MADNESS (PAUSADA)

PELIGRO

MALIA

Decidí tomar un paseo por el bosque, necesitaba desconectar un poco de todo. Pensé en transformarme, pero llegué a la conclusión de que no sería una buena idea, por la mañana solía haber demasiado humanos recorriendo estos lugares, no me convenía, puede que por la noche fuese mejor idea.

Dejé que los diversos olores del bosque me guiasen, me fascinaba esta sensación, no obstante, un olor en particular, logró que me desestabilizase, recorrí el lugar hasta llegar a mi destino.

––¿Que demonios? –– solté confundida, hasta que me topé con él.

Theo se encontraba completamente exhausto, pero lo que me logró llamar la atención, fueron las heridas que portaba sobre su cuerpo, en concreto, en su rostro y sus hombros.

Apestaba a impotencia y dolor, pero había otro olor que no lograba identificar muy bien.

Al parecer no notó mi presencia, por lo que se desgarró la camiseta y pude observar, que también portaba otras heridas, esto no era nada bueno.

––¿Qué diablos te pasó? –– espeté molesta y él se limitó a rodar sus ojos. ––Contesta, maldita sea.

––¿Por qué, debería importarte? –– respondió en tono seco, logrando que mis garras saliesen y mis ojos se volviesen azules. –– A nadie le importo.

––Obviamente... –– me sinceré, pero la rabia que sentí por su respuesta fue disminuyendo, al seguir olisqueando en él cierto dolor. –– Eso podría ser cierto, pero Scott siempre se preocupa por su manada, incluido 'tu, Theo.

––¿Desde cuándo soy parte de su manada? –– cuestionó en tono irónico. –– Todos me odiáis, puedo percibir tu rabia, Malia.

––Desde que Liam te protegió, Theo. –– resalté con exasperación, dándome cuenta de que había vuelto a mi lado humano. –– Él te quiere a salvo, por lo tanto, tú formas parte de la manada, aunque la idea no me agrade.

Theo se acercó hasta mí, dejando nuestro rostro demasiado cerca para mi gusto, pero decidí no obviar esa parte, noté cómo el olor a rabia empezaba a acumularse dentro de él.

––Liam puede irse a la mierda, cómo todos vosotros. –– escupió en tono impotente, apretando sus puños y sin un ápice de remordimiento. –– No te tienes que preocupar por mí, nunca más, me largo de este pueblo.

––Eso me encantaría, pero sé que hay algún motivo para todo ello. ––manifesté de manera brusca y él resopló. –– Ayer deseabas arreglar las cosas... ¿Qué sucedió, Theo?

––Nunca soy suficiente, Malia. –– se limitó a decir, sus ojos se cristalizaron y percibí demasiado dolor, arrugué mi nariz, no soportaba ese olor. –– No me merezco nada, es mejor que te vayas.

Negué con mi cabeza y le agarré del brazo, Theo se rehusó pero olvidaba que podía llegar a ser más fuerte que él.

––Me dijiste que estabas enamorado. –– murmuré en tono curioso. ––¿Ella te rechazó?

Theo soltó una carcajada amarga y negó suavemente, conecta su mirada con la mía y cuando pensé que me iba a decir la verdad, el imbécil aprovechó, para estamparme contra el árbol más cercano, iba a insultarlo, pero me puso la mano en la boca, impidiendo que hablase.

––Parece que siempre aparecen en el momento incorrecto. –– murmuró con fastidio, no entendía a lo que se refería, hasta que dirigí mis ojos hasta donde él miraba. –– ¿Le avisaste?

Negué con mi cabeza y Theo, aprovechó con su otra mano, para ponerme detrás del árbol, aún no podía entender cómo llegaron hasta aquí.

Lo agarré bruscamente, colocándolo delante de mí y le mordí la mano, este soltó un gemido adolorido y le pisé un pie, no me gustaba que me hiciese este tipo de cosas.