14.

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🥀

Narradora.

Soy la prometida de Illumi. — exclamó la castaña mirándola desafiante. Al escuchar esas palabras, el corazón de Hime dió un terrible vuelco. ¿Qué? — se preguntó, con los ojos como platos.

Se quedó totalmente en blanco, no sabía ni que decir en ese instante. Dudaba hasta de que aquello fuese realmente cierto, pero el hecho de ver a esa chica en ropa interior en la cama de Illumi apuntaba a que no estaba diciendo ninguna mentira.

— ¿Se puede saber qué quieres? — preguntó de forma molesta Ririka, poniendo una mano en su nuca. Hime se quedó callada. Se sentía demasiado extraña en esos momentos, solo deseaba no haber entrado nunca a esa habitación. Soy una estúpida. — se dijo a sí misma.

— Nada. Yo... volveré en otro momento. — contestó Hime, algo cabizbaja, mientras se daba la vuelta y salía de forma apresurada, queriendo huir de esa escena.

— Tsk. — murmuró Ririka en el momento que Hime se fue de allí. ¿Quién era esa maldita idiota y que quería de Illumi? — se cuestionó la castaña. Esa jovencita era muy atractiva y eso no le gustaba nada ya que podía llegar a peligrar su futuro compromiso.

Unos instantes después, Illumi salió de su baño tras darse la ducha. Ririka levantó su mirada hacía él, exclamando lo mucho que le había echado de menos.

— Illu, echaba de menos verte con poca ropa. Eres tan... maravilloso. — dijo ella, al verle únicamente con una toalla.
— ... — Illumi, ante ese comentario, se quedó callado. La presencia de Ririka le molestaba mucho y necesitaba quitársela de en medio lo antes posible. — ¿Ha venido alguien? Me ha parecido escucharte hablar. — preguntó Illumi, cambiando de tema. La mirada de Ririka cambió al acordarse de Hime, pero decidió mentir y negar que ella había venido. Ya se encargaría de ella más adelante.

— No, que va. He estado yo solita aquí, esperándote. — contestó ella, tratando de sonar convencida, pero el Zoldyck no se fiaba para nada de ella.
— Hmm. — contestó él, mientras se dirigía a su armario a por ropa.

— No hace falta que te vistas, Illumi. — exclamó la castaña, mientras se levantaba de la cama para abrazarle por detrás. Illumi suspiró.

— Ririka. No quiero que estés aquí. — le dijo de forma seca el Zoldyck a la chica, dándose la vuelta para mirarla. — No quiero que duermas aquí ni que estés en mi habitación. Y mucho menos voy a acostarme contigo. — a pesar de intentar decírselo de buenas maneras (por el trato que tenía con su familia), Illumi no podía evitar sonar muy borde.

— ¿Por qué? No entiendo nada, Illumi. Vamos a casarnos en un futuro, y tú... — comenzó a decirle ella, pero fue interrumpida.
— No me gusta estar presionado. Vístete y vete, no pintas mucho aquí. — le dijo Illumi de forma brusca. La expresión facial de la joven cambio de forma inmediata, una mueca de tristeza se contemplaba en su rostro. — No quería sonar así, pero no soy muy fan del contacto físico y quiero estar solo. Espero que lo entiendas. — concluyó Illumi, intentando sonar lo más tranquilo posible al poner esa excusa tan poco creíble.

— Está bien. Me iré. — Contestó ella, bastante cabizbaja mientras se dirigía al lugar donde había dejado su ropa para acto seguido empezar a vestirse. A pesar de que le jodía mucho esa situación, decidió obedecerlo ya que no quería enfadarlo. Illumi era la única persona que le hacía feliz y lo último que quería era enfadarse con él, como había ocurrido tantas veces en el pasado.

MANSIÓN ZOLDYCK | Illumi Zoldyck |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora