Capítulo 33: Celos

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Lilith

Meto un pie en mis sandalias de cuero con dificultad, al parecer hoy se le ha dado al aumento progresivo de mi útero presionar las venas de mi pelvis y mi vena cava. Tengo los pies hinchados, tendré que hacer estiramientos cuando llegue.

Cuando Jackson me dijo lo de la cita me pareció soso, pero lindo. En preparatoria mis compañeras y amigas cercanas tenían el sueño de la primera cita, una cita perfecta con el chico ideal, cosa que siempre se me hizo exagerada y algo boba, no era de importancia una cita. Pero ahora con mi sexto mes de embarazo por terminar y con las hormonas alteradas se me hace una ilusión al pensar en una cita con el hombre al que amo.

Quiero olvidarme que puede que el bebé en mi vientre no sea de él, que mi hermana se suicidó y que mi padre y mi madre nunca me han querido.

Hoy quiero ser esa Lilith que los traumas nunca me permitieron ser.

Nancy ha dejado todo listo en mi bolso antes de irse para el hospital a sus 36 horas de guardia.

Terminó la difícil tarea de meterme en mis sandalias y ajusto mi vestido mientras me veo al espejo, lo cierto es que lejos de sentirme insegura me siento bien, el abdomen crecido me ha me sentir hermosa, no tengo problema con eso como muchas que llegan a sentirse gordas.

Salgo y Jackson esta hablando con Mia.

—... Oh si, yo huía cada que lo veía, corría hasta donde trabajaba mi primo y me escondía en la cocina, de alguna manera no era tan desagradable esconderme allí, siempre me gustó cocinar.

Mía esta sosteniendo a su hija mientras está juega con sus dedos y Jackson la escucha. Ambos se voltean a verme.

— Pero que hermosa te vez, linda linda — me adula Mía mientras Jackson se acerca a tomarme de la mano.

— Gracias.

— Espero se diviertan en el cine... O en el parque o... ¿A donde irán?

— Es una sorpresa — contesta Jackson — Así que vámonos.

Asiento y Mía nos acompaña hasta la salida.

Subo al auto y encuentro un brazalete con unas tijeras y jeringas en ella.

— La sorpresa comienza ya — Jackson sube y prende el auto.

— ¡Coman mucho, y Lilith come algo que no sea el asqueroso "atún con queso"! — nos despide Mía.

— Es mucho, de verdad — le digo a Jackson cuando tomo el brazalete entre mis dedos.

— Tranquila no es de oro si es lo que te preocupa, soy cirujano no un excéntrico empresario millonario. — ríe y me tranquilizó.

— Esta bien. Ahora dime a donde vamos

— La mandó a regreso — se mofa y niega — Es un secreto hasta que lleguemos. Tú no seas impaciente.

Suspiro algo irritada, no soy de las que aman las sorpresas porque estas tienen otro significado para mi,pero no quiero pensar en eso.

— Solo te adelanto que habrá algodón de azúcar y posiblemrnte animales.

Entrecierro los ojos aborreciendo la idea de asistir a un circo, pero se que se está esforzando.

Una feria, no es un circo y eso es bueno, pero una feria me recuerda a cuando venimos con Kendra tras de Ejipto que iba a cometer la locura de competir en una carrera de motos para vencer a Logan, y bueno, ya sabemos como termino eso

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Una feria, no es un circo y eso es bueno, pero una feria me recuerda a cuando venimos con Kendra tras de Ejipto que iba a cometer la locura de competir en una carrera de motos para vencer a Logan, y bueno, ya sabemos como termino eso.

Jackson esta emocionado y no le quitaré la emoción, al fin y al cabo es nuestra primera cita, algo de gente normal.

— ¿Que te parece? — su sonrisa me hace querer sentirme culpable, pero no me pasa, quiero decirle que odio este tipo de lugares donde hay gente sucia y polvo.

— Es pintoresco... Me llama la atención — sonrio y el me besa la frente. Al parecer no he perdido la empatia.

— Vamos quiero subir a la rueda de la fortuna.

Me jala y elegimos ir primero a un puesto de fotos con temática de los 80,los filtros son horribles, pero al ser nuestras primeras fotos juntos hacen que lo feo merme y sea adorable.

El hambre me toma y saco un sandwich de atún y queso para comer.

— Mejor prueba un poco de esto — me acerca una flor de algodón de azúcar amarillo.

Tomó un pedazo y me sorprende que sepa a uva.

— Esta bien.

Me toma de la mano y me lleva a un puesto de tiro.

— Si vamos a tener esta clase de cita entonces que venga con combo completo — le paga al señor del puesto y toma una fea y desgastada pistola de pelotas — Elige un peluche y lo conseguiré.

Ruedo los ojos y sonrió.

— Todo un cliché.

— Nuestra historia es un cliché Lilith. Solo escoge.

Miró los peluches y todos son similares sólo que en diferentes tamaños y colores. Paseo mi vista y me fijo en el de un pez espada.

— Quiero ese — apuntó al pez espada que a diferencia de los otros no es tierno si no más real.

Jackson y el señor me miran raro.

— Tú jamás podrás ser un cliché, tienes gustos...muy únicos — dice mientras apunta.

— ¿Eso es malo? — preguntó con los brazos cruzados.

— No, una razón más para estar orgulloso de haberme fijado en ti.

Sonrió de lado y veo como apunta a una pila de vasos. Al parecer tiene que derribar todos o la mayoría, cada vaso es un punto y solo tiene tres oportunidades.

Derriba uno.

— ¡Joder! Que mala suerte — se enoja.

Lo vuelve a intentar y está vez derriba dos haciendo que su ceño se frunza.

— No te alteres, puedes volver a pagar para intentar, aunque me sorprende que siendo cirujano tengas mala precisión — digo mirándolo con aburrimiento.

Él me mira mal y sonrio, tal vez hacerlo enojar se convierta en mi pasatiempo nuevo mientras aún estoy lejos de las personas. Apunta de nuevo y está vez no le da a ningún vaso, la pelota rebota en la pared.

— Como odio esto... — dice entre dientes — Dígame cuantos puntos gane.

— Solo tres señor — contesta el señor y Jackson deja caer su mandíbula como si no creyese que ha sido un incompetente.

— Bueno no se pudo. — intentó no reír y mi humor cambia al ver a dos chicas viendo a Jackson de lejos como si fuera un chocolate y ellas unas diabeticas que no han comido dulce el meses.

— Lo volveré a intentar...

— No se preocupe, tome al peluche — dice el señor, amable.

— ¿De verdad?

— Créame, si no lo toma nadie lo hará, no es algo que les guste a todos.

Lo toma y me lo da con sonrisa de gloria.

Caminamos y al pasar por donde las chicas me miran con burla por mi abultado vientre, lo tomo del cuello de su camisa y lo beso con rudeza, meto mi lengua en su boca y el me corresponde con el mismo deseo mientras toma uno de mis glúteos.

— ¿Y eso porque? — pregunta con la boca roja al separarnos.

— Es que me gustó el peluche.

Caminamos y aprovecho que mira para la rueda de la fortuna para voltear y sacarle el dedo de en medio a la rubia y castaña.

¿Celos? Si, pero al final a mi es a la que besara y follara. Me puedo dar el lujo de dejarme llevar por las hormonas.

Besame Mucho(borrador) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora