† No. XI †

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Caminaba a paso rápido por los pasillos de la escuela, molesto y frustrado por las tantas palabrerías que había escuchado, sumando a la leve irritación en la nariz que le provocaba estornudar repetidas veces.

“Malditos alfas” — Pensó, apretando puños y dientes. Los había escuchado hablar sobre él como si fuera una cosa fácil, como si el fuera un chico de servicios bajos.
Le daba rabia escucharlos y saber que emanaban sus feromonas a propósito, para intentar que sucediera un “accidente” con su cuerpo y a su vez aprovecharse de él con ese simple pretexto. En verdad que los odiaba.

Entró al salón de clase, empujando la puerta con su pie para provocar un sonoro ruido. El par que se encontraba ahí miró el origen del ruido buscando una explicación con la mirada de sorpresa.

—¿Qué? — Rechistó el recién llegado con un tono altanero y una postura que buscaba pelea.

—¿Ahora qué pasa? — Cuestionó la chica de cabello pelirrojo, levantándose de la butaca para acercarse a él.

—Nada. — El chico de cabello negro metió las manos en sus bolsillos, desviando la mirada a las ventanas. Estaba harto y no quería pelear con ella.

—No puedes decirme eso después de provocarnos tremendo susto. — Señaló la chica, pero lo único que recibió como respuesta fue un bufido del chico mientras la pasaba de largo.

—No me hables, estoy molesto. — Dijo mientras tomaba lugar a lado de su compañero.

La pelirroja frunció el ceño, molesta por el comportamiento de su amigo. No era la primera vez que tenía que lidiar con su caprichoso humor, pero no podía negar que era cansado tener que soportarlo casi todo el tiempo.

—Bien, iré a comprar comida y en cuanto regrese espero que ya no tengas ese maldito humor. — Sentenció la chica, dando media vuelta para salir del salón.

Por otro lado, el chico albino que hasta ahora había permanecido en silencio dejó salir un largo suspiro. No era ni medio día y sus amigos tenían un humor del asco.
Miró al chico azabache que estaba sentado a su lado, su ceño fruncido y los brazos cruzados le indicaron que si quería permanecer en calma no debía hablarle. Volvió su vista al libro y continuó leyendo, o eso quiso ya que era inevitable distraerse con él a su lado.

Podía sentirlo, sus sutiles feromonas y la inquietud de tenerlo tan cerca no lo dejaban pasar del primer párrafo. Él era un alfa y Ray un omega, pero parecía todo lo contrario, el azabache siempre se imponía ante todos, intentando demostrar que era un dominante con capacidad de hacerle cara a un alfa. Y sin duda lo era, las cantidad de feromonas a las que siempre estaba expuesto lo harían entrar en calor si no fuera porque era dominante y sobretodo fuerte.
Y a Norman le gustaba eso. Que sea tan terco y enfadoso, y que reflejara su hostilidad con la mirada, le gustaba.

—Norman, controla esas malditas feromonas tuyas, o te voy a pa- — El chico estornudó, enrojecido por el tanto esfuerzo que estaba haciendo. Estaba mareado y necesitaba aire fresco.

—Ah, perdón. — El albino asintió apenado. No era bueno controlando este tipo de cosas y dependía de fármacos para ocultar su aroma. Y era cierto, él no necesitaba ocultar sus feromonas y mucho menos consumir aquellas pastillas, pero lo hacía por él, para no sobrecargarlo con su aroma, ya mucho tenía con sus compañeros de clases y tipos altaneros de la calle.

。*゚+ En Espera.。*♡•° || NoRay ||•°Yaøî,•° Omegaverse.•°Norman x Ray.°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora