Ladybug La Guardiana de los Miraculous

Capítulo 10. Un muro nos separa.

Marinette llega a un pequeño y sutil callejón para buscar transformarse, abriendo su bolso y observa que tenía el macarrón de maracuyá, que su papá había preparado el domingo, recordó que siempre tenía uno reservado para Adrien, suspirando un momento pensó en tirarlo al basurero que estaba a lado de ella, pero lo reflexionó un instante y pensó que podría dárselo de una vez por todas a Adrien la próxima vez que se vieran para el proyecto, y de alguna manera "cerrar este ciclo", pues no quería ilusionarse, más cuando se había despido de la chica que pretendía Adrien, unos momentos antes, Kagami.

Respirando profundamente vuelve a guardar el macarrón buscando el anillo del gato negro, pues debía llegar como Lady Noir, se coloca el anillo, esperando muy profundo en su corazón que la siguiente persona que usará este anillo volviera ser Chat Noir, pues no se imaginaba un reemplazo para él, ni siquiera quería pensar más en esa opción, en el momento aparece Plagga.

_Uff finalmente salgo, no tendrás un poco de Camembert, no seas cruel conmigo, una guardina debe ser amable con todos los kwamis y más con el kwami de la destrucción.

_No seas mimado Plagga, esperemos que sea Chat Noir sea quien te vuelva a dar tus quesos rancios.

_¿Y si me vuelve a rechazar?_ pregunta con suma tristeza la ancestral creatura.

_Plagga no pienses eso, vamos de prisa que ya es tarde. ¡Plagga las garras!

***

Mientras unas calles más atrás, igual el joven Agreste encuentra un pequeño parque para ocultarse en unos arbustos que fuera suficientemente densos, no sin antes buscar los aretes que estaban dentro de la mochila a lado de Tikki, en un apartamento especial que había hecho especialmente para Plagga en su momento.

_Bueno Tikki, ya es la hora.

_¿Ya tomaste una decisión Adrien?_ preguntaba preocupada la tierna creatura, mientras el joven de ojos verdes se colocaba los pendientes de la catarina.

_Si y pienso estar seguro de esta... creo... bueno es hora de que veas a tu portadora, ¡Tikki motas!

Mr. Bug corre presuroso entre los techos de Paris, sintiendo la adrenalina y el fuerte pulso de su corazón, por encontrarse con su compañera de lucha. La última vez se sentía más que desanimado ante la idea de ver a Ladybug, pero esta vez no tenía más que presente las palabras de Marinette, y con un ánimo, casi desconocido para él, se sentía presuroso de su destino.

***

El joven héroe llega a la Catedral de Notre Dame, precisamente el último piso donde le había indicado Lady Noir, y como le había comentado ella, los trabajadores no estaban, el edificio estaba siendo remodelado y ya casi estaba terminado así que en lo que cabe tendrían la privacidad necesaria y a la vez si alguno de los dos se fuera en su forma civil no habría problemas confundiéndose con los turistas o los fieles que van a misa entre semana.

El joven héroe estaba viendo el lugar y podía observar a través de un agujero la majestuosidad del templo, hacía tiempo que no visitaba este lugar, pensaba; más que cuando fue una misa tipo funeral improvisado para su mamá; curioso pues sus papás no eran de llevarlo a algún lugar religioso, y la última vez fue para despedir a su mamá, esos recuerdos le estaban carcomiendo, hasta que escucho una voz familiar.

_Hola Mr. Bug me alegra encontrarte_ La chica vestida de gato negro se le acerca muy tímidamente, pues no sabía como dirigirse a su compañero de batalla, se sentía más que insegura y temía la posible despedida, y de ahí tal vez por fin conocer la identidad civil del que fue su compañero, muchas cosas le abrumaban y no sabía cómo continuar hablando.

El joven vestido del traje moteado tampoco encontraba palabras que decir, se quedo mirando a la chica que tanto tiempo amo en el traje que él debería estar usando, se acerco lentamente y con mucho temor a la chica que consideraba en el momento muy vivazmente su amiga y compañera, observaba la inocencia y arrepentimiento en los ojos felinos de la joven, camino hacia a ella hasta toparla separándole unos centímetro y ninguno quitaba la vista del otro.