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— ¿Están bien?

Preguntó aquel pálido. El pecoso asintió casi a punto llorar, abrazándose rápidamente de aquel que ahora deseaba llamar desesperadamente papá. Porque había sido tan menos precavido, que si él no hubiese llegado, tal vez estaría muerto.

Felix: ¡Señor Bang! Gracias por salvarnos —habló con esa lágrimas bajando por sus ojos, las cuales eran de un color cristalinos, los cuales combinaban con esos colores celestes de sus ojos.

— Hey, estoy acá aún —habló aquel pelinegro a su lado, mientras comenzaba a cerrar sus heridas fácilmente con el sonido de sus pasos— y hubiera podido salvarlo si llegaba minutos antes, ¿Sí?

Terminó por hablar, al mismo tiempo que iba por aquel hombre que conocía muy bien. Bang por su lado, al escucharlo sólo chasqueó su lengua para obligarlo a callarse con el sonido de sus manos al utilizar sus poderes silenciadores. Por otro lado, el pequeño pecoso tomó la palabra antes de pararse con rapidez, con tal de poder hablar con aquel hombre que ahora era su salvador. Para poder darle todos los detalles por si alguien más se atrevía a dañarlos. A dañarlo.

Felix: Señor-

Chris simplemente le cortó, observándolo fijamente para evitar ese tono tan malditamente formal con el que ahora aquel niño trataba de llamarlo.

Chris: Dime solo Chris, ¿Bien? —suspiró observando cómo Hyunjin tomaba a aquel hombre pequeño, pelinegro, de los cabellos y lo arrastraba hasta ellos, colocando su pie encima de la cara de éste con rabia— Hyunjin, déjalo

Hyunjin: ¿Dejarlo? ¿Por qué debería de hacerlo? —habló mientras se sentaba de cunclillas y tomaba con más fuerza los cabellos de quién conocía como Seo Changbin— si tengo al perro faldero de Seungmin acá

Sonrió.

Hyunjin: ¿O es que él te mandó?

Al escuchar eso, ambos chicos detrás suyo se limitaron a mirar, mientras aquel hombre comenzaba a reír aún con todo el color del cemento, la tierra y la sangre sobre su rostro.

Changbin: ¿D-desde cuando tengo que seguir órdenes? —habló tosiendo un poco por el dolor de sus huesos que al parecer estaban algo rotos por el impacto— vine acá por ustedes

Chris: ¿Por nosotros?

Preguntó totalmente confundido, más cuando recordó la falta de la presencia de alguien más, olvidó prestarle atención para buscarlo por todas partes, dejando aquel interrogatorio para aquellos dos niños. Dejando su reencuentro y lo que harían con ese hombre. Porque ahora ese era su problema. Y de él solo tenía un nombre y un apellido, y era de Lee Minho. Quién al parecer había desaparecido.

[...]

Y mientras esto sucedía dentro de la casa Lee, lejos de ahí, una silueta espectral comenzaba a seguir a quien había marcado como presa días atrás, y a quien había tratado como la misma mierda el día en que todo había explotado.

Más no era el único conciente de la presencia del otro, ya que Jeongin, a pesar de ser solo un humano, sabía bien que alguien lo estaba siguiendo. Y estaba seguro de que sería él, al que la curiosidad lo mandó a estar detrás suyo. Pero aunque quería llamarlo y regresar sus pasos para pronunciar un "dejemos todo y sigamos juntos en este camino tan problemático", no había cómo. No había un solo sonido de su voz que deseaba detenerlo. No tenía ni siquiera el sentido ni la valentía para lograrlo. Porque lo odiaba de una manera u otra. Pensaba que el jugar con sus sentimientos no eran razón de toda la mierda de ambas familias. Porque no tenía razón de haberse entregado a alguien como él y de sentir la necesidad de ser suyo. No había razón para recalcar el amor que él mismo había imaginado sentir por alguien que tal vez jamás sentiría lo mismo por él.

Pero no. No había nada que recalcase el sentimiento del amor y el deseo sexual en las reglas de una sociedad tan cerrada. Y aunque él había caído dentro de ese mundo, tal vez ansiaba quedarse ahí como un tonto. Ser un juguete más para esa persona, para seguir a su lado.

Que tal incongruencia. Lo sabía, pero aún así seguía sintiéndose tan perdido. Seguía pensando en olvidar todo y hacer frente a ese miedo ahora mismo, para terminar huyendo. Pero cuando pensó en dar un paso más, algo lo hizo dudar, ese sentimiento, ese pequeño dolor en sus piernas cuando intentó saltar la cerca, cuando se había dañado más de un lugar en su cuerpo. Y en el silencio del camino de aquel bosque, una pequeña sensación recorrió su cuerpo, tomando un vuelco en su estómago. Tenía miedo. Tenía cólera. ¿Por qué todo tenía que terminar así?

Jeongin: agh —apretó sus manos y se dejó caer sobre sus rodillas, sintiendo como esos pasos suyos también se detenían, y se hacían más claras las gotas de lluvia sobre el piso mojado de más de un kilómetro recorrido.

El mayor al ver aquello no evitó volver a sus sentidos, aunque no por mucho tiempo. Ya que su parte humana y vampira estaban en debate, produciendo que ante los segundos, su apariencia cambiara a la velocidad de la luz mientras comenzaba a avanzar, llegando a detenerse detrás de éste.

Jeongin: ¿Por qué veniste? —lo cuestionó. Pero él tampoco tenía una respuesta— ¿Por qué ahora Lee?

«Si tan sólo pudiese saberlo, créeme que te lo diría» —pensó el mayor, mientras tomaba asiento detrás de él sobre sus rodillas para apegar su frente contra su espalda.— «Si tan solo pudiera cambiar lo que soy, te aseguro que sabría cómo darte lo que mereces. Fuera de este dolor, fuera de un mundo que tal vez no sea el correcto para ti»

Pensó, sabiendo lo duro que era convertirse en inmortal, viendo a todos sufrir, a todos morir. Sabiendo que es el dolor. Porque él también había sido humano y cuando perdió toda esa humanidad había estado mucho más perdido que él, llorando ante el miedo en medio de un bosque que se apoderó del última gramo de su esencia el día en que todo sucedió. Pero todo debía seguir, todo debía seguir corriendo su rumbo. Pero, ¿Para qué? ¿Para llegar siempre al mismo inicio?

Minho: Yang...

Jeongin: A-aléjate

Minho: Ya no lo haré

Susurró, el menor no evitó mirarlo con recelo. Se sentía humillado, se sentía dolido, y sentía que ya no podía volver a confiar en su persona, por lo que no evitó alejarse, pero Minho no se lo dejó, ya no iba a evitar. Ya no iba a dejar que sus miedos vuelvan a alejarlo de lo que realmente era. Por lo que no evitó mostrar su verdadera apariencia humana contra aquel ahora quería de verdad. Más si él no sería capaz de mirar sus ojos y entenderlo como gente normal, entonces lo mostraría como si esencia vampirezca misma.

Entonces no tuvo más remedio que alzarlo entre sus brazos, teletransportándose en medio de un cuarto en el que el mayor no evitó tensarse al ver los ojos de quién ahora evitaba mirar. Esos ojos tan brillantes, y tan potentes que sólo lo miraban a él. Más no tuvo que decir nada más, cuando fue acercado de un tirón, sobre sus ropas y acercado a su boca, para comenzar una guerra de labios, que sólo comenzaba como un roce más.

A Minho no le importaba el dolor en el cuerpo del menor, y a Jeongin no le importaba la historia ni las heridas del contrario. Porque su amor consistía en ser un desastre después de todo.

AMOR DE UNA NOCHE [MINJEONG] [+18] [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora