Cuatro: La unión del fuego

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Habían llegado a la costa de Gusu. A Wanyin se le permitió bajarse del bote, esposado. Su cabello en trenzas hermosas y su apariencia totalmente arreglada, era una vista impresionante. Muchas mujeres y hombres miraron fijamente al hombre de púrpura en cadenas que seguía al capitán de blanco. Incluso si parecía ser el prisionero, tenía una expresión compuesta e inaccesible. A través de los días, el único que podía aguantar tener cerca era a Lan XiChen. Parecía ser el único hombre sin malas intenciones, además de ser el más accesible de la tripulación.

Los murmullos de la gente no le llamaron la atención, sólo le importaba seguir al hombre a la taverna en la que se quedarían esa noche.Sentía que el tiempo nunca se acababa, su escape estaba planeado para esa noche. El momento en el que le dejasen ligeramente desatendido, correría. Su hermano ya le estaba esperando en Yunmeng, ya estaba llegando tarde.

Iban a ir a la Ciudad Prohibida, tendría que mostrarle la cara a la Emperatriz Cixi y ser sentenciado por sus pecados. Bueno... eso si eran capaces de llevarle allí.

La tripulación comenzó a acomodarse, la posada estaba desbordando de gente, pero cuando la noche cayó, muchos de ellos se fueron a un lugar donde las mujeres hermosas eran una buena compañía. -¿Tú no vas a ir? -Jiang Cheng se acomodó en la cama, su cama estaba esposada a la misma. Cruzando el cuarto, un par de metros alejado, el capitán se sentó en su cama.

-¿A dónde?

-Tú sabes dónde. -El pirata sonrió burlón, encontrando divertido como pretendía no saber.

-No necesito relacionarme con ese tipo de comportamiento.

-Sí, claro, puedes no necesitarlo, pero ¿me vas a decir que no te interesa?

-No estoy interesado en dormir con nadie. Además, alguien debe de quedarse aquí a cuidar de ti. Has expuesto tu deseo de escapar varias veces.

-Y lo haré.

-Ya lo veremos.

-No serás capaz de ver ni mierda.

Luego de una pequeña pausa, su compañero de cuarto habló. -¿Acaso tú lo necesitas? -Lan XiChen se sacó su sobrevesta blanca, revelando su prenda interior de color azul.

-¿Necesitar que cosa?

-Ir a esos lugares.

-¿Por qué el repentino interés? -Wanyin se movió para sacarse las botas, mirando al hombre dejar su espada, Sandou y Zidian junto a la cama. Si Jiang Cheng se liberaba a sí mismo de las cadenas, tal vez sería capaz de tomar sus cosas y salir corriendo.

-Tal vez preguntas como el otro día sean capaces de cansarte lo suficiente para prevenir que escapes.

-Pff... -Jiang Cheng se rió, algo que no había hecho hacía mucho. Sonrió mirando por la ventana, su expresión bastante relajada tomando en cuenta la situación en la que en ese momento estaba. -Yo creía que el capitán era un intelectual. Pero esto... esto es más allá de lo que me esperaba que soltases.

-¿Estás demasiado avergonzado para responder? - Cuando el pirata le miró fijamente, se dio cuenta por la sonrisa que tenía en la cara que estaba intentando sacarlo de quicio. Pese a saberlo, lo permitió.

-¿Avergonzado de qué? -Estalló. -No necesito ir a ese tipo de lugares. Tengo muchísimas mujeres dispuestas a dormir conmigo. No necesito pagarle a ninguna. -Aunque no era una mentira, no era la verdad completa.

-Yo también. Pero no tengo el deseo de dormir con ninguna. Esos son dos temas completamente diferentes.

-¿Acaso me estas diciendo que nuestro feroz capitán, Lan XiChen, el gran Zewu-Jun, nunca ha estado con una mujer antes?

De Pirata a Robacorazones | XichengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora