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Maratón 5/10

Por otro lado y mientras esto sucedía, se encontraba el menor, siendo arrinconado a la pared por la fuerza del mayor, mientras era besado y despojado de sus prendas sin poder contenerse al deseo. Pero, ¿Cómo pudo pasar? Si sólo había  llegado a hablar. Más la respuesta era fácil, luego de que hubiera llegado con los papeles que el secretario Bang le había encargado, ninguno de los dos, pudo decir algo. Entonces, solo entonces, algo pasó. Y ese fue el instinto vampiro del contrario, quien a diferencia de los demás vampiros, se nutria bajo la escencia del sexo. Y sabiendo esto, y sin aguantar ningún solo segundo ante el olor del menor, lo único que hizo, fue cerrar la puerta de golpe, alzándolo, tomando su cintura para poder pegarlo dónde estaban ahora, sin despegarse ni un minuto de la boca de Jeongin. Y mientras más pasaba los segundos, el menor se rendía al contrario luego de forcejear, terminando al final por cerrar todas las ventanas con tal de dejarse caer sobre la mesa de si jefe, botando todo a su paso, mientras éste se preparaba para adentrarse de una embestida al contrario. Más cuando intentó hacerlo, el pequeño guardaespaldas abrió sus ojos, dándose cuenta de la situación y de lo mal que estaba haciendo, parando de imprevisto.

Jeongin: D-detente, esto está mal —habló con nerviosismo, no quería alejarse, pero tenía miedo de estar cayendo en una mentira más y cometer el peor error de su vida luego de que el contrario lo tratase tan mal— ¿Por qué lo haces? ¿Piensas que con una llave estás en el derecho de hacer lo que quieras conmigo?

Preguntó. Más el mayor sólo respondió tomando su mano y acercándolo más a él, evitando que se baje del todo de la mesa.

Minho: Quiero hacerlo

Dijo sin más. El menor al escucharlo sólo se sorprendió, sintiendo los besos de éste subiendo por su cuello, mordiendo y dejando marcas, provocando en su cuerpo ciertas reacciones de las cuáles no estaba seguro de detener. Más sólo puso sus manos en el pecho de éste como obstáculo.

Jeongin: N-no —pronunció y no supo cuando, pero sentía que algo estaba mal ahí, sintiendo la mirada del mayor cambiar por leves momentos— dios, ¿Cómo puedes decirlo tan fácilmente? ¿Acaso estás jugando? ¿Haces esto después de tratarme tan mal? ¿Luego de dejarme y burlarte de mí? ¿Acaso quieres hacer eso nuevamente? Dime señor Lee, ¿Acaso estás enamorado de mí?

Preguntó, queriendo saber la respuesta lo más antes posible, buscando no dañarse más. No dañarse al cerrarse ante el amor. No dañarse al creer que debía odiarlo aún más cuando en realidad sólo el odio que decía sentir lo llevaba al amor. Pero, ¿Por qué el contrario no decía nada?

Entonces...si lo haces...estás jugando

Pensó, mientras mordía sus labios, más cuando los labios del mayor tomaron los suyos, solo se dejó llevar, cerrando sus ojos debidamente, deladeando su rostro de lado a lado, siendo echado contra la mesa de una forma sobrehumana, pero que sin importar cuando doliese, más le llevaba la atención y lo exitaba. Enserio estaba mal. Lo estaba. Pero por más que deseaba detenerse, no podía. Porque lo amaba.

Que tonto soy... ¿Por qué no puedo seguir mis consejos? ¿Por qué no puedo detenerme? ¿Ser fuerte? ¿No caer de nuevo? Todo lo que le dije al secretario Bang son solo más que excusas... Me gusta tanto Dios. No puedo. Me gusta.

Se dijo mientras tomaba al contrario de la nuca, siguiendo esos besos dulcemente, sintiendo como la mano de éste comenzaba a masturbar su miembro, dejando que su espalda se arquara de tal manera que el contrario pudiese comenzar a adentrarse en el menor de una, tomándole de la cintura, recorriendo su cuello con pequeños besos y mordeduras, que causaban en éste leves jadeos. Pero en ninguna de esas veces, la voz del mayor se dejó escuchar, por lo que el menor se sentía aún más usado de lo normal, derramando pequeñas lágrimas al sentir como el contrario comenzaba a embestir sobre él.

Minho: Hueles delicioso~

Habló por fin, sobando su mejilla, deteniéndose a verlo, a través de esos finos ojos rojizos que no eran tan visibles por la baja luz de la oficina. Más en ese segundo y aprovechando aquello, para callar sus gemidos al sentir como comenzaba a moverse aún más, no pudo evitar volver a unir sus labios necesitadamente, deseando no separarse.

Jeongin: Mgh~ —gimió sintiendo como ante la soledad de la noche que se apoderaba del lugar, la sensación en su interior era más agradable de lo esperaba— jefe~

Jadeó y dejó que su voz débil y peculiar saliese de su boca, estirando su cuerpo en la mesa mientras dejaba que éste chupara sus pezones de manera poco peculiar, invitándolo a mover su cuerpo hacia adelante y hacia atrás, logrando que ambos soltasen un pequeño gemido sobre sus labios, mientras el mayor gruñía levemente, tomando al menor de la cintura para poder embestir mejor.

Minho: Demonios, que apretado estás —habló su vampiro interno, casi a punto de mostrar sus dientes, sin poder detenerse a falta de la recuperación de la consciencia de su portador, del mismísimo Minho, quien era el único que podía detenerlo, pero como no estaba presente, entonces seguiría nutriéndose de aquel niño de belleza sin igual— abre más las piernas bebé

Pidió, el menor hizo caso a sus pedidos, oyendo segundo a segundo sus cuerpos chocar al mismo tiempo que su voz invadía aquella sala, siendo el olor de su sangre la mejor delicia en toda la empresa, llegando hasta las fosas nasales de los mitad vampiros trabajando en lo bajo del primer piso, en el área 1. Pero quienes al saber de dónde provenía, no se acercaban por nada en el mundo al saber que esa presa, ya tenía dueño. Por lo que pasaron por alto el sonido al pasar, haciéndose los sordos. En especial aquel hermano del contrario, quien fuera de la puerta solo apretaba sus puños antes de desaparecer nuevamente.

Jeongin: J-jefe yo —trató de decir, más el contrario no podía escucharlo, al estar más concentrado en levantar una de las piernas de éste para besar cada rastro de piel— M-Minho, quiero d-decirte algo. Lee~ Señor~ amh~ P-por favor~

Rogó sintiendo la punta de su miembro arder, mientras su entrada le decía que ya no podía más soportar la velocidad que éste ponía. Más el sentir dolor no era lo preocupante. Lo que más le preocupaba a éste era que el mayor no supiera que aquello era importante para él. Decirle que quería quedarse para ser algo más que su guardaespaldas. Pero no, parecía que no le interesaba al mayor lo que sentía, y que solo quería destrozarlo a cómo dé lugar. Entonces fue ahí cuando sus lágrimas comenzaron a salir, antes de ser volteado, para nuevamente ser penetrado.

Basta... detente por favor

Basta. Minho basta. Me duele

¡Basta! ¡Detente ya!

Al escuchar esos pedidos, dentro del cuerpo del mayor, algo hizo click, notándose en él un pequeño cambio, mientras volvía en sí, dejando de penetrar, sintiendo como el rojo de sus ojos desaparecía, al igual que sus garras, viendo cómo ante su mirada, un pequeño chico temblaba debajo suyo, aún manteniendo su miembro dentro de él. Al darse cuenta de ello, el mayor salió rápidamente, volteando al menor boca arriba, para ver esos ojos llenos de lágrimas que no hizo más que llenar su estómago de cólera. Odio a sí mismo. ¿Cómo había podido hacerle eso? ¿Por qué se dejó llevar así? Al preguntarse aquello, solamente terminó por acercarlo de la cintura para apegarlo a su pecho, sobando su espalda poco a poco, tratando de tranquilizarlo, pero no lo obtuvo. Más lo único que consiguió fue una cachetada por parte de éste, antes de verlo salir corriendo, con las prendas sostenidas en sus manos, reclamándose internamente por aquella estupidez hecha por su persona, al igual que aquel que ahora se quedaba dentro de aquella oficina, el cuál se reclamaba por lo mismo. Siendo el mayor tonto de la historia. Dejando que un golpe sea lo único en escuchar en ese lugar tan vacío.

..... no debería irse así

Más no podía dejar de preocuparse por él, por lo que solamente optó por ir por su saco antes de salir de aquella oficina. Pero para su mala suerte, y antes de perder al menor, una mano lo detuvo. Siendo éste la última persona en querer ver.

AMOR DE UNA NOCHE [MINJEONG] [+18] [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora