5.

1.6K 170 23
                                    

🥀

Narra Hime

La situación que acababa de vivir era verdaderamente vergonzosa. ¿Quién demonios era ese tipo y cómo podía tomarse tantas confianzas conmigo? ¿Qué habrá pensado Illumi?... No podía dejar de plantearme esas preguntas mientras me dirigía a la habitación de Kalluto para traerle el desayuno. Pensar que a la misión que tenía que realizar proximamente con Illumi también vendría aquel tipo me incomodaba bastante. Era lindo, sí, pero extraño. Solo esperaba que todo saliese bien y no me despidiesen por nada del mundo.

Llegué a la habitación de Kalluto y toqué la puerta. Me dio permiso para entrar. Su habitación era igual de grande que la de Illumi, pero no se veía tan oscura. Estaba bastante decorada y era muy luminosa.

-Buenos días, señorito Kalluto. Le traigo el desayuno. - le dije amablemente mientras llevaba la bandeja con todos los ricos alimentos a su mesa. Él me dió las gracias tímidamente. Era muy lindo.

-Si necesita cualquier cosa, estaré por aquí. - añadí, dispuesta a irme de ahi, hasta que su voz  hizo que me volviese a girar hacia él.

-¿por qué.... por qué trabajas aquí? - me preguntó, con algo de preocupación en su mirada. Yo me sorprendí ante esa pregunta. ¿A que venía eso exactamente?

Me acerqué un poco a él con una sonrisa. Debía ganarme su confianza de alguna manera, poco a poco.

-Verás, tengo dos hermanos pequeños y tengo que mantenerles, además, el año que viene quiero ingresar en la escuela de medicina y necesitaba ahorrar. - le conté de forma sincera. El pequeño Zoldyck asintió mientras rodaba los ojos.

-Pero... ¿ no podías haber elegido otro sitio en donde trabajar? - me preguntó esta vez. No voy a negar que tanta incertidumbre me asustaba un poco.

-Pues... este trabajo me pareció el más interesante, simplemente. - contesté.

-Ten cuidado, por favor. No sabes lo peligrosa que es mi familia... - me continuó diciendo. Esas palabras me asustaban pero a la vez me daban ganas de arriesgarme más y más. De conocer a fondo todo sobre ellos. Adoraba los retos y este para mí era uno de los más grandes.

-No te preocupes, Kalluto-sama. - comencé a decirle mientras ponía una mano sobre su cabeza de forma cariñosa. Pude notar como se sonrojó un poco debido a esta acción. - No me pasará nada de nada. - aclaré finalmente, sonriéndole. Él también me sonrió.

Me fui de la habitación pensando en la preocupación del pobre niño. ¿Será que ya tuvieron otra sirvienta y le pasó algo? - me preguntaba, pero tampoco me importaba mucho. Confiaba mucho en mi misma. Además, habían firmado un contrato.

Tras dejarle el desayuno al pequeño de los Zoldyck, fui hacía la habitación de Killua. Era increíble lo incómoda que me había sentido cuando había tenido que ir a la habitación de Illumi y lo poco incómoda que me sentía al ir a las habitaciones del resto de los hermanos. Illumi era tan... Illumi. Sí, no tenía otra explicación. Me imponía demasiado. Esperaba realmente que algún día mostrase alguna maldita emoción.

En cuánto llegué a la habitación del joven Killua, toqué varias veces pero no obtuve respuesta, por lo que supuse que no estaba ahí.
Decidí salir en su busca ya que mi tarea imprescindible en esos instantes era traerle su desayuno.

Bajé las escaleras para salir fuera de la gigante mansión y dirigirme hacia el jardín. El "jardín" mas que un jardín parecía un maldito bosque interminable. Era increíble la cantidad de dinero que manejaban estos asesinos.

Finalmente, no muy lejos de la entrada, vi a Killua sentado en una rama de un árbol. Me acerqué a él pero él no pareció ni inmutarse.

-Killua-sama, le estaba buscando para darle el desayuno. - le dije.

MANSIÓN ZOLDYCK | Illumi Zoldyck |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora