Seis: Un trato sellado con un listón

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Jiang Cheng fue dejado en la celda esa noche. No podía cerrar los ojos, no solo por lo que había pasado un par de días atrás, sino por lo que le habían dicho esa noche.

Lan XiChen le había propuesto algo, algo que sonaba muy bien para ser verdad. El hombre había adivinado correctamente que su hermano le estaba esperando en Yunmeng, y él tenía una propuesta que parecía simple. Desde Gusu, el camino a Qishan podía ser a través de Yunmeng. Si Jiang Cheng estaba dispuesto, él, junto a su tripulación, podían ayudar a Lan XiChen y a su hermano a capturar a los bandidos Wen. Eso compraría su libertad.

-Ya he mandado la carta a la Emperatriz sobre tu captura. Aparecerme en la Ciudad Prohibida con las manos vacías es imposible. Sin embargo, como estás tan empecinado en huir, y hemos encontrado un enemigo en común, pensé en este plan. Podemos pretender que tú estás muerto, si prometes dejar de ser un pirata, y yo puedo entregar a los hermanos Wen, que para la Emperatriz, presentan una amenaza más grande que tú. Tú tienes mi libertad y yo sigo mi cometido.

Había dicho un punto válido. Pero Jiang Cheng estaba escéptico. Nada que sonaba tan bien podía ser verdad. A-Cheng bajó su mirada al listón blanco alrededor de su muñeca. XiChen le había dicho que tenía un significado importante, aunque no le dijo cuál.Lan Huan solo le había explicado que si fuera a llevarlo a la Ciudad Prohibida y la Emperatriz le viera teniéndolo, él sería asesinado por traición.

Wanyin aún no podía creerlo. Él le había permitido dos días para pensarlo a fondo, ya que eso era lo que les tomaría comenzar a moverse.

Al día siguiente, fue liberado de su celda. -Acompáñame a la ciudad por más ungüentos y vendas. Increíblemente, al pirata se le permitió caminar sin las esposas. Sabía que era una prueba. Sin Sandou o Zidian solo podía correr. Pese a eso, había dos inconvenientes, primero, XiChen podía correr más rápido que él, y segundo, sus armas eran importantes para él y se negaba a reemplazarlas.

Ese día, Zewu-Jun estaba caminando con un listón en su frente que sólo era blanco. El listón con los motivos de nubes estaba alrededor de la muñeca del pirata, escondido bajo su ropa. Caminaron juntos hacia la ciudad, parecía que la única persona a la que le confiaba dejarle el prisionero era su hermano. -¿A dónde vamos?

-Al apotecario, ya sabes porqué.

-¿Cómo está la herida de tu hermano? -A-Cheng preguntó de metiche. Luego de todo lo que había pasado el día anterior, había visto cuán herido estaba.

-Está bien. No necesitas preocuparte. Aquí, entremos. -XiChen abrió una puerta para permitirle pasar. Era una tienda pequeña. Para Jiang Cheng, estaba claro que sabía la ciudad de alguna forma. No había preguntado dónde estaba la tienda, ni había dudado de a dónde correr huyendo de los Wen.

Cómo estaban frente a otros, preguntarlo iba a ser impropio, decidió mantenerse callado. -Yào-xiong. (药兄) -Lan XiChen dijo sonriendo.

¿Shixiong? Jiang Cheng frunció el ceño. Una voz tan azucarada no era un buen presagio.

-Huan-di. -Apareció un hombre viejo detrás de una cortina. -Tanto tiempo sin vernos, ¿cómo estás? Has llegado justo a tiempo.

-¿Justo a tiempo?

-Sí, justo a tiempo. Tú...

-Tío. -El cuerpo de XiChen se tensó.

-XiChen, -junto al hombre viejo, apareció otra persona mayor. Alto, refinado, una barba de chivo que rodeaba su mandíbula. Tenía el mismo aire de erudito que los hermanos Lan, sus ojos mirando a Jiang Cheng momentáneamente antes de fruncir los labios ligeramente. En su frente, el mismo listón blanco con bordados de nubes.

De Pirata a Robacorazones | XichengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora