CAPÍTULO 17

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JIN

El veneno de una viuda marrón es seis veces más poderoso que el veneno de su prima, la viuda negra. Pero a diferencia de su pariente más oscuro, la primera respuesta de la viuda marrón a una amenaza es retirarse, raramente mordiendo a menos que el contacto directo sea hecho. Atacar es su última opción.

Un último recurso.

Algo así como yo.

Tenía mucho más en común con la araña que mató a mi hermano menor que con R.M.

El alguacil Jae Myeong no estaba en su oficina hasta después de las tres de la tarde. El pueblo de Cheongho ha sido una enorme masa de tierra, pero éramos pequeños en población, tan pequeña que de hecho nuestro alguacil local sólo trabajaba medio tiempo.

Cheongho era uno de los más antiguos pueblos en ChunCheon y ser antiguo significa que muchas de sus leyes habían sido escritas hace mucho tiempo. Uno de sus encantos es que esas leyes nunca habían sido revisadas, dejando todo tipos de reglas sureñas de espaldas en los libros.

Bajo la ley de Cheongho, los hombres no estaban permitidos a usar ropa de mujer, pero no se detenía ahí. Más específicamente, el castigo para esos hombres atrapados usando tirantes de satín sería mucho más severo que el de esos atrapados usando calcetas hasta la rodilla.

Mostrarse desnudo también era un enorme no-no. El sexo oral, incluso en parejas casadas, estaba estrictamente prohibido también.

Era ilegal cantar en un lugar público usando un traje de baño. A los creadores de las reglas puede que no les haya gustado cantar en absoluto porque también era ilegal cantarle a una cabra.

Incluso en el cumpleaños de la cabra.

Era ilegal para una mujer soltera saltar con paracaídas en domingo.

Pedaleé de regreso a mi pueblo en una bicicleta que había encontrado en el garaje, una vieja bicicleta de playa azul con una andrajosa bandera naranja atada a la parte de atrás del asiento. Viajé todo el camino de regreso a Cheongho sin parar, mi necesidad de poner distancia entre R.M y yo y mi deseo de enfrentar lo que tenía viniendo por mí me impulsaban hacia delante, más y más rápido había pedaleado hasta que finalmente bajé la velocidad cuando di vuelta al camino con el letrero de Bienvenido a CheonghoDong, Población 64. Había pensado ir directo a la oficina del alguacil, pero sólo eran las dos de la tarde. No tenía pensado ir a la casa, pero antes de que me diera cuenta, estaba inmóvil en la bici con mis pies sobre el piso mirando a la cinta amarilla de escena del crimen que se había despegado de un lado y ahora estaba flotando en el viento.

Caminé lentamente por el sendero, llevando la bici conmigo. No planeé bajarme o caminar al porche o sentarme en la vieja mecedora inhalando el olor de cítricos podridos.

Pero lo hice.

La lluvia de la tarde había vuelto la sangre de mi madre al costado de la casa de rojo fresco a un pálido marrón. Cualquiera que no supiera lo que pasó ahí habría simplemente pensado que era una mancha de moho.

Pero yo sabía que pasó ahí.

Lo que no sabía era que iba a pasar a continuación.

Ahí es cuando la vi.

La araña.

Me paré en el raquítico porche sosteniendo una vieja escoba de paja con el mango roto. Observé mientras se giraba hacia un pequeño bicho negro usando unas cuantas de sus muchas largas y rayadas patas.

Estaba fija debajo de la telaraña, pensando en sus propios asuntos, envolviendo a su almuerzo, mientras me paré en un sólo pie y planeé su inminente fallecimiento.

03. ILEGAL ||NAMJIN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora