CAPÍTULO 15

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JIN

Mosquitos del tamaño de pequeños pájaros zumbaron alrededor de mis oídos como pequeños buitres circulando en el aire arriba de su presa. No sé cuánto tiempo me senté ahí afuera, pero para el momento en que me di cuenta cómo moverme y caminé de regreso al garaje, R.M no estaba ahí.

Él no regresó esa noche, o la mañana siguiente. Era lo mejor, de todos modos. La perilla de la puerta había sido reemplazada en algún punto, pero ya no estaba asegurada. No era una prisionera. Él ya no estaba manteniéndome ahí.

Él estaba diciéndome que me fuera.

Él QUERÍA que me fuera.

Él no tenía que decírmelo dos veces.

Odiaba a R.M. Y no sólo porque me dejó en la oscuridad sin una mirada de espaldas, sino porque no quería odiarlo. Tampoco quería que me gustara, pero como un idiota bajé mi guardia y me invité a mí mismo a ser su broma una vez más.

Lo que pasó la noche anterior nunca iba a pasar otra vez. Mi vida podría haber sido una broma cruel, pero no me dejaría a mí mismo ser una a sus expensas.

Tomé una ducha. Una verdadera ducha sin tener el obstáculo de mis shorts. El jabón picaba mientras el agua lo lavaba hacia debajo de mi cuerpo y en mis hendeduras, pero no duró mucho y después de un minuto fui capaz de lavarme y secarme sin la sensación de que me estaba sofocando.

Limpié el vapor del espejo, mi estómago se volcó cuando escuché el ruido de la puerta del apartamento abrirse.

Él había regresado.

Me odiaba a mí mismo por esperar que fuera él.

Él no se merecía mi esperanza.

– ¿Jin? – una voz delicada llamó, lentamente abriendo la puerta del baño. – Oh ahí estás. – JiMin apareció con una brillante sonrisa. – Te traje ropa limpia. – dijo él, poniendo otra camiseta y shorts en la cama.

– Gracias. – dije, moviéndome directo al montón. – Realmente no he tenido oportunidad de decirte cuanto aprecio…

– No te preocupes por eso. Créeme, sé que no es fácil ser el nuevo chico aquí. – dijo él, su voz llena de sinceridad. – Tuve a alguien que me ayudó entonces, y ahora estoy simplemente feliz de que yo esté aquí para ayudarte. – él miró al piso y luego al techo como si él estaba de pronto tratando de contener las lágrimas. – En fin. – dijo él, sacudiendo fuera lo que sea que le haya cruzado su mente. – Estaba preguntándome si te gustaría venir a la casa, ¿por un rato? ¿Comer algo? Veo que realmente no has comido casi nada de la comida que te he traído, así que tal vez tú sólo necesitas un nuevo ajuste. ¿Un pequeño reinicio? – me paré ahí sin respuesta porque de verdad no sabía que decir. Necesitaba llegar a un plan, no tener una cita para el almuerzo, pero tampoco quería decepcionarlo. – ¿Tal vez puedes ayudarme a no estrangular a los niños?

Buscando en mi cerebro por razones por las cuales no sería una buena idea, de repente registré sus palabras.

– ¿Niños? – él chico no se miraba
lo suficientemente grande para tener un niño, sin importar lo de niños con una ‘s’ al final. Lo había visto casi todos los días de una manera u otra por breves períodos, pero esta era la primera vez que sentí como si la niebla se hubiera despejado lo suficiente para de verdad ser capaz de pensar en él como más que sólo el que trae ropa y comida.

El cabello de JiMin era un rubio tan claro. Era demasiado largo, de un corte hongo y cubría sus pequeños ojos. Su hombro estaba cubierto por coloridos y aun así delicados tatuajes que se convertían en una manga de tres cuartos. Mientras que los tatuajes de R.M le daban a él incluso un filo más duro, ellos parecían lo contrario para JiMin, los claros rosas y azules la hacían parecer suave, más joven. Él era definitivamente joven, tal vez mi edad o un poco más grande, pero tenía un raro aire de madurez sobre él que me hacía pensar que él podía tener diecinueve o podía tener treinta.

03. ILEGAL ||NAMJIN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora