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MARZO 2013

Ya habían pasado algunos días desde que aquella mujer llamada Andrea se encontraba con nosotros, aun no estaba de acuerdo con su presencia, nos estaba quitando tiempo y comida, pero al menos, no la detestaba y podía soportarla, no como los primeros días. Llámenme de todos los nombres que quieran, pero yo solo me preocupo por los que quiero, si hay algo que esto me ha enseñado es que no se debe de confiar en alguien tan rápido como michonne estaba haciendo con aquella mujer, eso no me agradaba. Nunca fui de confiar tan rápido en la gente, supongo que crecer en una familia como la mía me causó aquellos problemas, la desconfianza, el miedo de conocer nuevas personas sin saber sus verdaderas intenciones.

Por mi parte, hoy había decidido tomarme un tiempo para mi misma, y salir a caminar por las calles a ver que me encontraba que nos pudiese servir y pensar durante ello. Habían pasado algunas horas y la verdad no quería seguir caminando, había encontrado algunas cosas en tiendas abandonadas y me alegraba aquello. Decidí sentarme en la acera del frente de una casa y tomar un suspiro, el sol apenas estaba saliendo, me había ido sin decir nada, así me ahorraría las quejas de parte de michonne, ya que como anteriormente mencioné, ella odiaba que saliese sin avisar, o que saliese en general.

- Hey.

Escuché una voz femenina a mis espaldas, por lo que volteé la mirada encontrándome con la mirada de Andrea, y justo hablando del rey de roma. No dije nada y miré hacia otra parte, no tenía ganas de hablar con ella, de igual forma, nunca cruzamos palabras, yo solo la miraba y examinaba con la mirada en silencio.

- Oye, se que no te caigo bien, y que no me quieres aquí...

- Estas en lo cierto. - Hablé interrumpiéndola mientras jugaba con mis manos y mantenía la mirada fija en el piso, ¿que se suponía que hacía aquí? ¿De repente quería hablarme como si no supiera que hablar con ella no es lo que mas quiero hacer?. Escuché un suspiro y como aquella mujer se sentó a mi lado pero tomando cierta distancia.

- Pero..quiero que sepas que estoy muy agradecía por lo que ambas de ustedes han hecho por mi, si no fuese por ustedes, probablemente en este momento estaría muerta.

- Eran solo dos de ellos, y no tenían brazos, podías simplemente patearlos y librarte de ellos, no era tan difícil.- Hablé aún con la mirada clavada en el piso, estaba en lo cierto, pero supongo que el estado en el que estaba no le permitía hacer aquello.

- Como sea.. yo solo vine a decir que me iré pronto, aún estoy esperando en que la herida de mi pierna sane, así que después de eso, no las molestaré mas. - Habló, me sorprendía la paciencia de esta mujer, si me hablara en el tono en el que yo le estoy hablando, probablemente sacaría de mi boca unas cuantas palabrotas.

- Pues bien por ti.

- ¿Siempre has sido así? - Levanté la mirada del piso y giré mi cabeza para verla.

- ¿Así cómo?

- Tan.. sería y fría. Pareciera como si no tuvieses sentimientos, tu mirada me recuerda bastante a alguien que conozco, o conocí, sinceramente no se si siga con vida. - Habló con cierta nostalgia en su voz, siempre solían decirme aquello, que mi mirada no tenía nada mas que un vacío, que no tenía aquel brillo en los ojos que la mayoría de las personas tenían.

- Los sentimientos lo joden todo, y mucho mas en mundos como este, simplemente no sirven para nada mas que traer desgracias y malos momentos. - Hablé soltando un suspiro pesado - Por eso es mejor guardárselos y mantenerse firme.

- ¿Ese es tu problema conmigo?

- ¿Que?

- Desconfías de mi, ¿no es así?

Ante su pregunta sonreí irónicamente y bajé la mirada, al parecer era adivina. - No sabía que eras adivina.

- Mira.. no te obligaré a confiar en mi, ya que en un mundo como este se que es difícil hacerlo, pero.. al menos quiero estar bien contigo, me percato de tus miradas, y no es agradable. - Escucho como suelta una risa, por lo que no puedo evitar sonreír de lado pero intentar disimularlo. - Entonces que, ¿estamos bien?

La miré por unos segundos, y luego bajé la mirada para ver la mano que anteriormente me había extendido, esta vez no sería una completa amargada, de todas formas, ya se iría, así que no me preocupaba.

- Vale.

(...)

Caminaba con Andrea por las calles en camino de vuelta a la casa, resultamos tener mas cosas en común de lo que alguna vez me llegué a imaginar, parecía no ser tan mala después de todo. Un olor a humo de repente llegó a mis fosas nasales, por lo que paré en seco y miré mis alrededores encontrándome con una horrible escena, la casa estaban prendida en llamas. De inmediato una sola cosa pasó por mi cabeza; Mi hermana.

- Mierda... ¡mierda!

Comencé a correr lo mas rápido que pude hacia la entrada de la casa en donde me encontré a michonne sola, así que mis esperanzas de que mi hermana estuviese con ella se habían esfumado. Al ver el rostro de michonne y como levemente negaba con la cabeza mis ojos se llenaron de lágrimas y mis labios soltaron un fuerte sollozo. Me llevé una mano al pecho, sentía fuerte dolor, como si se tratase de un cuchillo clavado en el, ¿como podía esto estar pasando? Era tan solo una niña, no merecía un final así.

- por accidente se cerro la puerta de la habitación en donde estaba, sólo...podía escuchar como tosía debido al humo. - habló michonne mientras me acariciaba la espalda en termino de consuelo. - Lo siento mucho, Venus.

No podía hablar, tenía un fuerte nudo en la garganta que me lo impedía, ella era lo único que me quedaba, le prometí a mi madre cuando enfermó que la cuidaría, que nunca la dejaría sola, y le fallé, le fallé.. y ahora, estoy sola, sin ninguna de las dos. El humo comenzaba a ahogarme debido a que estaba justo en la entrada y las llamas estaban a pocos centímetros adelante, de inmediato comencé a toser y sentí una mano tomarme del hombro y hacerme retroceder así alejándome de las llamas.

- Tenemos que irnos, los caminantes no tardan en aparecer. - habló Andrea mientras miraba sus alrededores asegurándose de que no se aproximen hordas o algún tipo de amenaza.

Yo no dije nada y simplemente comencé a caminar junto con ellas sin rumbo alguno, pero con el corazón destrozado.






Capítulo 2.

  WARNING #1- 𝐂𝐚𝐫𝐥 𝐠𝐫𝐢𝐦𝐞𝐬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora