MANSIÓN ZOLDYCK | Illumi Zoldyck |

7.

🥀

Narra Hime.

-¡¡Illumi!! -grité al verle. Parece que al final, sí que cumplía con lo que decía...

Los dos hombres estaban, muy probablemente, ya muertos. Se hallaban en el piso, llenos de agujas cubiertas de poder de Illumi.
En esos momentos, estaba totalmente aliviada. Ya había acabado todo. Aún así, mi cuerpo temblaba.
Illumi se fue acercando a mí y yo me había olvidado completamente de que estaba en ropa interior. Menos mal que me he puesto lencería bonita. - pensé, queriendo compensar un poco la situación. Estas cosas solo me pasaban a mí.

-¿Estás bien, Hime? - me preguntó mientras que se ponía frente a mí. - ¿Te han tocado?
-No, todo ha ido bien... pero pensé que no vendrías y por eso estaba a punto de utilizar mi poder.- le respondí,  mirándole a los ojos. Después, rodé la mirada hacía donde estaba mi vestido, estaba algo incómoda sin nada de ropa encima.

-Ya te dije que vendría, no hacía falta que lo utilizases- me dijo Illumi, en su mirada notaba algo de preocupación. De repente, se fue acercando poco a poco a mí y me tomó delicadamente de los hombros.
-Estás temblando, Hime. - ¿por qué adoraba tanto cuando me llamaba por mi nombre...? - Es que me he asustado un poco... además, hace algo de frío... - le contesté yo, tapándome el cuerpo de forma tímida, ya que estaba muy cerca de mí y me avergonzaba. Sus manos en mis hombros se notaban demasiado cálidas, y eso me gustaba.

Illumi cerró los ojos ante mi respuesta, y se dirigió a por mi vestido. Lo tomó y me lo trajo, haciéndome una seña para que me vistiese. Yo obedecí y me lo coloqué, mientras me lo ponía podía ver que Illumi también estaba algo incómodo al verme en ropa interior, lo pillaba mirando hacía otro lado de la habitación pero de algún modo, cuando dejaba de mirarle yo, sentía que su mirada volvía a posarse en mí.

Una vez me vestí, Illumi comenzó a quitarse la chaqueta negra de su traje y para mi sorpresa, me la puso encima de mis hombros. Yo contesté con una mueca de sorpresa.

-No servirás de mucho si ya mueres en la primera misión por hipotermia. - me dijo él. A pesar de querer parecer serio, pude descubrir esta faceta amable suya que adoraba. En el fondo, era muy bueno. A su manera, pero lo era. Yo sonreí y le dí las gracias tímidamente. Mientras me fijaba en él, pude notar que tenía numerosas heridas en sus brazos, probablemente se las hizo matando a sus otras víctimas durante la noche.

-Illumi-sama, sus brazos sangran mucho... - le dije mientras tomaba su brazo izquierdo para observar si las heridas eran muy profundas.
-Oh. Ni lo había notado. - respondió él. Parecía que lo decía totalmente en serio.
-¿Es que no le duele...? - pregunté, extrañada.
-Tolero todo tipo de dolor, esto no es nada para mi cuerpo. - me contestó. Yo estaba alucinando, ¿cómo podía ser así?
-Aún así, creo que lo mejor sería desinfectarlo... no tiene muy buena pinta. ¿Con qué te han atacado? - le pregunté, para saber como poder ayudarle.
-Con cuchillos y cristales rotos. - dijo tranquilamente, como si no le importase lo más mínimo estar perdiendo esas cantidades de sangre.
-¡Debemos ir a casa ya!  Tengo conocimientos de medicina suficientes, en casa te trataré. - le insistí.

Illumi acabó asintiendo. Parecía un niño pequeño que no quería darme la razón.
La puerta de la suite estaba totalmente destrozada y debíamos largarnos por la ventana para evitar levantar sospechas.

-¿Qué pasa con Hisoka? - pregunté al acordarme de él.
-Ya ha cumplido con su parte y se ha ido. Nosotros debemos irnos de aquí ahora. - me respondió, yo asentí siguiéndole hacía la ventana desde donde íbamos a saltar. No era demasiado alta por lo que lo hicimos sin ningún tipo de dificultad. Al aterrizar, la limusina que nos había traído nos esperaba para volver a casa.