19. Cercanía

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Disfruten el capítulo.

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El mesero retiró los platos de la mesa, dejando únicamente las copas con agua helada mientras las mujeres conversaban.

Victoria tenía cuarenta minutos de haber llegado al restaurante y aunque incómoda en un principio por la presencia de la mujer que tenía enfrente, logró aplacar su angustia.

No era fácil volver a ver a Daysi como lo que siempre considero, una amiga. Alguien en quien confiaba y que sabía, podía compartir buenos momentos a su lado. Porque su relación no se hizo de la noche a la mañana, se vio forjada por el paso de los años, con alegrías, llanto y enojos. Todo eso incluía su bella amistad que, ahora parecía imposible volver a actuar como si nunca hubiera escuchado de la doctora esa confesión de amor.

Le costaba trabajo pero intentaba no pensar en lo mismo. Ya había dejado en claro que por el momento, su corazón no ansiaba el amor de alguien más. Al contrario, quería seguir enfocada en lo importante que tenía ahora, su presente. Uno que le costó lágrimas y sufrimiento en el pasado.

—Entonces, ¿qué te parece la idea?

—¿Cómo? —se incorporó a la plática después de notar la mirada fija de su amiga sobre ella.

Por su parte, Daysi sonrió divertida viendo la confusión en el rostro de la castaña. Era un encanto de mujer cuando mostraba esos gestos poco usuales y se sentía dichosa de poder apreciarlos. Qué más daba que haya rechazado su amor, quedaba su bella amistad y por nada del mundo lo tiraría a la basura. Todo a su tiempo.

—Parece que te perdí hace mucho… —bebió de la copa con agua—. ¿Te sientes bien? Si quieres pedimos la cuenta para que puedas descansar.

—Si. Estoy bien. Lo siento, Daysi. Yo estaba… no importa ¿qué me decías?

—Te decía sobre ir a acampar. Si mal no recuerdo, una vez me dijiste que nunca has ido al bosque. Estuve investigando y encontré un sitio bastante agradable a unas dos horas fuera de la ciudad. No será problema para pasar un fin de semana en compañía de Valentina y una servidora.

—…

—¿Qué dices?

—Pues… —la idea en sí, no sonaba mal. Pasar todo un fin de semana alejadas del ajetreo de la ciudad y más, a lado de Valentina.

Después de la llegada de su hija, sólo habían salido un par de veces a la playa y de vez en cuando iban al centro comercial. Ignorando la presencia de Daysi y el porqué de su propuesta, prefirió poner especial atención a lo que verdaderamente importaba. Además, siempre había querido viajar a alguna zona rodeada de pinos, cedros, abetos entre otros, sentir la calidez del viento golpear su rostro mientras recorría las veredas cuesta arriba.

Era demasiado tentador como para decir que no a semejante propuesta.

—Tal vez podamos ir —continuó—. Tendría que arreglarlo con mi hija para que disponga de un par de días y salir todas juntas a, uhm…

—¿Sucede algo?

—Ahora que lo recuerdo. Kara, la joven de quien te platiqué, está viviendo con nosotras. No me gustaría que se quedara sola en casa.

—Oh, entiendo. No es de tu entera confianza. 

—No, no es eso. Ella parece ser una joven respetuosa —cuando no te salta a gritos en la calle, se dijo al recordarlo—. Sólo pienso que… después de todo lo que le ha ocurrido, tal vez sea bueno que también pase un tiempo alejado de los problemas que circundan en su mente. Nunca es fácil iniciar la vida cuando te encuentras alejado de tu país.

Te habré olvidado (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora