Si le preguntases a Conan Lestrange cómo se sentía salir con una chica tan peculiar como Rachel Devery, seguro no tendría palabras para responder, porque no estaban saliendo y porque no pasaban mucho tiempo juntos; eso último llevo a ciertos rumores que, claramente eran igual de falsos que la relación que decían tener. En cambio, si la pregunta iba dirigida a Rachel, ella como buena mentirosa, diría maravillas de Conan y hasta le cobraría diez galeones más por eso.
── Podrías incluso volverte bisexual y enamorarte de ella ── declaró Rosaire. Él no lo veía así, no podías hacerte así o asa porque una persona no sabe valorarte. Sería pensar que los demás son un juguete que usar cuando te aburre la persona de la que estás enamorado. Eso no es bonito ──. Okey, por tu expresión he notado que no estás conforme, lo siento.
── Creo que sería jugar con lo sentimientos de Rachel, además, ella lo hace porque le pago. ¡Sé que suena mal! Pero ella me dijo que le diera diez galeones por día, supongo que para ella está bien.
── ¿Tú crees que pagarle a una persona para que finja ser tu novia o algo parecido está mal? Diciéndolo así suena fatal ── y lo era, pero aun quería darle un golpe cruel a Percy.
Técnicamente lo estaba engañando. Así que, ¿por qué no jugar con fuego?
Si salían quemados ya era problema de cada quién.
Rachel Devery solamente quería algo con lo qué distraerse, la propuesta de Conan Lestrange le llegó casi caída del cielo y aceptó casi sin miramientos. Ahora se sentía un poco mal, no quería que Percy y Conan dejaran su relación debido a ella, aunque no fuese su culpa y aunque no pudiese evitar que relaciones como esas, que estaban ya en la cuerda floja y a nada de romperse, terminasen.
Luego se dijo así misma que debería de importarle poco, no era su relación y Conan no era su amigo. A la mierda si terminaban. No era su problema.
── Hola Rachel ── saludó Marcus Flint. Con sus pensamientos confusos, ella escupió sin tener cuidado.
── Creo que he terminado una relación de cinco años ── Flint arrugó la frente, incrédulo. No comprendía.
── Uh, ¿estás bien? ── él realmente se preocupaba por ella. Ellos sí eran amigos, se tenían plena confianza entre ambos, nada era un secreto por mucho tiempo.
── Sí, no era mía.
Ahora Marcus estaba mucho más confundido. ¿No era su relación y aún así la terminó? ¡Dios, ni conectando dos neuronas podía entender!
── No estoy entendiéndote.
── No tienes que hacerlo, Flint ── la pelirroja se colocó un mechón detrás de la oreja, y abrió los ojos de una manera tan exagerada que a Marcus le dolieron los suyos propios ──. Mierda, tenía que estar con Conan en Hogsmeade hace cinco minutos.
Y se marchó de allí, dejando a Marcus con muchas dudas que desde luego no tendrían nunca una respuesta certera más que las mismas conjeturas de Flint.
(...)
── Ya era hora ── posiblemente ya no le pagaría los diez galeones por llegar algo tarde.
Regla número uno de una novia falsa que cobra por sus servicios, jamás llegues tarde para una no cita. Ese es el primer quiebre de tu trato.
── Lo siento.
── No te preocupes, está bien Rachel. ¿Vamos por un helado?
── Aunque quisiera negarme, no puedo. Eres mi jefe ── declara la pelirroja mientras lo toma del brazo para fingir ante todas las personas conocidas que los veían juntos.
── Eso suena horrible ── murmuró Conan con una mueca.
── Bueno, eso es lo que eres ── respondió ──, pero ni te creas que por eso soy tu sirvienta. Con o sin tus diez miseros galeones sigo siendo yo y valgo muchísimo. Considera nuestro trato un favor de mi parte, uno no gratis.
── Ya veo por qué eres Slytherin ── comentó el castaño con una sonrisa.
── Ah, creí que era porque soy astuta o algo más positivo.
En realidad, a Rachel no le gustaba estar en esa casa. Todos creían que era la casa de los malos, pero ella no lo veía de ese modo. Slytherin era una casa como cualquier otra. No era nada del otro mundo.
Era una casa y ya, con características predeterminadas. Lo que hayan hecho sus fundadores no tenía que influir en ellos, lo que sea que hayan hecho alumnos antiguos de esa casa no quería decir que ellos harían lo mismo.
Una casa y un apellido no los definía.
── Percy me escribió una carta ── comentó como si fuese algo de todos los días, como si no le importara ──. Quería saber que si me parecías bonita. Le dije que sí, o sea, eres muy bonita, pero...
── No era eso lo que querías decirle. Está bien, él es tu novio y esto solo lo haces para que pruebe un poco de su medicina y del dolor que sientes cuando lo ves compartiendo saliva con Penélope ── lo cortó ──. Cosas que pasan.
── En serio esto me duele. Ya no nos hemos dado ni un beso siquiera.
── Ese es el precio que se paga por ocultar un amor, supongo.