CAPITULO XXXVIII.

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Había sido un sueño

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Había sido un sueño. Un extraño sueño, tan real que parecía más bien un recuerdo.

Aquellos ojos marrones relampaguearon en su cabeza mientras se levantaba y corría al baño chocando con la puerta en el camino. Sus piernas se doblaron cuando una arcada llenó su boca con los restos mal digeridos del desayuno y se amarró al inodoro creyendo que expulsaría el estómago por el esfuerzo.

Los ojos se le aguaron y una lágrima solitaria escapó por el borde recorriendo su mejilla mientras se dejaba caer apoyándose sobre la pared de la bañera.

Su cabeza parecía no tener suficiente y las imágenes borrosas comenzaron a reproducirse una tras otra hasta que el aire parecía no entrar en su pecho. Se levantó trastabillando con sus propios pies y el agua fresca, cuando abrió el grifo, empapó su cara paralizando aquella sensación semejante al vértigo.

Tenía que salir de allí o se volvería loco. Caminó tambaleándose hasta la puerta tratando de obviar la sensación de mareo que revolvía su estómago, secaba su boca y le distorsionaba la visión.

La baja temperatura de diciembre le golpeó en la cara haciéndole suspirar con alivio. El frío pareció congelar aquella película que se reproducía en su cabeza y darle algo de tregua y paz. Soltó todo el aire de sus pulmones en un suspiro de alivio creando una gran nube blanca en torno a su cabeza que se disolvió segundos después.

El sol estaba cayendo entre los edificios, sus pies se movieron programados por la ansiedad que había anidado en su pecho y parecía no querer diluirse por mucho que caminase. La luz cálida que iluminaba el cartel del restaurante de Jin se sintió como unos brazos que le abrazaron calmando su cuerpo cuando se presentó ante sus ojos.

Brazos que rápidamente le apretaron hasta ahogarle cuando identificó las dos siluetas frente a él. Jin hablaba en la puerta con una figura cubierta por un largo abrigo oscuro, una mascarilla que cubría la mitad de su cara y una boina coronando su pelo que reconoció al instante como aquella que llevaba la primera o segunda vez que le vio.

Se detuvo para observar cómo le entregaba algo mientras parecía verter unas escuetas palabras. Jin habló después mientras el otro bajaba la cabeza y asentía débilmente. Metió las manos en el bolsillo con actitud ausente. Sus ojos clavados en algún lugar en el suelo, en sus pies cubiertos con esos estúpidos mocasines peludos que tanto odiaba.

Volvió a hablar mientras el mayor se cruzaba de brazos y frotaba su camisa blanca tratando de combatir el frío. Los labios de Jin se movieron una última vez antes de que la silueta se girase en la dirección contraria a donde se encontraba él.

Aceleró el paso dispuesto a cebarse con él, dispuesto a cobrarse todo el dolor, el odio, el rencor que calaba cada célula de su ser por ni siquiera tener el valor de mirarle por última vez. Jin fue rápido y lo retuvo entre sus brazos tan rápido lo vio venir, mientras trataba de convencerle de no hacerlo, de que no era correcto. De que no merecía la pena.

•❅ Oᴜʀ Tɪᴍᴇ ❅•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora