Capitulo 7

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Ruido de cadenas, gritos desgarradores, humedad, dolor, después de cada susurró estiraba la mano hacia Lucifer pero él la apartaba rápidamente. Él caminaba recto, como un soldado bien entrenado, ignorando el panorama de su alrededor. Los prisioneros extendían las manos apenas humanas para alcanzarme.

-No tengas miedo- Lucifer golpeó una de las manos que logró agarrar una pluma de mis alas.

-Ésto es.. es terrible, me da escalofríos.

-Aquí se encierran a quienes aún no se les a asignado un castigo contundente. No torturan a nadie, solo los mantienen encerrados. Así que no, esto no es terrible.- Lucifer hablaba con calma, pero yo sentía su tensión.

-¿A donde vamos?

-Ya no vamos a ninguna parte.- Se paró en frente de una de las celdas.- Pasa.

-Perdona, ¿Que?

-No tengo tiempo para discutir contigo, pasa.

-¿Quieres encerrarme aquí junto a ellos?- miré a todos los prisioneros que me observaban con atención.

-Es por tu bien, confía en mi.

-¿¡Que confíe en ti?! Me quieres dejar aquí sola!- lo empujé pero él cambió rápidamente de posición, cerrándome el paso. Entonces le golpeé en la cara, me asusté de lo fuerte que resultó la bofetada. Sentí miedo, pensaba que iba a golpearme de nuevo ya que no había testigos presentes, pero se quedó quieto. Solo sus ojos rojos me miraban con ira e irritación.

-Mantén tu asqueroso carácter para los demás- me tomó desprevenida por la cintura y como a un saco de patatas, me llevó hasta la celda y me encerró.

-¡Lucifer!- él  cerraba la puerta- ¿¡A donde vas!? ¡No puedes dejarme aquí!- me acurruqué contra las varillas de enfrente, pero ellas estaban cubiertas de puntas afiladas que se clavaron en mi piel de inmediato.- Ah! Joder!

-No toques nada- ignorando el dolor le miré

-¿En serio me vas a dejar aquí? ¿Sola?

-Será mejor que te quedes aquí mientras yo hablo con mi padre. Nadie te tocará, no se atreverán- Él destacó las últimas palabras mirando a las celdas vecinas, allí, estaba oscuro y parecía que Lucifer hablaba con el vacío, pero se oyeron las cadenas en advertencia de la presencia de alguien.- Volveré pronto.

-¡No, espera! ¡Lucifer!..- él ya había desaparecido- ¡Gilipollas! ¡Nunca más iré contigo a ningún lado!- gritaba todo lo que se me ocurría hasta que las cadenas de el lado volvieron a sonar haciéndome callar.- ¿Quien hay ahí?- las celdas estaban separadas por barrotes, por lo que se veía la celda vecina. Empecé a mirar la impenetrable oscuridad y poco a poco, una silueta empezó a tomar forma, alguien se acercaba despacio, luego se detuvo. Adi un paso en frente en un intento de ver quien estaba alli pero de repente, algo me agarró de la mano y tirón hacia si.

-Hola muñeca, ¿Me has llamado?- un ser asqueroso apareció al otro lado. Los clavos se clavaron en mi piel por el movimiento brusco. Éste, empezó a besarme la muñeca y a lamerme los dedos. 'Joder que asco!'

-¡Suéltame! ¡Déjame, me duele!- empecé a llorar del miedo y del dolor, ahora tenía una herida abierta en el brazo.

-Mm.. que dulce eres- extendí la otra mano y golpeé fuertemente su cabeza contra las barras.- ¡AaAh! ¡Perra!- Los minutos pasaron y éste caminaba de un lado a otro sin quitarme los ojos de encima.- Ya libero a uno.. ¡¿Lo has oído?!

-¿Q.. que?

-Una vez que haya logrado liberar a uno, nos liberará también a los demás. Y cuando lo haga, estaré encantado de conocerte..- se lamió los labios y chasqueó los dientes, era repulsivo.

El secreto del cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora