Capítulo 7

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La hembra se encontraba en mis brazos, había sanado mi herida y compartimos la comida, sin mencionar que ya me había tocado. Me había aceptado completamente, por ello no podía dejar de abrazarla, aunque iría despacio como me lo había recomendado Tez. Lo último que quería era asustarla otra vez.

Entonces comencé con las caricias, no me permitió tocar su pecho así que fui por su cintura. Al mismo tiempo tarareaba para reconfortarla y que supiera que todo estaba bien. Me preguntaba cómo se vería su verdadera piel debajo de la falsa y si era tan suave como la de su pierna. Con mis uñas comencé a rascar la piel falsa, buscaba una manera de quitarla o hacerla a un lado pero ella sujetó mis muñecas de repente. También estaba tocándome, así que sonreí y acuné su rostro con mis manos, tenía mejillas muy suaves.

Todo estaba yendo tan bien que me incliné y mordí suavemente su hombro, aunque no fue suficiente para quitar la piel falsa. ¿De qué estaba hecha?, me pregunté al hacer una mueca, creí que podría romperla un poco pero realmente era muy resistente.

Me alejé un poco para mirarla, vi que sus mejillas tomaron un ligero color rojo que la hacía ver adorable. Su boca se movió, hizo unos sonidos y colocó un pie en mi pecho, alejándome un poco. Tal vez quería que comience por su pierna, realmente no sabía cómo se relacionaban los humanos pero iba a averiguarlo. Así que toqué su pie, jugaba con sus dedos y poco a poco comencé a subir, estaba descubriendo las curvas de las que mi padre había hablado. Sus piernas eran fuertes y bellas.

En ese momento salí de mis pensamientos, veía con horror como ella se hacía bolita. Abrazó sus piernas y noté que aquello era doloroso así que alejé mis manos. Estaba claro lo que trataba de decirme, nuevamente fui demasiado rápido. ¡Idiota, idiota, idiota!, mi conciencia tomaba la forma de Tez para regañarme.

Debía hacer algo pronto ya que no podía dejar a la humana así, entonces acerqué mi mano para acariciar su cabeza. Ese cabello se sentía muy suave y sedoso. Pero debía dejar de distraerme con cada cosa.

—Ay —le dije, haciendo que levante la mirada hacia mí. Entonces me señalé, negando con la cabeza un par de veces. No te haré daño, de verdad, le dije en mis pensamientos, deseaba que pudiera escucharlos—. Lo siento, es que estoy nervioso con todo el asunto de la reproducción y si yo no cumplo con mi deber, es seguro de que otro tomará mi lugar. Eso sería terrible porque llevo años preparándome, prácticamente desde que nací y mis padres...

Detuve mis manos al recordar que ella no entendía mi lenguaje, incluso la vi subir y bajar los hombros con una expresión de confusión. En eso solté un suspiro, al menos había conseguido que dejara de estar a la defensiva y volví a empezar. Esta vez comencé frotando mi mejilla contra la suya de manera lenta.

Al mirarla nuevamente noté que llevaba sus brazos detrás de la espalda mientras decía algo, entonces me asomé distinguiendo algo brillante cerca de su nuca, tal vez esa eso lo que buscaba. Yo acerqué mi mano para tocarlo y bajar, era sorprendente como la piel falsa se abrió, dejándome apreciar una pequeña espalda.

Ella me había mostrado la forma de quitarle la piel falsa entonces me incliné, sintiendo su piel cálida contra mi mejilla. Realmente estaba un poco confundido acerca del cortejo de los humanos, no me había permitido tocar su pecho, luego se sorprendió cuando mordí su hombro pero ahora se quitaba la piel falsa que la cubría para dejarme acariciarla. Realmente tenía mucho que aprender acerca de su especie.

Tómalo con calma, me dije al rozar mis labios en su nuca. Me había dado otra oportunidad pero al tocar su piel... esa suavidad hacía que ignore todo a mi alrededor para dejarme llevar. Adentré mis manos bajo la piel falsa, su vientre también era suave y muy caliente. Me dejó abrazarla por un momento hasta que se separó para quitarse la piel falsa completamente. Sus reacciones me daban a entender de que lo estaba haciendo bien, ya no parecía asustada por nuestra cercanía.

Ella deslizó la gran piel falsa fuera de su cuerpo para dejarla en el suelo, todavía vi que usaba dos trozos de piel más pero yo ya tenía mucha piel para acariciar. Su cintura era la parte que más llamaba mi atención. Aunque fui sacado de mis pensamientos cuando ella me indicó que me acostara. Eso me sorprendió pues mis padres me habían explicado que los hombres nos encargábamos de las caricias. Pero tal vez sea al revés para los humanos, era interesante saber que las hembras tenían la iniciativa.

Una vez recostado, la vi moverse con cuidado para terminar ubicarse a mi lado y comenzó a acariciar mi cabeza mientras sonreía. Sus dedos comenzaron a rascar suavemente y se sentía muy bien, muy relajante hasta el punto que comencé a tararear del gusto. Yo mantenía mis ojos cerrados mientras me concentraba en sus caricias. Tan sólo por su toque ya me encontraba bastante animado, según lo que había aprendido, nuestras mujeres se sentían orgullosas al ver lo que podrían causar en sus parejas. Pero, ¿era igual con las hembras humanas? ¿Era correcto mostrarme así ante ella?

De repente sentí su mano rodear mi miembro y quedé paralizado. Mis dudas fueron aclaradas con ese simple acto. Ella dijo algo mientras sonreía levemente, para luego comenzar a mover su mano por toda mi extensión, de arriba a abajo. Era tan suave que mi cuerpo comenzó a moverse por sí solo, levantaba mi cola y golpeaba el suelo repetidas veces. Nunca había sentido o experimentado algo así anteriormente.

¡Lo hace más rápido!, me dije asustado mientras su mano subía y bajaba rápidamente. Ya estaba cerca pero no estábamos unidos, todo era tan confuso y finalmente solté un sonido extraño al liberarme. Unos minutos después noté que la estaba abrazando, me sentía cansado y su cuerpo me transmitía su calidez. Sin embargo una sensación de miedo y angustia me invadió al notar que lastimé su delicada espalda con mis uñas. Miré por sobre su hombro, mis manos se encontraban en su cintura pero antes habían estado más arriba y, al momento de llegar, moví mis manos.

Ella dijo algo, el sonido resonando en su pecho y el mío. Pero no quería moverme. La había lastimado. Como yo no reaccionaba ella fue quien se separó, primero vio mi rostro y luego mis manos.

—Ay —solté al atraer mis manos a mi pecho. Me sentía muy avergonzado, me esforcé mucho para obtener su confianza y la lastimé.

Habló otra vez y acercó su mano, yo mantenía distancia. De sus labios reconocí que dos sonidos se repetían, entonces lo imité.

—Bi..bi...

—Bien. Yo bien —repitió, entonces sentí una gran sensación de alivio. Quité mis lágrimas al escucharla para entonces cambiar mi mueca por una sonrisa.

Ella no parecía molesta y entendí lo que ese sonido significaba. Sin embargo, me arrastré hasta quedar detrás de ella para ver mejor las marcas. Con mis dedos toqué su piel, más precisamente las marcas. Ella no reaccionó y seguí cada línea que dejaron mis uñas, no eran profundas sino superficiales. Estaba atento pero no sintió dolor en ningún momento, realmente no la había lastimado.

Las marcas contrastaban con su tono de piel, nuevamente estaba hipnotizado por ella y me incliné. Probé con la mordida nuevamente, un gesto tierno de nuestra especie hacia tu pareja y fue mil veces mejor que morder la piel falsa.

—¡Hiii! —soltó del susto y se alejó. Por mi parte no podía dejar de sonreír porque su reacción me pareció muy adorable. Sus labios se movieron y la vi cruzar sus brazos mientras hacía un puchero.

No pude evitar acercarme otra vez y apoyar mi rostro en su espalda, tarareando con energía. Sentí como el pequeño cuerpo se estremecía. ¿Acaso quería mostrarse molesta o matarme de ternura?

En un momento dijo algo para luego voltear hacia mí. Entonces sentí sus manos sostener mis hombros y en un instante tenía su rostro escondido en mi cuello. Había apartado mi cabello y podía sentir su cálida respiración contra la piel. La sensación era indescriptible y entonces sentí una leve mordida parecida a la mía, hice un ruido por la sorpresa.

Ella... Ella... ¡Es perfecta!, me dije al tocar el lugar de la marca, todavía sentía su calor y no podía dejar de sonreír. Mi cola se sacudía debido a la emoción mientras llevaba mi mano a la zona de la mordida, ella lo había entendido perfectamente y me miraba con una sonrisa de lado. Parecía satisfecha de lo que de lo que acababa de hacer. Sin duda estaba más cerca de cumplir con la reproducción.

Iba a acercarme nuevamente a ella pero, de repente, se oyó un estruendoso sonido que sacudió la cueva. Eso me asustó pero ella parecía que lo conocía. Su mirada fue directamente hacia el pozo, la salida. Yo tomé su mano y la miré, lo que hizo ese ruido se oía muy grande y peligroso.

Fantasma Azul Editando*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora