Capítulo 9

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Tiempo después regresé a la cueva con mucha comida, Lilian debía estar hambrienta así que le entregué el pescado mientras yo examinaba las cosas rojas que había encontrado flotando en la superficie. Cuando estaba limpiando los peces Llo, unas cosas que flotaban cerca de mí llamaron mi atención. Las mismas eran redondas, no había visto nada igual en el océanos así que deberían provenir de la tierra. Tenía un olor extraño pero para nada desagradable, debía tener cuidado porque podría ser venenoso debido a su color y la apreté con fuerza. Creía que era dura y resistente pero se destrozó en mi mano. Una pulpa blanca quedó en mi palma con restos rojos.

Lilian dijo algo, parecía conocer la cosa y no demostraba miedo ni angustia, así que probé los restos que quedaron en mis manos. Era dulce, un sabor único y casi adictivo, era comida. Rápidamente recogí las que estaban flotando pero antes de morder otra ella me detuvo para cambiarla por un trozo de pescado.

Oh, la comida roja es postre, pensé al darle una sonrisa. Ella llamó mi atención, señalando la comida roja con una mirada interrogativa. Quería saber de dónde las había encontrado.

—Yo estaba preparando las porciones de Llo, las que estamos comiendo ahora, y encontré las cosas rojas flotando con esta piel falsa, entonces las traje conmigo. Fue una buena idea hacerlo, ¿no? —eso intenté decirle, mostrándole cada acción allí mismo con señas y mis pobres intentos de sonidos en su lenguaje. Ella asintió, dándome una sonrisa, luego me senté a su lado para comer juntos. Lilian saboreaba cada bocado y llenaba sus mejillas.

A pesar de que no podíamos comunicarnos disfrutaba mucho de su compañía y había conocido un nuevo alimento delicioso. El color rojo de las cosas redondas eran muy atrayentes, luego de terminar mis porciones de Llo, me encontraba mirando el postre terrestre fijamente. Lilian todavía no había terminado su comida y me preguntaba si ya podía comer el postre.

Ella sonrió al notarlo entonces acercó su mano a mi cintura para tomar la herramienta filosa, con gusto se la presté y la vi cortar la comida en una forma particular. Me mostró cómo debía quitar el centro duro y unas pequeñas cosas de color marrón, el resto se podía comer. Al morder un trozo su sabor estalló de nuevo en mi boca, Lilian mantenía su sonrisa mientras también probaba el postre terrestre.

—Gra-cias —respondí con la boca llena. Lilian se sorprendió para luego volver a mostrarme esa sonrisa. Era mi primera palabra bien pronunciada en su lenguaje.

Ella dijo algo mientras guardaba las pequeñas cosas marrones del postre terrestre, tal vez hablaba con ella misma, no podía juzgarla ya que yo lo hacía muy seguido. Terminé de comer y me enfoqué en ella, quien observaba mi cuerpo. Recién ese momento me di cuenta que nunca me había arreglado para Lilian, no tenía pulseras, ni collares y mi cabello me cubría el rostro la mayor parte del tiempo.

¡Soy un desastre, pensé que esas porquerías no eran importantes y ahora las necesito!, me dije siendo invadido por el pánico. Miré a Lilian luego de salir de mi pequeña crisis, si no podía llamar su atención con decoraciones lo haría de otra manera, con sonidos.

Me dijo algo, tal vez estaba criticando cómo me veía. Tan desalineado. Tal vez cambió de opinión y ya no me quería. Pero no iba a darme por vencido luego de llegar tan lejos, la conquistaría.

—¿Mmm? Lian... —dije al tocar su cabeza, inmediatamente sentí la suavidad de su cabello bajo mi mano pero debía concentrarme—. Ah-Ran —solté al tocar la mía. Esperaba que entendiera que quería ese sonido para mi nombre. Mientras estaba solo había estado practicando y aquel sonido me pareció muy agradable, como fácil de recordar.

—¿Arán? —repitió, a lo que asentí con una sonrisa—. Arán... Lilian... —dijo al señalarme y luego a ella.

Si, nuestros nombres. Se oyen muy bien juntos, me dije y la abracé. Ella puso sus manos en mi pecho, haciendo que la calidez de su cuerpo se transfiera al mío. Frotaba mi rostro con el de ella para sentir más de Lilian.

—Arán... ¡Puah! —exclamó debido a que mi cabello había entrado en su boca accidentalmente. Me alejé inmediatamente para dejarla respirar. Lo había arruinado otra vez. ¿Cuándo aprenderás?, me regañó mi conciencia.

Lilian me detuvo porque estaba jalando mi molesto cabello, el mismo cabello que había arruinado el momento, sus manos apartaron suavemente las mías entonces se ubicó detrás de mí. No sabía lo que hacía hasta que, al mirar sobre mi hombro, vi que peinaba mi cabello con sus dedos. Me quedé muy quieto mientras Lilian estaba muy entretenida y me preguntaba si le atraía eso de mí. Mi cabello no era diferente a los de mi raza, era igual de negro y de largo.

Se alejó luego de haber enredado todo mi cabello, así como ella lo tenía. Ya no sentía los mechones sobre mis hombros ni mi espalda y lo mejor era que ya no molestaba mi vista. Lilian dijo algo mientras pasaba las manos por toda mi cabeza, lo había enredado de tal forma que podía ver un patrón formado con las mechas que terminaba en la punta.

—¡Bien! —exclamé al pensar que esperaba mi respuesta. La hice sonreír, todo estaba bien aunque bostecé repentinamente, me sentía cansado.

La miré por un momento para después acostarme sobre su regazo, era tan cómodo, sin embargo me alejó y la vi buscar algo entre las cosas que los otros humanos le dieron por el agua de cielo. Regresó con una piel falsa mucho más grande y la extendió en el suelo para después acostarse, gracias a ella había aprendido que esas pieles tenían diferentes tamaños, colores y usos. Ésta hacía el suelo más suave así que me acerqué, quería dormir a su lado y la comodidad era arrulladora.

Tomé mi cabello enredado y cerré los ojos, a pesar de querer dormir abrazado con Lilian preferí darle su espacio. Tal vez la incomodaría y el sueño para nuestra raza era muy importante. La escuché susurrar algo y sentí sus labios en mi frente, fingí que ya estaba dormido mientras luchaba contra mis instintos. Instintos que se esfumaron cuando me quedé dormido.

El tiempo pasó y pasó, mi sueño profundo y sereno como las profundidades donde crecí, hasta que un sonido molesto me despertó. Ya era de día y esta vez mi cuerpo no terminó tan adolorido ni cubierto de arena. Había sido una buena noche. Bostecé mientras me estiraba completamente, mis músculos temblaron entonces escuché una risita provenientes de ella. También se oían diferentes fuera del agua.

—Li... li... an —dije al acercarme a ella sonriendo, con la esperanza de que tal vez podríamos continuar lo de anoche.

Ella soltó unos sonidos, parecía nerviosa y me entregó un postre terrestre, que desde luego acepté. Era el desayuno y al terminar acerqué mis manos a su cuello, buscaba la cosa brillante que abría la piel falsa que la cubría. Lilian tragó con fuerza en ese momento pero apartó su cabello enredado, señalando dónde estaba lo brillante. Deslicé la cosita de metal hacia abajo para descubrir su espalda, por fin podía sentirla y nunca me cansaría de esa sensación.

Empecé besando su cuello, gracias a que tenía el cabello enredado podía besar esas zonas que normalmente estarían ocultas. Su piel dejaba una sensación muy placentera en mis labios, como un cosquilleo. Al bajar la mirada vi las marcas que había dejado en su piel.

Las recorrí pero esta vez con mis labios suavemente, noté su cuerpo temblar y no pude evitar sonreír por su reacción, muy tierna. Su comportamiento no era diferente a la de las mujeres de mi especie, eso me daba pistas de cómo debía tratarla, aunque tampoco había tenido una pareja de mi especie antes.

Me separé un poco para quitar la piel falsa completamente, teniendo cuidado con su pierna lastimada. Al mismo tiempo vi que el corte tenía una buena coloración, estaba sanando muy bien ya que la herida se mantuvo seca. Eso me recordó que debía darle las gracias a Tez por ayudarme.

—Bien —dije sonriendo a lo que Lilian devolvió el gesto. Esperaba poder nadar con ella una vez que se recuperara, ya que, recordando sus intentos de escape, debía reconocer que se movía muy bien en el agua para ser una criatura terrestre.

Fantasma Azul Editando*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora