HIDING FLORENCE AND THE MACHINE
—¿Que paso?— cuando Priya abre la puerta mi cara debe parecer un tomate, estoy temblando y mi cabello esta pegado a mi cara. Sigo hipando por el frío y por las lagrimas. Estoy definitivamente pasando por una crisis.
—Diablos Marti, te dije que no fueras— Cohen me mira pero no puedo mirar sus ojos, nunca me había visto así, tan débil, tan vulnerable. Parece que siempre aparece en estos momentos donde no puedo ni sostenerme.
Priya comienza a quitarme el vestido, le dice a Cohen que me ayude y ahí mismo en la sala me comienzan a desnudar. Priya saca las toallas, y las frisas, no me mete directamente en el baño como las otras veces.
—¿Qué paso?— le pregunta a Cohen sobresaltada.
—Llegue lo más rápido que pude, estaba abajo llorando mirando al cielo— habla bajito, mis lagrimas han parado pero no dejo de mirar a la pared. Estoy exhausta tener que fingir estar siempre distante con él por miedo de que resulte ser un idiota, pero también de fingir que mi familia no me ha jodido la vida. Trato de esconder toda mi mierda para no embarrar a nadie pero no estoy haciendo un buen trabajo.
—Voy a llamar a nana, ¿que diablos paso en la casa?— tomo su teléfono y lo estrello en la pared. Me mira furiosa, comienza a gritar incoherencias. Cohen se acerca a mi y comienza a susurrar cosas bonitas, sinceras y poco a poco siento el sueño viniendo a mi.
Solo recuerdo haber caído rendida sin ropa sobre Cohen en medio de mi sala.
Me levanto de mi cama, al ver mi reloj noto que son 6am. No recuerdo mucho de anoche, no es la primera vez que me pasa, cuando estoy bajo mucho estrés hago esto y me siento mal pero es lo que hay.
—Buenos días— murmuro. No hay nadie en la cocina, ni en el comedor, no quiero encontrarme con Priya así que me devuelvo a mi habitación y saco mi tarjeta de crédito escribo una pequeña nota, dejo mi tarjeta en la mesa del comedor y me vuelvo a trancar en mi habitación.
—No puedo seguir así, debo de poner todo en orden— saco un papel y comienzo a escribir las cosas que debo cambiar para ser feliz y mi peso no es ni siquiera lo primero que escribo. ¿eso esta mal? Releo todo tres veces, tal vez necesito ayuda, o medicación, es decir necesito a alguien que sepa del tema.
No es la primera vez, mi familia tiene la costumbre de hacerme caer en crisis. También el trabajo me esta causando mucho estrés, más todo lo que ha pasado con Cohen y no he tenido ni un momento para hacer algo para mi. Me acuesto en la cama para descansar un poco, no es bueno que falte un lunes. Cierro los ojos y trato de caer en sueño y eso hago.
—Martina levantate— me sobresalto al oír el grito de Priya, al mirar por mi ventana veo el sol cayendo por el horizonte.
—Mierda— murmuro. Son las 5:40pm, si no salgo ahora no llegare. Dormí el día completo, eso no es normal. Estoy aun cansada. Me pongo unos jeans y un abrigo negro, salgo con mis vans en la mano y poniendo mi cabello en un moño alto, sin maquillaje, sin joyas, hoy no me siento en humor de nada.
—Buenos días princesita, ¿no piensas ir a trabajar?— No se que haría sin Priya sinceramente
—Si— mi garganta esta seca.
—Pues vete se te hace tarde— apunta la puerta. Salgo sin ganas, con mi bolso jean en el hombro, a penas puedo tener los ojos abiertos. Llego a Copacana a las 6:03 justamente, poncho y comienzo a trabajar, nadie esta muy parlarin hoy y lo agradezco. No hay muchos clientes, todo esta genial, llego a la casa, me baño, lavo mi cabello y lo pongo en una toalla. Me acuesto en la cama. Y cierro los ojos.
—Martina levantate llegaras tarde— demonios, no puede ser ¿acaso repetí el día? Que esta pasando, no tengo hambre miro la hora 5:20pm bostezo, hago mis necesidades, no se donde diablos esta mi teléfono y la verdad no me interesa tampoco .
—¿Que diablos esta pasando contigo?— pregunta, está sentada en el sofá comiendo un tazón de cereal. No respondo nada, tomo una botella de agua y salgo a Copacana. No hay mucha gente, no digo nada, Crystal falto hoy, Homero la cubre, no dice nada tampoco. Tammy me pregunta que me pasa porque parezco enferma, le digo que estoy cansada, me dice que parezco enferma pero no lo estoy.
Llego a la casa, hoy es martes o miércoles, miro mi calendario y es martes. Entro a mi habitación, y me acuesto en la cama. Me duermo.
No se como lidiar con las cosas, asi que duermo hasta que todo cambie o desaparezca.
—Estoy preocupada por ti— la voz de Cohen me despierta, aunque me siento aturdida. Entra a mi cuarto, sin tocar y por lo menos no prende ninguna luz aunque La Luz del sol es suficiente.
—¿Que hora es?— tapo el sol con una mano y me muevo en la cama tratando de acomodarme
—¿Porque no contestas mis llamadas?— pregunta aún mirándome desde arriba.
—No me jodas Cohen no se donde diablos esta mi teléfono— no puedo hablar bien, mi garganta esta seca.
—Priya me dice que te la pasas durmiendo todo el día— cierra las cortinas pero prende las luces de las lamparas.
—¿Tu me mantienes?— le pregunto abriendo un poco más los ojos. Lleva un sweater negreo, unos jeans negros, una boina del mismo color y su cabello negro esta un poco más corto.
—Te quiero, y quiero cuidarte— querer, ugh esa palabra me da asco.
—Déjame en paz, estoy cansada es todo— se acuesta en la cama conmigo y me abraza por la espalda, me acurruco con él hasta que mi cabeza esta en el hueco de su cuello.
—¿Quieres venir a la finca de mi familia este fin de semana?— habla bien bajito.
—No lo se, ¿quieres llevarme?— pregunto
—Si— un cambio de escenario no estaría mal, no es como si me presentara como su novia, ni me pedirá matrimonio.
—Estoy muy cansada Cohen no se si pueda ir— le soy sincera, estoy cayendo en algo que no se como parar y necesito ayuda.
—Se que hay una parte de ti a la que no puedo llegar pero déjame tratar— Cohen tiene todas las palabras. Volteo un poco la cara y lo beso, despacio, tal vez mi boca sepa a rayo pero quería besarlo solo un poco.
—Déjame dormir, tengo que ir a trabajar— le digo volteándome otra vez. Lo que siento por Cohen me da miedo, y me da mucho mas miedo que el pueda sentir lo mismo. Todo lo bueno en mi vida lo jodo. Llegara el momento donde Cohen se harte, y quedare como la ilusa, la idiota, que pudo elegir cualquier otra cosa que no fuera amor y no lo hizo.
—Ya has dormido mucho, ademas son las 4:50— recalca estirando sus piernas, me acerco mas a el.
—¿Saliste temprano del trabajo?— le pregunte todavía media asueñada.
—Estaba preocupado por ti Martina— me volvió a besar, sus manos pasaron a mi cuello y me agarraron con firmeza.
Si él es capas de dar un poco, yo puedo dar un poco para llegar al medio del camino.
ESTÁS LEYENDO
Martina Kinaw (RSC #1)
ContoRELATOS SOLOS Y CORTOS #1 Martina Kinaw siempre ha vivido bajo el rechazo de su familia, amigos y conocidos. ¿Qué le asegura que Cohen no esta jugando con ella? ¿Qué diablos tiene este chico en la cabeza para enamorarse de alguien tan roto? Todos l...