Capítulo 2

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Opté por mantenerme oculto detrás de unas rocas mientras miraba la orilla. Allí había mucha arena seca y vi un grupo de humanos. Observaría por un tiempo hasta que me decidiera qué hacer. Entonces recordé las palabras de mi padre en ese momento.

—Las hembras humanas tienen muchas curvas, los machos no. —Eso no servía de nada porque desde mi lugar no podía distinguir quien tenía esas curvas y quién no. Estaba demasiado lejos y si me acercaba más me verían, me encontraba en medio de un dilema.

En ese momento presencié algo increíble. Uno de los humanos tomó algo grande y corrió hacia el agua, yo creía que ellos no entraban al océano ya que no tenían aletas ni branquias pero eso me sorprendió. Yo aprovecharía esa oportunidad para ver a los humanos más de cerca.

Esté en particular estaba sentado sobre esa cosa flotante y lo vi deslizarse con las olas pequeñas de regreso hacia la orilla. Fue increíble como usaba sus piernas para levantarse sobre la cosa. Las piernas... muchas veces me había imaginado cómo se veían los humanos y no estaban tan mal a pesar de no tener escamas ni aletas, se parecían mucho a nosotros.

¡Espera!, grité en mis pensamientos cuando vi que regresaba a la tierra. No había hecho ningún movimiento para darme a conocer. Yo estaba decidido a mostrarme y seguía oculto en espera de otra oportunidad. Unas horas después noté que las rocas en donde estaba ya se encontraban casi tapadas por el nivel del agua. La inundación ya había comenzado.

Me sumergí y nadé hacia la orilla para advertirles, ya no había tiempo. Pero en la superficie vi que el humano de la cosa flotante había regresado al agua. Eso era muy peligroso.

Nadé detrás del humano rápidamente. Pero una ola grande se alzó, se comenzó a deslizar mientras yo intentaba alcanzarlo, la corriente era muy fuerte pero logré hacerlo, incluso me adelanté. Sin embargo, al mirar atrás esa cosa flotante golpeó mi cabeza con fuerza y la ola me sacudió violentamente.

El golpe fue doloroso, resonaba en mis oídos aunque estaba más preocupado por el humano que había caído. Lo vi nadar hacia la superficie pero las fuentes corrientes no le daban tregua. Nadé lo más rápido que pude, luchando con las salvajes aguas y sujeté al humano. Él había dejado de luchar y vi como cerraba sus ojos. Yo estaba cansado y adolorido por el golpe pero aun así nade hacia la superficie, la costa había desaparecido completamente y esas olas gigantescas también.

Respira, respira, le ordené en mis pensamientos mientras lo mantenía a flote. Tosió un poco de agua y todavía seguía inconsciente. La prioridad ahora era encontrar tierra para el humano, así que continué nadando por un tiempo hasta ver a lo lejos una cosa verde. Me acerqué y era tierra, entonces dejé al humano sobre unas rocas, lejos de las olas porque necesitaba tiempo para pensar.

Volví al mar para investigar mejor ese lugar, saliendo de vez en cuando para asegurarme que el humano seguía durmiendo. Fue así como encontré una entrada que me llevaba a una cueva bajo tierra. Inmediatamente pensé que ese lugar era perfecto para el humano, las tormentas no lo mojarían y yo tendría fácil acceso para traerle comida.

Debía estar seguro, por lo que salí del agua y me arrastré por la cueva, sorprendiéndome de que hubiera luz proveniente desde arriba, ese era el sol. Además encontré esa agua que sabía extraño. De nuevo recordé las palabras de mi padre ya que él fue el encargado de instruirnos al igual que nuestra madre.

—Los humanos beben agua del cielo, no del mar, deben encontrar esa agua para que no mueran.

Agua de cielo, pensé para luego probarla. Sabía extraño por lo que luego de escupirla. Definitivamente esa cueva era el lugar, un refugio perfecto para el humano.

Antes de llevarlo a allí abajo busqué algas brillantes para que iluminen el lugar, su fulgor reemplazarían los rayos cuando no estaba el sol y fue muy fácil hallar muchos muy cerca de la tierra. Igualmente arrastrados por las salvajes olas.

Fantasma Azul Editando*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora