus mejillas

-Estoy tan orgullosa de ustedes- dijo la señora Oikawa con bastante emotividad y los abrazó -Diviertanse- ambos asintieron y se separaron para salir y subir al auto, pero la madre de Tooru detuvo a su hijo y lo volvió a abrazar repartiendo su instinto maternal en tiernas y calidad caricias-Es tu noche galletita, diviértete ¿Si? No todos los días te gradúas- el castaño suspiró con pesar

¿Como iba a lograr eso si en su cabeza sólo estaba él? ¿Cómo, cuando él ya había hecho mil planes justo para esta noche? Le sonrió a su madre y asintió ligeramente.

Lo intentaría

Despues de todo su progenitora tenía razón, no tenía por qué amargarse la vida, sabía que solo era cuestión de tiempo para que la herida dejara de sangrar aunque no estaba seguro cuánto tiempo se llevaría o si volvería a sentir algo así de intenso de nuevo, pero... No había nada más que hacer y sólo le tocaba observar como la última página de su historia quedaba intacta.

-No regresen tarde- dijo y los dos chicos salieron por fin para dirigirse al auto donde un malhumorado pelirosa los esperaba

-¿Por qué no bajaste?- preguntó curioso el castaño -le diré a mi madre que ya no la aprecias como antes- bromeó

-No es eso- hizo un puchero -adoro a tu madre, pero...- frunció el entrecejo en dirección a Mattsun

-Oh- los labios de Tooru dibujaron una "o" perfecta al entender la situación y sonrió con picardía -Ustedes los jóvenes son unos inapropiados - bromeó

-Perdonanos señor Oikawa por llevar una vida sexual activa- se disculpó el pelinegro con sarcasmo

-¿Señor Oikawa? No suena nada mal- se llevó un dedo a los labios en gesto pensativo -De ahora en adelante me llamarán "su magestad Oikawa"- sonrió con altanería e infló el pecho con superioridad

-¿Cómo es que llegaste de "señor" a "su magestad" ?- cuestionó Makki y Tooru se encogió de hombros

-Cosas que pasan- contestó como si fuera cualquier cosa -¿Nos vamos?-

Issei y Takahiro se miraron y ambos coincidieron en qué el castaño estaba más animado que otros días, así que asintieron en un pacto silencioso en el que la pareja decidió que harían que esa noche fuera realmente inolvidable para los tres.

Eran sus últimos días como estudiantes de preparatoria, eran sus últimos días juntos, el vuelo a Argentina ya tenia fecha y el equipaje ya estaba casi completo, deberían de disfrutar y crear memorables recuerdos. Debía... Aunque le doliera, debía esforzarse por salir adelante y cumplir sus sueños.

Sí, Oikawa Tooru cumpliría lo que siempre había querido...

Sonríe Mr. RefreshingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora