AMOR DE UNA NOCHE [MINJEONG] [+18] [FINALIZADO]

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"Regresarás mañana a las empresas Lee"

Regresar a la empresa, esa era una de las más grandes cosas que deseaba Yang Jeongin, más cuando llegó al día siguiente y vió los rostros de las personas que más extrañaba, éstas sólo lo miraron con desprecio, antes de oír una de las palabras más duras que jamás antes había escuchado, mientras su corazón se quebraba en mil pedazos y observaba sus cosas ser dejadas frente a él. Nada era como lo había esperado, y entendió que su tío tenía razón.

"Estás despedido"

Pero, ¿Acaso ya se habían cansado de su presencia por lo que ahora habían decidido alejarlo? O, ¿Había sido por la última vez con Lee Minho? ¿Eso le había molesto? Al pensar eso solo tragó saliva, apretando sus manos para acercarse a esa persona, a pesar de sus pensamientos, pidiendo alguna explicación, pero ante ello sólo recibió un inaudible silencio antes de ver la espalda del mayor alejarse junto con él, viendo los ojos lastimeros de Bang antes de seguir a éste.

¿Por qué me estás castigando? ¿Qué te he hecho?

Hyunjin: Creo que debería olvidar esto y seguir adelante niño —habló el hermano de éste, quien lo observaba y pegaba su mano al hombro del menor— te dije que saldrías dañado

El menor al escuchar eso sólo mordió su labios y negó, para dejar aquella caja en el piso y correr hasta el mayor, dejando atrás a aquel de lunar bajo el ojo. Para luego de unos minutos de correr y detenerse ante los mayores delante de aquel ascensor, tomando la mano del mayor Lee, acercándose a él decididamente para unir sus labios, sorprendiendo a muchos ahí, mientras que el jefe de todos ellos, sólo esperaba a que éste se separe sin moverse siquiera, sin responder a ese beso que el menor esperaba con ansias. Aún cuando por dentro desease dejarse llevar.

Aléjate.

Más cuando el menor se dió cuenta de que los labios del mayor no se movían, se separó, para con aquellas lágrimas en sus ojos pegar su frente en el pecho de éste, mientras, el secretario Bang se acercaba a las cosas del menor, cargándolas, para esperar lo que ayer había hablado con el mayor, sabiendo que todo estaba perdido para ellos. Que jamás serían felices y era hora de poner un pare. Detener sus sentimientos. Olvidar el curso del presente y apegarse al futuro que debería ser.

"¿Qué harás cuando lo veas?"

"Lo alejaré. Debemos alejarlo. Es lo mejor."

Y aunque éste sabía perfectamente lo que su mejor amigo sentía, lo vió gritar miles de cosas al menor, para alejarlo, tomándolo de los brazos, tratando de abrirle los ojos, comenzando en una mini discusión entre ellos. Más todo lo que terminaron viento todos, fueron las lágrimas del pequeño Yang. Observando y oyendo como ambos dejaban salir palabra tras palabras de esas bocas que sólo deseaban juntarse.

Más después de algunos minutos lo único que había dejado aquella situación, era odio, y el dolor de una bofetada en el rostro del mayor, la cual había sido respuesta del haberle dicho a su menor que sólo había sido sólo un jueguete para él cuando trató de confesarse. Después de casi convertir a Jeongin en una pequeña bomba de emociones. Pero ya estaba hecho y no podía regresar. Lo había dañado y era lo mejor, aún cuando había creado rencor, aún cuando sabía que era el principio del rompimiento de un "un futuro juntos", ya no había vuelta atrás. Ese era su destino y siempre lo fue.

Minho: Si es lo único que tienes que decir —habló seriamente para alejarse de éste, dándose nuevamente la vuelta, dejando solamente el sonido su voz resonar por el lugar con un tono de mando— vete ahora.

Al escuchar esto, el menor no hizo más que quedarse quieto, dejando sus lágrimas correr mientras su corazón parecía derrumbarse y sus piernas llegaban a temblar. Era la hora de dejar que todo acabase ahí, pero, ¿Por qué deseaba seguir atrás?

Cuando formas un vínculo muy estrecho con un vampiro, nada te hará querer alejarte de su lado.

Jeongin: No se preocupe. No volverá a verme señor Lee.

Más lo tenía que hacer, tenía que irse. Así que con un paso detrás suyo, y con un giro sobre sus pies, tomando la caja entre manos, se dirigió a la salida con tal de alejarse. Quedando ambos a una simple distancia entre el ascensor y la salida, dirigiéndose a diferentes lados, diciéndose un adiós para siempre. Cómo si todo fuera el final, cuando recién todo estaba empezando.

[...]

Una hora después, en plena reunión, el mayor no dejaba de pensar en lo que había pasado, sin oír nada sobre los movimientos de los últimos días en el área 7, sin prestar atención a lo dicho por éste, sin dejar de pensar en el menor y en ese día, dejando que en medio de las cortinas cerradas y la luz del proyector, sus ojos derramen pequeñas lágrimas de sangre que su corazón parecía dejar salir con más desesperación. Y entonces solo apretó sus manos, levantándose en medio de las palabras de su inversionista. Para después de tomar su saco salir dejando la puerta abierta tratando de buscar un lugar para desahogarse, sintiendo su garganta tan seca y su esencia tan vacía. Se sentía sólo y el aroma de la sangre que había olido alguna vez comenzaba a quemarle todo el cuerpo, deseando buscarlo nuevamente. Pero se negaba y no había algo que lo convenciera.

O eso pensó hasta que alguien lo tomó de la mano para detenerlo.

— Debes buscarlo

Y ante sus ojos estaba aquel que lo había convencido el día anterior de echar todo por la borda una vez más, cuando había sido el culpable nuevamente de iniciar la cuenta regresiva de la bomba que jamás debió estallar. Cuando él había sido quien había llamado primeramente a Kim Seungmin para destruirle la vida.

Más cuando decidió escucharlo, algunas voces de fuera lo alertaron, pegando y estallando miles de cebollas y huevos contra la entrada. Entonces sólo tuvo que voltear para ver lo que pasaba ante sus ojos, algunas antorchas y miles de herramientas con la que buscaban matarlos. Pero no era lo único que ahora había de malo, pues en su celular destacó ante sus ojos un vídeo de la pelea en la que estuvo involucrado. Y entonces se preguntó, ¿Cómo había llegado ese video hasta ahí?