3. Sensación Eléctrica

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ELECTRIC FEEL MGMT

Camine a paso lento, puedo jurar que olía a comida, no tanto por los inmensos ventiladores que se encuentran en la cocina pero ese rico olor a comida que queda en la ropa. Mi mirada esta en los brillantes zapatos del camarero, el leve sonido de personas hablando me hace entender que el restaurante no esta tan lleno y no pasare vergüenza.

Paramos en una mesa del fondo, hay alrededor de cinco personas y dos niños mi ansiedad sube a millón y no puedo esperar

—Aquí esta la chef que hizo su plato, señor— el camarero se mueve a un lado y quedo totalmente expuesta, desnuda a todos los ojos de todos los presentes, no los miro solo al señor.

—Soy Martina— digo al ver que él espera que diga algo. Lleva un traje negro y su cabello del mismo color excelentemente peinado, es un hombre mayor y se ve amable pero no ha abierto la boca todavía. A su lado la que imagino su esposa una mujer delicada me sonríe y se ríe un poco al ver que no paro de morder mi labio y sonreír.

—Martina este ha sido el mejor risotto de camarones que he probado en mi vida— el hombre claramente nunca había probado un risotto hecho por mi, me rio por abajo y arreglo mi sombrero negro.

—¿Eres nueva? Porque nunca había probado este risotto y siempre lo pido cuando venimos a comer acá— mira a las otras personas a la mesa y yo miro mis zapatos.

—Soy nueva— asiento repetidas veces, estoy hablando en monosílabos como una retrasada porque siento la mirada de todos en mi y se que no soy la reina Elizabeth así que han de estar juzgándome y eso me causa bastante ansiedad.

—Papá déjala, no ves que la incomodas— definitivamente tengo que comer algo rápidamente porque esa voz se me hace más que familiar y sí, el sexo fue bueno, excelente diría yo, pero no para estar imaginándomelo acá en la mesa. Lo miro y él a mi, sonríe y yo hago mueca dé.

—Que bueno que le haya gustado, espero poder hacer muchos más para usted— respondo amablemente él dice algo más que no logro entender, me rio, él ríe y salgo con el camarero del uniforme hacia la cocina donde puedo respirar mejor.

La noche sigue normal, pero tengo a Cohen atrás martillando mis pensamientos. Cuando el reloj marca las 11:00pm el restaurante cierra, hoy no es fin de semana. Eso nos da 1 hora para hablar de que podemos mejorar, si hay algo que resolver, para limpiar nuestras áreas de trabajo y si tenemos hambre comer algo o simplemente charlar.

—Hiciste un gran trabajo niña— Maurice dice, es un señor mayor con canas en el cabello que adora cocinar, al igual que todos aquí creo. No habla mucho y hace chistes negros sobre cortarse los dedos y servirlos a los clientes.

—Gracias Maurice— todos me felicitaron al regresar a la cocina, aquí no hay rivalidades, no en mi equipo. Me trataron excelente, y yo les he cogido aprecio a pesar que es mi primer día porque me han demostrado ser personas simples y eso es lo que necesito en mi vida.

—Buenas noches— me despido de todos y camino a mi auto. Un lindo BMW gris a unos pasos de la puerta del estacionamiento de empleados. La noche bien fría me sorprende, estoy cansada, agotada diría aunque es medio tiempo aún cansa.

—Así que tengo que esperar que alguien arriba oiga mis oraciones para volverte a ver— sonrió pícaramente, no me detengo ni cuando toma de mi brazo para voltearme. Esta de traje, al igual que al que imagino es su padre, su cabello negro un poco más largo sin peinar y su traje negro con camisa blanca sin los primeros botones sin cerrar parece un dios.

—¿Querías volverme a ver?— pregunté, es extraño que haya esperado una hora y cuidado si más solo para decirme esas hermosas palabras.

—Lo deseaba— susurró.

Martina Kinaw (RSC #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora