Corría y corría sin mirar atrás como todos los días. sabía de sobra lo que tenía a su espalda, y sabía por pasadas experiencias; que si se giraba a comprobarlo o bien se tropezaría y caería o bien acabaría perdiendo velocidad y le atraparía.
Su pelo cobrizo y enredado se ponía delante de sus gafas sin dejarlo ver con claridad giró bruscamente hacia la derecha pasando por un callejón enano con la esperanza de despistar a su perseguidor. Enfrente suya había una valla de unos cuatro metros de altura muy vieja que estaba rota por múltiples sitios, decidió usar el hecho de que era bastante escuálido en su favor para colarse por una de las roturas; consiguió tirarse al suelo en el momento perfecto para colarse por una rotura.
Aprovechó para girarse y alcanzó a ver a su perseguidor estamparse contra la valla y caer al suelo; aunque le agradó ver aquello no se arriesgó a seguir ahí y salió corriendo hacia la calle de enfrente para encontrarse con un cruce giró a la izquierda y ya sabía dónde estaba a su derecha había un pequeño precipicio que acababa en un pequeño bosque. Sentía que si seguía corriendo se le caerían las piernas. Y pasó lo inevitable, tropezó y callo, pero a su mala suerte cayó por el precipicio y mientras rodaba colina abajo algo le golpeó en la cabeza con una de las piedras y perdió el conocimiento.
Se levantó sobresaltado rodeado de manchurrones de tonos marrones y verdes, sin gafas no podía ver mucho más; ya acostumbrado a que se rompieran sus gafas accidentalmente dedujo que estaba en una zona de bosque. Empezó a palpar a su alrededor, estaba sentado en el tronco de un árbol más grande de lo que se habría esperado, pero ¿Cómo era posible que hubiese caído así y terminar sentado en el árbol? Algo no le terminaba de convencer y en pocos segundos consiguió encontrar sus gafas como pudo se las puso, pero el cristal derecho tenía una rotura que iba de esquina a esquina de la gafa.
Se quitó el flequillo de los ojos y miró donde estaba; había acertado estaba en una especia de bosquecito repleto de abetos y matorrales, también le pareció ver una luz salir de un árbol que era algo diferente, pero decidió ignorarlo. Se giró y vio el precipicio por el que había caído antes todavía quedaban las plantas aplastada y ramas rotas que había dejado a su paso; pero ya consiguió ubicarse y ya sabía perfectamente donde estaba, si no se equivocaba a unos diez metros tenía que estar el famoso rio del pueblo el rio "silencioso"; pero eso no resolvería todas sus preguntas .
Después miró sus piernas y brazos para ver si se había hecho alguna herida grave, aunque lo dudaba y le sorprendió lo que se encontró; tenía los brazos y especialmente las piernas envueltas con vendas y telas definitivamente algo no estaba bien, alguien le había ayudado ¿pero quién? ¿Quién se iba a preocupar por el de esa manera? ¿Quién estará por esa zona tan aislada? ¿se habría ido ya? ¿sería alguien peligroso? Su cabeza daba vueltas y vueltas sin llegar a ninguna parte. Un crujido se oyó por los arboles a su izquierda y le sacó de sus pensamientos entonces la vio, una sombra con de alguien encapuchado, su salvador en el mejor de los casos, y en el peor... mejor no pensarlo .la sombra se movía de un lado a otro hasta dirigirse hacia la luz que había visto antes y desaparecer entre los árboles, perecía que no le había visto.
Decidió huir, solo por si acaso, se levantó como pudo por las heridas y decidió irse en dirección contraria, pero no duró demasiado, estaba demasiado débil, sus piernas fallaron y no pudo evitar volver a caerse otra vez. oyó como alguien corría detrás de el .
entonces una mano fina y con la piel blanca y lisa como porcelana apareció frente a sus ojos aceptó la ayuda y consiguió volver a levantarse, pero sintió algo más, era una sensación realmente extraña por un momento era como si su mano en vez de carne y hueso estuviera hecha de energía, una energía no precisamente genial.
por fin pudo ver la cara de la que había cuidado de él, era una chica y parecía tener unos 16 años; su cara era ovalada con una piel tan blanca que parecía irreal sus labios eran realmente lisos y escasos y le estaba dedicando una dulce sonrisa ladeada; sus ojos eran más grandes de lo normal, no podía decidirse entre si eran grises o azules, se quedó unos segundos centrándose en este aspecto, nunca una cosa tan simple como unos ojos le habían parecido tan asombrosos. su pelo negro como la noche era grueso y realmente largo, además estaba completamente empapado o eso le había parecido a él.
llevaba la capa que había distinguido antes era de un terciopelo azul muy oscuro y tenía una cuerdecita para atarla a la altura del cuello, además de una capucha demasiado grande para el tamaño de su cabeza. por debajo de la capa se veía el final de lo que el suponía que era la falda de un vestido, parecía tener capas infinitas y la de encima era de un color turquesa pastel, se podía ver un roto probablemente hecho por las ramas de aquel bosquecillo, la chica iba completamente descalza cosa que le llamó la atención y también que no tuviese siquiera una sola rozadura en los pies teniendo cuenta que iba pareando por un terreno como ese sin ningún tipo de protección para los pies, pero decidió olvidar ese dato.
-parece que no es tu día ¿no? – dijo con sarcasmo
su voz era muy fina y aguda; pero muy bonita. Pero en el fondo es como si llevara milenios sin articular una sola palabra. entonces la desconocida puso cara de confusión y se dio cuenta de que no había respondido.
-la verdad es que no –
- ¿entonces ya estas mejor? ¿o es que te querías ir sin decir ni gracias? – sus palabras iban tan rápido como balas
- no, no para nada – se puso tan rojo como rojo como un tomate- bueno; gra-gracias –
- era broma, tranquilo, soy Katerina por si te interesa –
-ah- seguía totalmente perdido confuso
- ¿es que tú no tienes nombre? –
-em si soy Leo- no tenía ni idea de cómo tratar con ella perdón-
-tampoco hace falta que te disculpes hombre-
-yo que tú no me iría todavía –
- ¿Por qué no? – Leo seguía sin saber si podía fiarse del todo de la extraña
- ¿Por qué has dado dos pasos y casi te abres unabrecha en la cabeza? Yo que tú me esperaría a ser capaz de moverte del sueloantes de subir ahí- la chica señaló a lo alto de la cuesta de la que habíacaído su acompañante.
leo rodó los ojos y se recostó en el tronco de un árbol, aunque no le gustaba la chica tenía razón y lo último que necesitaba era volver a caerse. Al sentarse punzadas de dolor aparecieron por todas sus piernas y brazos, y entonces fue cuando las dudas volvieron a su cabeza.
- ¿Cómo es que pasabas justo por aquí? ¿y de donde has sacado las vendas?
- es una historia tirando a larga – Katerina le dedicó otra de sus sonrisas que inexplicablemente relajaban sin razón alguna a Leo.
*gracias por leer, espero que esto empiece a coger ritmo*
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el ultimo lugar al que pertenecer
FantasyLeo es un chico que después de una leve persecución se encuentra con una chica del pasado que hará que su mundo tiemble mientras descubren el otro lado de la vida. Sinceramente no sé qué poner aquí ya que soy incapaz de describir la historia sin hac...