En contra del deseo del hombre, llevó al capitán consigo. Luego de que todos se habían asentado en una linda posada en la ciudad, Jiang Cheng agarró la manga de Lan Huan, urgido de que le acompañara. Aún no habían cenado y cuando el general se lo señaló el pirata respondió con tranquilidad: -No te preocupes. Comerás suficiente comida a donde vamos.
Cuando llegaron al lugar, XiChen estaba curioso de a donde le estaban llevando. No tenía miedo, llevaba su espada en su cadera y sabía que Jiang Cheng había dejado su espada en la posada, la única cosa de la que tenía que tener cuidado era de cualquier ataque furtivo dentro. Sin embargo, cuando una pequeña señorita les abrió la puerta, se dio cuenta que era solo una casa.
-¡A-Cheng! ¡Has venido!
-Jiejie. -Jiang Cheng sonrió feliz mientras la abrazaba.
-Te he extrañado tanto. Te tomó mucho tiempo volver esta vez.
-Lo siento, jiejie.
-Oh, ¿quién es este amigo tan apuesto que tienes?
-Este es Lan XiChen. Mi...
-Amigo. Me ofreció venir y no pude negarme. -XiChen sonrió suavemente reverenciando a la mujer.
Lan Huan no se perdió la expresión que A-Cheng le dio.
-Oh ya, entren, entren. Yo soy Jin YanLi, la jiejie de A-Cheng.
La casa tenía dos pisos y pese a parecer normal, el interior estaba decorado con muebles lujosos y cubiertos de alta gama.
-¿Te dijo Wei WuXian? -Jiang Cheng preguntó algo tímido.
-¿Sobre qué?
El menor de los dos se aclaró la garganta. -Sobre los gustos de A-Huan. No come carne. -Le dijo.
El Lan se sorprendió de eso. Había tomado en consideración sus necesidades personales y hasta les había pedido que le acomodasen. -¿Voy a comer aquí? -Lan Huan preguntó mirando a Jiang Cheng.
-Mn, quiero que pruebes la sopa de cerdo y loto de mi jiejie, aunque sin la parte del cerdo, claro.
-Oh, sí. Me dijo. Cociné el cerdo por separado. Espero que les guste.
-¿Está Jin Ling despierto?
-Sí, él está probablemente en la parte de atrás, con A-Xuan. -Le sonrió gentilmente. -No se preocupen por mí, necesito terminar de picar los últimos vegetales de la sopa.
-¿Necesitas ayuda? -XiChen ofreció. Había sido un buen rato desde que había cocinado, pero no creía que sus habilidades se habían perdido totalmente.
-No tienes qué... -YanLi estaba sorprendida. No era usual que los hombres le preguntaran si necesitaba ayuda. -¿Estás seguro?
-Si te sientes cómoda con ello me gustaría ser de utilidad.
-¿Puede el capitán cocinar? -Jiang Cheng preguntó sonriendo suavemente. -Un cuchillo no es lo mismo que una espada.
-Solía cocinar antes de la guerra, cuando vivíamos en casa. Todos sabemos cocinar. Incluso si mi hermano lo hace mejor.
-Oh, ¿tienes un hermano menor por igual? -Yanli sonrió. -Bien, apreciaría algo de ayuda.
-Sí, lo tengo. Se llama Lan Wangji. -A-Huan miró hacia un costado encontrándose al pirata riendo suavemente.
-Iré a buscar a A-Ling, ¿está bien? -La pregunta estaba dirigida a su captor, pero fue su hermana quien asintió como respuesta.
-Ve. -Lan Huan sonrió suavemente. -Estaré en la cocina.
-Vamos, XiChen. -Yanli le guió a la cocina con una sonrisa. Era la primera vez en un largo tiempo que tenía invitados y parecía estar emocionada, especialmente con un hombre tan apuesto y bien portado.
XiChen y ella habían hablado por un rato cuando un muy sonriente A-Cheng entró. Una burbujeante risa llegó a sus oídos y la cara de YanLi se iluminó. -A-Ling, ¿has extrañado a tu jiujiu? -Jiang Cheng palmeó la cabeza del niño.
Lan Huan sonriendo sin darse cuenta mientras los miraba. En la expresión de A-Cheng había una suavidad que provenía de amor que nunca había visto. El pequeño estaba sonriendo brillantemente, abrazando el cuello de su jiujiu antes de responder con cariño. Un hombre grande vino detrás de ellos, alguien que él supuso se llamaba A-Xuan, el marido de YanLi. El pirata se dio la vuelta, moviéndose y jugando con el pequeño en sus brazos, haciéndole reír. Era una vista para disfrutar. XiChen sintió que le estaba restringiendo demasiado. Confío en ti. Esas palabras le persiguieron. ¿Qué había para confiar de él? ¿Su posición? Era demasiado ciego a las durezas del mundo, hacía a XiChen querer protegerlo para que se mantuviera así de puro.
Su mente se puso en blanco.
La misma palabra volvió a aparecer. ¿Proteger? -Lan XiChen, ¿puedo preguntar algo? -YanLi le tomó por sorpresa, algo a lo que no estaba acostumbrado.
-Mn, adelante.
-¿Qué eres?
-¿Disculpeme?
-No seré tan inteligente, pero no necesito serlo para saber que eres la primera persona que A-Cheng ha traído a nuestra casa. -Ella dijo mientras servía la sopa. -Por más de que le gustaría ocultarlo, sé que hace negocios ilegales y tú eres un capitán. Puedo ver que provienes de un buen lugar y que has ido a la guerra. ¿Qué está pasando entre ustedes dos?
Lan XiChen no sabía que decir.
YanLi se dio la vuelta, encontrándose con un hombre sorprendido. Su sonrisa era suave, como aquella que se le daba a un niño para calmarle. -No necesitas responder. Conozco a mi didi lo suficientemente bien para saber. Por favor cuida de él. -Ella dijo levantando una bandeja llena de platos de sopa. -A-Cheng tiene un corazón bueno, y le gustas.
-Puedo ver eso. -XiChen respondió. -Lo haré. Le debo, me ha salvado la vida una vez.
Una de las razones por las que había hecho el pacto para liberarlo era ese evento. Nunca había dudado el pelear por su imperio, nunca había dudado las opiniones del Emperador o la Emperatriz. Pese a todo eso, con él era diferente. Pese a ser un pirata, lo único que hacía eran negocios ilegales, no mataban, no eran gente despiadada. No presentaba una amenaza real hacia la realeza más allá de un par de monedas menos. Sería fácil para él que volviese a hacer negocios legales de nuevo.
-Gracias. -YanLi dijo antes de que se sentasen a comer. XiChen fue servido un plato de su sopa especial y esta fue extremadamente deliciosa.
Se sentía como un hogar y XiChen lo estaba irrumpiendo. Sin embargo, A-Cheng se comportaba con él como si fuera su amigo y no su guardia. Los ojos de Lan Huan se encontraron mirando a tal figura. Cuando estaba rodeado de sus amados, era una belleza sonriente y relajada. Totalmente opuesta a su expresión en guardia y ceño fruncido.
Esa noche llegó a su fin un par de horas después. Jin Ling estaba durmiendo y las parejas se reverenciaron a modo de despedida. A-Cheng estaba de un buen humor, su ceño fruncido no estaba presente, en cambio, había una sonrisa tranquilizadora.
Se ve más joven cuando sonríe así. Lan Huan escondió sus pensamientos tras su usual expresión compuesta. Cuando llegaron al cuarto, Jiang Cheng se posicionó en la cama, esperando a que le pusieran las cadenas como siempre.
-Puedes dormir sin ellas esta noche. -La madera rodeando la cama era vieja y sonaba con los pasos más ligeros, incluso si quería escapar haría ruido. El pirata se vio confundido, pero no discutió.
-Buenas noches entonces. -A-Cheng le sonrió antes de quitarse la sobrevesta y meterse bajo las sábanas. XiChen se recostó en la cama. Lo encontró extraño que su hermano no le pidiera que le cambiase las vendas.
La mañana siguiente descubriría el porqué. Wei WuXian caminó fuera del cuarto de Wangji a los tropezones, teniendo en sus manos la prueba de lo que había pasado. A-Cheng estaba shockeado de ver el listón blando del hermano menor alrededor de sus muñecas. Fue XiChen quien le ayudó a desatarlo. Wei Ying había descubierto cuan borracho un Lan se podía poner con un solo sorbo de alcohol. Nadie le preguntó sobre el chupón apenas escondido por sus ropas.
Era hora de hablar de estrategia.
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De Pirata a Robacorazones | Xicheng
Fanfiction-La próxima vez que te vea, te mataré de verdad. -Jiang Cheng le apuntó. -Espero ver eso. -Lan Huan sonrió, cómo si le hubieran dado el mejor de los regalos. El pirata tenía muchos huevos para desafiar al primer general más joven que había. Peleand...