9. Oportunidad

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Disfruten el capítulo.

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—¿Te sucede algo? —mencionó Victoria al notar a su hija adormilada, más de lo usual.

—Eh... No —sonrió a su madre, y para desviar el tema preguntó si deseaba tomar algo de jugo. La mujer asintió.

Verdaderamente, a Valentina la migraña la estaba matando.

Entre las ideas más fabulosas que pudo tener esa semana, el primer lugar se lo llevó; emborracharse la noche anterior justo cuando la llevarían a su primer día de trabajo.

Esperó mucho tiempo a recibir una oportunidad, que actuar poco profesional no se vería bien y tal vez Victoria declinaría a la idea de incluirla en el trabajo administrativo de un hotel.

Era una suerte que su madre tuviera el sueño pesado porque quién sabe que hubiera sido de Valentina.

Lo único malo de todo, fue no haber podido ver a Kara por la mañana. No recordaba mucho de la noche anterior, posiblemente ella se pudo ir en alguna hora de la madrugada.

—Mamá, recuerdas a mi amiga Kara.

—Si, ¿Qué sucede con ella?

—Bueno… hace unos días que se encuentra en la ciudad y... me preguntaba, si podríamos invitarla para que la conozcas —le hacía ilusión el encuentro, en principio porque sería interesante el punto de opinión de su madre hacia su prospecto (si así se le pudiera llamar).

—Por supuesto —la castaña sonrió, al fin conocería a la maravillosa Kara Brandon, de quién tanto habla su hija—. Dile que este fin de semana venga a visitarnos.

—Claro, se lo diré más tarde —no aguantaba la emoción porque llegase el día.

***

—¿Te sientes nerviosa? —dijó Victoria apenas ingresar al estacionamiento del edificio. Se trataba de un hotel tres estrellas, nada ostentoso pero de buen prestigio, no había problema para que la chica comenzara a familiarizarse con el trabajo y esperaba pudiera adaptarse rápido al mismo tiempo que cumplía con los horarios escolares.

—Si, un poco.

—Tranquila, lo harás bien —animó a la joven.

Caminaron directo al área administrativa, observó  la zona, tenía pocos días de haber estado en el lugar y estaba contenta de que todo estuviera marchando de maravilla.

Con su hija aprendiendo del negocio, y la confianza que tenía a sus empleados, en unos cuantos años Valentina formaría parte del equipo como gerente o administrador principal.

—Adelante —se escuchó una voz femenina al otro lado de la puerta.

Victoria señaló a su hija a que esperara un momento afuera.

—Diga. Ah, eres tú —apenas con una media sonrisa, antes de terminar de escribir y soltar el lapiz. Se reclinó del asiento—. Dime, ¿En qué puedo ayudar a nuestra querida jefa?

Quizá el haber trabajado por muchos años para la castaña le brindaba cierta confianza al hablarle de tal forma, a Victoria no le molestaba, era muy buena en su trabajo, sabía que ante todo la respetaba y admiraba, pese a su manera tan brusca de expresarse.

—Sabes porque estoy aquí. No me hagas querer despedir a alguien —y por esa misma razón debía comportarse a la altura. La consideraba una hija pero si quería respeto, por consiguiente, tenía que darlo.

La mujer rió, se levantó del asiento para ir directo con la castaña.

—Y bien, ¿Donde está mi secretaria?

Te habré olvidado (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora