8.

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🥀

Narra Hime.

Kurapika necesitaba verme lo antes posible para hablarme sobre unos temas que parecían muy importantes para él. La verdad es que no tenía idea de que se podía tratar, pero si que es cierto que, a pesar de ser mi mejor amigo, ese último año nos habíamos distanciado más debido a que cada uno había tomado caminos distintos en la vida, así que lo más probable es que tenga que ver con algo que le ha pasado hace poco.

Suspiré deseando que no le hubiese sucedido nada malo. Ya había sufrido demasiado en esta vida y solo se merecía cosas buenas... Ambos decidimos vernos el próximo martes que sería mi primer día libre en este trabajo, en el que volvería a mi casa a ver también a mis hermanos.

Miré mi reloj y me dí cuenta de que debía apresurarme: era sábado por la mañana, y los sábados la familia Zoldyck desayunaban todos juntos, por lo que debía darme prisa y preparar un gran desayuno a gusto de cada uno de ellos.

Bajé a la cocina y me dispuse a preparar prácticamente de todo: tostadas, zumos, pasteles, fruta variada y muchas más cosas. Definitivamente, no podían tener queja alguna. Comencé a ponerlo todo sobre la mesa de forma que quedase bonito. La verdad es que olía genial.

El primero en llegar fue Silva Zoldyck. Le dí los buenos días y le hice una gran reverencia, ese hombre me imponía demasiado y hasta me daba algo de miedo. Todavía no me acostumbraba para nada a su aura. Era... escalofriante. Hasta peor que la de Illumi.

El señor Zoldyck se sentó en la mesa y agarró un periódico (vaya, eso era un acto muy de persona normal, me sorprendió). Yo decidí volver a meterme en la cocina para no estar cerca de él con un incómodo silencio entre nosotros. Supuse que la señora Kikyo y los demás no tardarían demasiado en llegar...

-Hime - me llamó Silva, para mi sorpresa. No tuve tiempo suficiente para entrar en la cocina.

-Dígame, señor Zoldyck. - le respondí mientras me daba la vuelta. Tragué saliva, me daba mucho miedo.

-Me alegro de que fuese bien tu primera misión. Sigue así. - me dijo, mientras volvía a poner su mirada en las hojas del periódico. Vaya, parece que las noticias vuelan...
Yo me dediqué a asentir ya que no quería molestarlo más con mi presencia.

Un pequeño rato después, llegaron a la mesa el resto de integrantes de la familia Zoldyck.

-¡Qué buena pinta tiene todo! - exclamó Killua mientras tomaba asiento. Su sonrisa era muy sincera y eso me ponía feliz.

-Buenos días, Hime-san. - me dijo Kalluto mientras se acercaba a mi. - me alegro de que ayer todo fuese bien. -
Que lindo era, sin duda era una monada...

-Gracias por preocuparte, señorito Kalluto. - le dije mientras le dedicaba una sonrisa. Él también me sonrió tímidamente. Me caía muy bien.

-Llámame solo Kalluto.- me indicó. Yo asentí, adoraba la confianza que empezaba a tener con algunos de los Zoldyck.

Milluki no dejó de darme las gracias por todo lo que había preparado y se le notaba la felicidad en sus ojos. La señora Kikyo, por su parte, me invitó a que tomara asiento también con ellos. A pesar de ser tan "millonarios" y "asesinos", eran muy agradecidos conmigo. Y eso me parecía, de cierta manera, un halago para mí.

MANSIÓN ZOLDYCK | Illumi Zoldyck |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora