｡*ﾟ+ En Espera.｡*♡•° || NoRay ||•°Yaøî,•° Omegaverse.•°Norman x Ray.°•

† No. VIII †

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Al poco tiempo del embarazo de Ray, los sentidos de Norman han estado percibiendo el leve cambio en su Omega, desde su comportamiento hasta en sus feromonas.
El alfa conocía a la perfección el agradable y sutil aroma de Ray, sin embargo últimamente ha estado cambiando.
Si antes Ray tenía un aroma que te hacía sentir un latir acelerado combinando con un cosquilleo en la mejillas, ahora es como si te envolviera en una manta con aroma a flores junto a un calor que adormecía cada sentido de su lobo.

De un chico provocador y egocéntrico a uno tranquilo y suave, ese era el cambio que Ray estaba teniendo. Un omega preparándose para cuidar de su cachorro, así se debía describirse los cambios del azabache.

“¿Acaso esto no era lo mejor?” Norman sentía que se enamoraba más y más de su esposo. Durante las mañanas no quería salir de la cama, porque el cálido calor del Omega le pedía quedarse con él.
No había segundo en el que Norman quisiera dejar de abrazar a su Omega, disfrutando y regocijándose entre las tenues feromonas.

Cada que despertaba, amaba poder gozar de está envolvente fragancia, pero al mismo tiempo odiaba saber que tenía que salir de la cama para ir a trabajar. Si no fuera porque Ray le ordena que cumpla con su trabajo él no saldría a ningún lado.

Todas las mañanas despertaba abrazado a Ray, con la nariz entre su cuello y las manos en su vientre, su lenta respiración acompañada de murmullos lo hacían sentirse completo, e incluso se atrevía a afirmar que esto era mejor que un celo.

Además había otra cosa que hacía mejor su estancia, algo mejor que lo superficial, algo que lo hacía sentirse extraño.

Entre distracciones el albino llevó sus dedos al rostro adormilado del Omega, acariciando sus sonrojadas mejillas hasta llegar a las hebras de su cabello negro.
Un par de mechones cubrían ese lindo rostro el cual amaba besar a cada momento, sin dudarlo peinó esos rebeldes cabellos hacía atrás, obtenido una mejor vista del semblante de su esposo.

Largas pestañas, labios rosados, piel suave y esas finas cejas que la mayor parte del tiempo permanecían fruncidas.

“—Que adorable.—” Pensó con una satisfactoria sonrisa y continuó acariciando su cabello hasta que un ligero suspiro proveniente del azabache hizo que se detuviera.

Lentamente el pelinegro abrió sus ojos mientras fruncía el ceño y apretaba los labios de una manera que parecía un puchero por tener que despertar.

Al ojiazul siempre le ha parecido divertido verlo despertar, y antes de que terminará de estirarse comenzó besar el suave rostro del cansado Ray.

—Mmh. — Imitó un ruido de molestia, sin embargo no hizo ningún esfuerzo en alejar a Norman, al contrario sólo se dejaba besar mientras sus ojos comenzaban a cerrarse de nuevo.

—Uh, Ray, no te duermas. — El albino dejó de besarlo para mirarlo. Fue entonces que Ray se abrazó a su almohada, dando a entender que no se levantaría hasta medio día.

Norman sólo sonrió y se dispuso a levantarse para preparar el desayuno de ambos, pero antes de que saliera de la cama Ray tomó su mano.

—Hagamos un nido. — Pidió con una voz tan suave que hizo temblar al alfa. Además de que tenía esa mirada que doblegaba su lado cuerdo. Estaba a punto de ceder, pero recordó que tenía mucho trabajo y que no podía faltar otro día más al trabajo.

El azabache notó esa indecisa mirada, y antes de que el alfa se negará se reincorporó para lentamente acercarse a su marido. Se sostuvo de sus hombros con una sonrisa coqueta y habló.