AMOR DE UNA NOCHE [MINJEONG] [+18] [FINALIZADO]

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Minho: Hey, necesito los datos del chico que empezó a trabajar con nosotros —pidió a uno de sus secretarios, el secretario Bang, vampiro de primera clase y mitad humano.

El mayor al escucharlo sólo asintió con una expresión neutra, dirigiéndose fuera de la aquella sala antes de cerrar la puerta con seguro, dejando a su jefe y primo con una cierta incertidumbre, incertidumbre que iba aumentando con los segundos, a medida que se sentaba en frente de su pupitre con las piernas cruzadas y el puño cerrado en esa copa de vino que siempre traía en manos. Minho no dejaba de pensar en algo que lo traía pensando en esos dos días, no sabía que era pero ni los pensamientos dejaban de chocar contra su cabeza, ocasionando un pequeño ahogamiento en su corazón. ¿Acaso conocía de algún lado a ese chico? Tal vez era la sangre que éste poseía, tal vez su alma podría haberlo seguido entre el paso de los tiempos. Realmente no lo sabía, pero aquel guardaespaldas tenía algo que lo volvía loco, que lo atraía desde el primer choque de miradas; pero aún sabía muy bien que el día que éste consciente de los verdaderos secretos de su empresa, tal vez no solo él saldría dañado.

Chan: Bien, acá están todos los papeles que pediste —murmuró entrando luego de algunos minutos— están los datos de nacimiento, de tipo de sangre, entre otro. Aunque —subió su mirada— ¿Para qué quieres esto? Jamás te he visto tan interesado en tus guardaespaldas, ¿Puedo saber a qué se debe esto?

Preguntó, más el contrario no dijo nada mientras se levantaba de su asiento, caminando hasta estar al frente de su ventana con la vista en el vidrio, donde se podía ver a la gente yendo de un lado a otro con el mayor sentimiento posible, sentimiento que jamás sería capaz de sentir por su naturaleza vampirezca.

Minho: Quién sabe —comentó vacilando con la copa entre sus manos, degustando un poco de su contenido— tal vez me interesa tener un poco más de curiosidad en mis empleados, ¿No crees?

Preguntó teniendo la mirada ahora en aquel secretario, preguntándose a sí mismo lo mismo que su primo quería decir con su anterior pregunta. ¿Acaso siempre tendía a ser de esa manera? Pero en parte era verdad, jamás se había preocupado por nadie, ¿Por qué ahora sí?

Chan: Sabes, no te creo nada —suspiró tomando una de las copas extras en la mesa de su jefe— pero bueno, no puedo decirte nada, jamás me dices nada. Pero sabes, debes tener en cuenta algo, jamás hemos contratado a un humano en este lugar, si has dedicado contratarlo, debes saber que alguien puede estar detrás del pequeño, ¿Cierto? —lo observó, sabiendo que había captado su atención— no me pongas esa cara, sabes bien que si te metes con ese chico, deberías empezar alejándolo de tu primo, no sabes cuándo podrá venir y ponerle el ojo en ese cuello sabroso que tiene

Minho que estuvo escuchando toda esas palabras, lo único que hizo al terminar de escucharlas es voltear totalmente hasta caminar paso a paso hasta estar frente a frente ante Chris, su secretario, viéndolo fijamente, terminando por elevar su mano hasta posarlo en el cuello de éste con una expresión totalmente cambiada, con los ojos rojos y ese ambiente aterrador que jamás alguien había podido ver hasta ahora.

Minho: No le harán nada porque yo no lo permitiré —murmuró incrustando sus uñas en la piel del contrario— si se acercan no lo contarán

Pronunció aún con esos ojos rojos, mientras sus colmillos bajaban poco a poco y el chico al frente de él luchaba por no dormirse. Pero claro, Chan no iba a dejar que Minho siga siendo así de irracional, así que tomó su mano y lo quitó de su cuello, viéndolo de regreso con esos mismos ojos que el contrario reflejaba.

Chan: ¿Qué te pasa? ¿Por qué te pones así por alguien que puedes encontrar por ahí?

Minho no pronunció nada, solamente se dispuso a chasquear su lengua, pasando por un lado de su secretario, dispuesto a salir de ese lugar. ¿Qué le importaba a Chris sobre su nuevo guardaespaldas? ¿Que había otra persona igual a él? Obviamente lo había, pero ese niño tenía algo, y él lo iba a averiguar, aunque todos se interpongan en su camino.

Porque sencillamente él no iba a dejar que nadie se meta en su nueva búsqueda