Uno: El Dào (盗) | El pirata

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El gran imperio de China estaba en gran peligro. El imperio ruso estaba atacando desde el norte, las colonias en el este haciendo alianzas con aquellos de Estados Unidos, las colonias británicas empujando su entrada desde el oeste; la Emperatriz sólo podía manejar sus dominios marítimos en el sur. El dinero se necesitaba para que los soldados pelearan, para que las armaduras fueran hechas, y para que los caballos se comprasen.

Por suerte, si las colonias española querían intercambiar bienes con los dominios de Francia o con Siam, incluso con las colonias británicas, necesitarían viajar por sus territorios. Desesperado por más dinero, el imperio impuso reglas estrictas en cuanto a los que querían viajar por sus dominios. Tarifas debían de ser pagadas para que se enviasen la mercancía y no eran baratas.

Preocupados por los precios tan altos, nació un negocio turbio.

Actualmente, los más conocidos, eran los Héroes Gemelos de Yunmeng. Sin embargo, no muchos sabían si en verdad provenían de Yunmeng o no.Wei WuXian y Jiang Wanyin, ambos eran tan hermosos como mortales.

El segundo a cargo era Wei WuXian. Su complexión no era tan pálida como la de su hermano, sus ojos siempre brillaban y una sonrisa atrevida presente en su rostro. Le encantaba usar su cabello recogido con un par de trenzas en sus costados y un lindo listón rojo atándolo todo en su lugar. De los dos, él era al cual la gente se acercaba por negocios, pero Jiang Wanyin era quien cerraba los tratos.

Su negocio explotó cuando la palabra de ellos corrió de boca en boca. La única competencia que tenían eran los barcos Wen, porque tenían mayor cantidad de botes para viajar. Sin embargo, sus precios eran altos por igual, así que la gente solía esperar por los hermanos de Yunmeng.

Las batallas entre ambos para reinar el mar les habían dejado varias heridas. Wen Chao amaba pregonar que había sido quien había dejado una gran cicatriz en el pecho de Jiang Wanyin y quien había apuñalado a Wei WuXian en el torso.

Pese a ser parcialmente verdad, nadie le creía. Si no fuera por su perro leal, Wen Zhuliu, cuya relación con él era algo dudosa, él ya hubiera muerto. Parecía que había algun tipo de matelotage incluído, aunque nadie se atrevía a preguntarle a ninguno. A la gente le gustaba decir de broma que habían pasado mucho tiempo cerca de las colonias francesas y habían terminado adoptando sus costumbres. El hecho de que las mujeres no estaban permitidas entre los tripulantes del barco no hacía más que cementar sus fantasías extrañas.

Rumores de ese estilo no rondaban a los hermanos de Yunmeng. Alguien había perdido un ojo por atreverse a confundirlos por matelots antes, así que su relación como hermanos no podía ser confundida públicamente.

~~~

-Descanso en las nubes.- Wei WuXian dijo en lo que cerraba el pequeño telescopio que tenía entre sus manos. -¿Qué deberíamos hacer?

-No peleen, podemos pretender que somos comerciantes normales. ¿Tienes la carta con el sello de la Emperatriz?

-Sí, sí la tenemos. Iré a buscarla. -Se dio la vuelta, Suibian colgando a su lado en lo que se apuraba a su cuarto.

Hacia un par de meses, una noticia del nuevo decreto de la Emperatriz había llegado a sus oídos. Los Gemelos de Jade de Gusu habían partido de las tierras de imperio en un bote llamado Descanso en las nubes. Hermanos de la misma sangre, Lan XiChen y Lan Wangji, eran de temer. Entrenados en la milicia, criados como intelectuales y consiguiendo cargos altos a tan corta edad, estaban dispuestos a comandar tropas y navíos en el mar para buscar a aquellos que estaban metiéndose con el dinero de la Emperatriz del mercado marítimo.

Entre ambos, el que la gente más temía era el hermano mayor, Lan XiChen. Él, más frecuentemente que no, portaba una sonrisa complacida en su rostro, ocultando totalmente sus sentimientos detrás de ella. El hombre que se veía tan feliz podía matar sin piedad a cualquiera. Para Jiang Cheng, que no podía esconder su descontento con alguien por más de que quisiera, era una habilidad remarcable.

De Pirata a Robacorazones | XichengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora