20. Paseos

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Disfruten el capítulo.

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El rocío de la mañana cubría de pequeñas perlas cristalinas la vegetación boscosa a lo largo de la vereda. El cántico sonido de las aves haciendo eco y el soplo helado agitando suavemente las copas de los árboles...

Sin duda el espectáculo perfecto para caminar en plan romántico hasta el sembradío de lavanda al costado de una antigua tienda de regalos —que es a donde se dirigían— claro, si estuviera la otra parte a conquistar.

Para suerte de la enamorada Valentina, su prospecto de amor no pudo asistir, al menos no hasta acabar la llamada con sus padres. Cómo suele pasar al llamar a casa, la mamá de Kara la mantiene al día con las noticias que acontecen en su ciudad natal. Y por obvias razones, la falta de señal telefónica le impidió hacer el recorrido de la mañana siguiente.

Aunque triste, Valentina se confortaba de que al menos pudo pasear con la rubia la tarde anterior en el pequeño riachuelo a media hora de dónde se hospedaban.

A su lado, la doctora Daysi no difería de la joven. Tenía la intención de que su pequeño recorrido de tres horas fuera para intentar conseguir un acercamiento con la insufrible castaña. Pero… para suerte de ella, Victoria se mostró renuente a salir muy temprano de la cabaña porque no podía soportar el clima helado de la zona.

Y qué decir de su pequeño paseo del día anterior, la mujer no hizo otra cosa más que mantenerse abrazada a sí misma y apurando a todo mundo para volver dado el descenso de temperatura en el ambiente.

Por mucho, una mala idea para salir de viaje.

El suspiro ausente de su joven acompañante fue suficiente para notar los ánimos puestos y la similitud en sus sentimientos para esa mañana.

Estaba intrigada por su situación, después de todo. Le pareció notar un leve interés hacia su amiga, la joven de nombre Kara. Para Daysi, la hija de Victoria representaba total importancia porque al igual que su madre, sabía lo mucho que sufrió cuando pequeña, todo el dolor que soportó al ver a su madre Elena irse.

Sentía que parte de su actual personalidad tímida y algo retraída era debido a su experiencia traumática y por eso, ella más que nadie deseaba darle todo el cariño sincero a las dos mujeres —madre e hija— que se hicieron partes especiales en su vida.

Entonces aprovechando que se encontraban en un paseo compartido decidió indagar un poco para ver si podía ayudar en algo a su deprimida compañera de viaje.

—Esa amiga tuya...

—¿Quién Kara?

—Aja. Te gusta ¿Verdad?

Valentina se detuvo abruptamente. De pronto, comenzó a sudar en la frente y aunque quiso tomar medidas drásticas como correr de vuelta a la cabaña no tenía la suficiente fuerza para volver caminando. Pero por otra parte, si ponía las cosas en perspectiva se trataba de la doctora Daysi, la mejor amiga de su madre. Reconocía que ella no era del tipo que juzgara y después de su familia, tenía entera confianza para hablarle de... algunas cosas.

Así que lo soltó.

—¿Es... muy obvio?

—Un poco —la doctora levantó una ramita jugueteando con esta y continuó su andar. La chica la siguió—. Pero, si me permites un consejo, creo que sí quieres que se fije en tí debes ser más directa, atrevida.

—¿Lo crees?

La vió de reojo—. No la conozco tanto como tú. A simple vista, me parece una joven que gusta de personas que saben lo que quieren. —el comentario desánimo a Valentina. La doctora lo notó y de inmediato intervino—. No es malo de vez en cuando dejarse llevar un poco por los sentimientos. Demuéstrale que eres capaz de conquistarla.

Te habré olvidado (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora