Capítulo 12

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Después de limpiarme la herida, Sami me llevó a mi habitación, Mimi ya estaba dormida así que simplemente le di un beso de agradecimiento y de despedida y como rutinariamente había echo esa  última semana, me puse la camisa blanca de Lucifer, que aunque la lavé un par de veces, el olor permanecía intacto.
Me metí en la cama con Mimi ya que quería sentirme acompañada y difícilmente logré dormirme.

Por la mañana, Mimi me había echado la bronca por saltarme de nuevo las normas y me hizo un interrogatorio por completo. No le expliqué nada de lo que me pasó ayer, no quería preocupar a nadie, solo lo sabían Sami y Addimus y con suerte lo dejarían pasar.

-¿Que pasa con Adi? Estos días no nos ha hablado, bueno, solo cuando tu no estabas. ¿Ha pasado algo entre los dos? ¿Os habéis enfadado?- Me preguntó entonces, no me dio tiempo a contestar porque llamaron a la puerta.

-¡Lorianne! Estas en boca de toda la academia. ¿Estas bien?- Adi se acercó corriendo a mi y me estrechó entre sus brazos, Sami estaba al lado de la puerta, me miraba culpable. Pues resulta que el secreto no iba a permanecer enterrado por mucho tiempo, ahora todos lo sabían.

-Estoy bien..- dije mientras hacía una mueca por el dolor que sentía aún en la frente.

-¿¡Te persiguieron!?- Asentí.-¿Y que lo hizo?

-No lo se.

-¿Porque fuiste?- preguntó entonces Adi. No le hablé a nadie sobre el mensaje que recibí en la torre, eso si que no lo sabría nadie, por lo que me salté esa parte. Después de hablar sobre el tema, conseguí quedarme a solas con Adi un momento.

-Oye..- empecé

-Te perdono- lo miré incrédula, no daba palo al agua con lo que oía.

-¿Pero y que pasa con lo de..?

-Mira Lorianne, no sientes lo mismo que yo, lo entiendo. Somos mejores amigos ¿No?- sonreí débilmente.- Respecto a lo de Lucifer..- tragué duro- Ese ya no es tema mío, pero solo te advierto de que estas jugando con fuego, deberías contárselo cuánto antes a Mimi.

-Créeme, Lucifer y yo no somos nada ni lo seremos nunca- sentí un pinchazo al decir eso, pero ayer me volvió a tratar despectivamente, no me lo merecía. Quería responderme, pero para entonces ya no estábamos solos.

La lección de hoy se basaba en aprender a usar la energía en cosas materiales. Heraldo decidió hacer la clase en el jardín, por lo que hoy trabajaríamos con plantas.

-Lo primero que debéis hacer para canalizar la fuerza y otorgársela a la planta, es la concentración.
Debéis concentraros en la energía que desprende la misma para compenetrarla con la vuestra. Poneos todos enfrente de una.- Todos hicimos lo indicado y nos colocamos en frente de estas. Como eran de doble fila, quedábamos unos en frente de otros.

Mi miraba inevitable se iba hacia Lucifer, que estaba con su grupo como de normal, ni se daba cuenta de que lo observaba. ¿El se habría enterado de lo que me pasó? 'No creo. Claro que si, lo que pasa es que no le importas.'
Tuve que apartar la mirada en una de las veces que Osti se le arrimaba con dobles intenciones, mi vista cayó en Addimus, que este si me miraba pero con cierta preocupación y extrañeza.
Aparté la mirada también de este y me centré en la planta que tenía en mis narices, todos habían empezado menos yo. Claro que no me dio tiempo ni a eso, Ángel Baraqiel interrumpió la clase.

-Buenas.- saludó.-¿Señorita Walker, podría acompañarme?- ¿Porqué me hablaba así y porqué tenía que ir ahora?

-Cl-claro-balbuceé. Sentí la mirada de todos clavada en mi espalda, todos se pusieron a cuchichear.

El secreto del cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora